BIOGRAFIA «IMPARABLE» CARLOS ACOSTA

PINTOR COMUNICADOR/50 ANIVERSARIO 1968-2018

 

 

Carlos Acosta20-DEDICADO A LA BANDERA ESPAÑOLABCN6-2004-Homenaje a Barcelona - Periodico de Cataluña - 16 de Octubre del 2004

 

 

 

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Carlos Acosta/Candel Bring

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CARTAS DE EMBAJADA

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“Quiero dedicar este libro a todos los que con esfuerzos en su profesión hayan entregado su vida al progreso y esperan reconocimiento público, siendo ya inmortales por sus afanes y luchas en el mundo”.

                                                                                                              Carlos Alberto Acosta Azuaje

 

 

He colaborado en la redacción y montaje de este libro que pretende ser un homenaje a los 50 años de trayectoria artística del pintor Carlos Acosta (1953-2018). Ha sido para mi un gran honor poder escribirlo y tener el privilegio de contar con el propio testimonio del protagonista, así como el acceso directo a abundante material de su dossier profesional, por lo que puedo asegurar que todos los documentos y fotografías que figuran en éste libro son originales.

Candel Bring

 

 

 

FOTO DE PORTADA

Carlos Acosta con 28 años pintando en su atelier de Sant Germain (Paris) su  cuadro “Inspirado por la Sinfonía Fantástica de Héctor Berlioz”. Carlos escuchaba música clásica al pintar.

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INDICE  CRONOLOGICO

 

MARACAIBO (1953-1970)

CARACAS (1970-1972)

BRASIL (1973)

VENEZUELA (1974-1978)

ESTADOS UNIDOS (1978-1980)

ROMA (1979)

CARACAS (1980)

ESTADOS UNIDOS (1980)

PARIS (1980-1982)

BARCELONA (1982)

ESPAÑA (1983-2000)

AVILA (1992)

TOLEDO (2001)

VENEZUELA (1998)

MADRID (1999-2000)

PAIS  VASCO (2001)

BARCELONA (2001-2005)

VENEZUELA (2006-2007)

MADRID (2008-2011)

HONG-KONG (2008)

PARIS (2011-2017)

JERUSALEN (2011)

MADRID (2018)

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SEMANARIO,SI.

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MARACAIBO

(1953-1970)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

El pintor Carlos Alberto Acosta Azuaje, más conocido como Carlos Acosta, nació en 1953 en Maracaibo (Venezuela), fruto del matrimonio entre Hernán José Acosta Carrasquero y Carmen Cristina Azuaje Montell de Acosta; sus abuelos eran de origen vasco y francés. Al apellido Acosta se le considera el más antiguo de España, posiblemente existió desde la época romana y también hubo un rey godo que se llamó Acosta, cuyo linaje pasó a Portugal; Diego de Acosta nacería en Madeira y en la isla del Hierro figuraba, como una familia principal, la de Bueno de Acosta. El apellido volvió desde Portugal a la península transformado en Dacosta o simplemente Costa, para luego volver a extenderse por todo el territorio español.

El escudo original tiene un niño desnudo con una rama de olivo en la mano, abandonado pero con esperanza. El escudo actual está representado por seis costillas de sable, agrupadas de dos en dos, en negro sobre fondo blanco.

La palabra Acosta hace referencia a un accidente orográfico y significa “camino en cuesta” o “terreno inclinado”, lo que yo traduzco como tener un arduo camino por delante que se debe ascender o también como el tener que alcanzar las cosas “a costa” de mucho esfuerzo. Y así es como ha sido la vida de Carlos, dura, llena de trabajo y sacrificio en pos de sus objetivos.

La ciudad de Maracaibo es uno de los paraísos de Venezuela, con su lago de agua salada del Mar Caribe, esa brisa cálida que hace mecerse a las palmeras que lo rodean, el olor a fruta tropical y el eterno relámpago de Catatumbo, iluminando el cielo cada noche, cual saludo divino, vivo y atrayente resplandor, del que Carlos dice que tomó la energía  para pintar sus cuadros, con los colores vivos del Estado del Zulia “La tierra del Sol Amada”. Cuentan que el nombre se lo pusieron en honor a la princesa Zulia , una hermosa indígena, conocida por su inteligencia y espiritualidad que, al morir su padre, se convirtió en una gran guerrera y estratega, formando y dirigiendo sus propios ejércitos y defendiendo su territorio con gran coraje, hasta caer en batalla. Zulia también quiere decir “Venezuela Tuya”. Y otra cosa curiosa es que el nombre de Maracaibo en lengua indígena se dice “Maarekaye”: lugar frente al mar.

“Esta es la ciudad más bella que existe en el continente, tiene lago, china y puente, gaita y hospitalidad, tiene el calor y la gente de más alta calidad”.

A Maracaibo se le llama “la ciudad de la música”, no sólo por el hecho de ser la cuna de famosos cantantes, sino porque se dice que las personas de allí hablan igual que si estuvieran cantando, con un deje dulce y bien afinado, una manera de hablar única que denota la cordialidad de sus gentes y su buen humor. Carlos sigue conservando su deje característico al hablar, pese a llevar muchos años ya en España.

Hay una melodía que define perfectamente el carácter de Maracaibo, se titula “La grey zuliana”, fue compuesta por Ricardo Aguirre en 1967. Es una canción que expresa en su letra la devoción por la Virgen de Chiquinquirá y la lucha de los zulianos porque el Estado del Zulia sea reconocido y tomado en cuenta por los políticos. En el Estado del Zulia nunca llegaron a conseguir la independencia, la letra de ésta melodía se considera el himno de los zulianos:

 

“En todo tiempo cuando a la calle sales mi  reina, tu pueblo amado se ha confundido en un solo amor, amor inmenso, glorioso, excelso, sublime y tierno, amor celeste, divino y santo, sea tu bondad Madre mía si el gobierno no ayuda al pueblo zuliano, tendréis que meter la mano y mandarlos pa’l infierno”.

Estribillo: “La grey zuliana cual rosario popular, de rodillas va a implorar a su patrona, y una montaña de oraciones quiere dar esta gaita magistral que el Saladillo le entona. Maracaibo ha dado tanto, que debiera de tener carreteras a granel, con morocotas de encantos. Acabaron con la plata y se echaron a reír, pero les puede salir el tiro por la culata”.

Yo diría que es una forma auténticamente zuliana de reflejar el descontento del pueblo.

Dio la casualidad de que ese mismo año 1953 en el que Carlos Acosta vino al mundo, empezó a funcionar la televisión en Venezuela (2 años antes que en España). El Presidente Marcos Pérez Jiménez inauguró la Televisión Nacional (TVN) formada por dos canales privados con fines comerciales: Televisa y Radio Caracas Televisión, los canales que Carlos veía de pequeño. Les siguieron Ondas del Lago (Maracaibo) y Radio Valencia Televisión; pero hasta 1994 no se inauguró Televiza en Maracaibo, la emisora que llegó a ser más popular.

Precisamente Carlos Acosta llegó a ser entrevistado en Televiza , en Ondas del Lago, en Radio Maracaibo, en Ondas del Zulia, en Radio Popular, Radio Aeropuerto, en el Diario La Verdad, en los periódicos Panorama y La Columna y en la Casa del Periodista de Zulia.

También en el año 1953 se inauguró el Hotel del Lago, un imponente edificio blanco en la Avenida El Milagro al borde del lago; el primer edificio de la ciudad que disponía de aire acondicionado y lugar en el que se alojaban todos los artistas y personajes famosos. Este hotel contaba con una sala de exposiciones a la que Carlos iría a menudo para ver cuadros o presenciar las subastas de los mismos.

La madre de Carlos le tuvo muy joven, al ser su primer hijo y ante su escasa experiencia, era la costumbre que los padres de ella se encargaran de criarle; así que nada más nacer, sus padres le llevaron a casa de sus abuelos, donde estuvo viviendo más de 10 años.

Carlos recuerda una infancia  feliz, pues se sentía muy querido y protegido por sus abuelos; ellos le inculcaron valores como el respeto y la bondad, la defensa de las injusticias y el amor a los demás, cosas que siempre han estado muy presentes en su vida.

Una bonita anécdota de su niñez es que el poeta Ismael Bracho fue a su casa y le dedicó éste poema el día que cumplió un año:

“Felicitación al señor Hernán Acosta y señora, y a su niño angelical Carlos Alberto

que cumple hoy su primer año de su nacimiento.

Encanto de sus progenitores.

Hoy en versos mi proclama, con mi felicitación que tuve la información por el Diario Panorama.

Estrofas con gentileza, para vos y tu señora, que también se corrobora tu niñito una grandeza.

Las delicias de tu hogar, la fiesta fue muy lucida, que cumplió un año de vida su niñito angelical.

Carlos Alberto precioso, delirio de su papa, encanto de su mama, es simpático y gracioso.

A Pedro Azuaje y su esposa, a los dos los felicito, abuelos de su niñito, una prenda muy grandiosa.

Con mi saludo cordial, Hernán con sinceridad, deseo prosperidad a tu niño angelical.

En tu respetable hogar reine la felicidad”.

18 de julio de 1954     Ismael Bracho       Poeta popular

Debió ser una gran fiesta y también el augurio de su relación futura con el mundo del arte.

En Maracaibo nacieron artistas como por ejemplo el cantante Armando Molero; Cecilio Acosta, escritor y miembro de la Real Academia de la Lengua Española; los periodistas José Semprún y Alexis Blanco, Director y Jefe de Redacción respectivamente del Diario Panorama; Udon Antero Pérez Machado, con un Liceo que lleva su nombre y está edificado frente a su  estatua, se dice de él que fue el más grande de la poesía marabina; también cabe destacar al escultor Oscar d’Empaire, Presidente del Centro de Bellas Artes Ateneo de Maracaibo. Todos ellos personajes conocidos y maestros muy valiosos en la vida de Carlos Acosta.

Carlos recuerda el lago como un inmenso espacio azul que le alegraba el alma, rodeado de palmeras y de antiguos palacetes españoles de estilo colonial que se reflejaban en el agua. El Lago de Maracaibo tiene playas y Carlos fue algunas veces a bañarse con sus primos, cuando iba a visitar a su tía Gloria Cristina que tenía una casa muy cerca de la orilla del lago.

En ese lago de agua salada del Mar Caribe, los pescadores echaban sus redes y las sacaban repletas de peces, para proveer a los puestos del antiguo Mercado de La Marina.

Se cuenta que los piratas atacaban a menudo el puerto de Maracaibo, por lo que los españoles invirtieron muchos recursos en construcciones de defensa militar como los cuarteles y castillos que aún se pueden ver hoy en día, con sus hermosas fachadas con balconadas de columnatas blancas que le dan un aire de distinción a la zona, con sus hermosas fachadas con balconadas blancas y grandes soportales que le dan un aire de distinción a la zona.

En el lago de Maracaibo se libraron feroces batallas navales, por ser un punto estratégico de conexión directa con Estados Unidos, muy frecuentado por los comerciantes.

En sus alrededores se encuentran edificios emblemáticos como el Castillo de San Carlos de la Barra, el Fuerte de Nuestra Señora del Carmen y el Torreón Santa Rosa de Zapara. Otros edificios que destacan en la ciudad son el Teatro Baralt, de estilo Art déco y estructura neoclásica, que fue el primer escenario donde se proyectó cine en el país, en el año 1986.

Precisamente Carlos hizo una muestra de sus cuadros en la sala de exposiciones del Teatro Baralt, con la ayuda de su tío Roberto Rendina, que le facilitaba los materiales para pintar. Carlos ya había probado a pintar con cemento y piedra molida y le gustaba innovar; su tío tenía muchas cosas por el garaje, entre ellas un bote con una sustancia negra, extraña, parecida al petróleo, que resultó ser lo que dan en los techos para impermeabilizarlos; Carlos pensó que aquel líquido sería bueno para pintar uno de sus cuadros, pero el resultado fue que aquella sustancia no se secaba y el cuadro estaba todo el tiempo chorreando, cosa que les provocó muchas risas a su tío y a él, que no tenían muy claro cómo resolverlo; al final a Carlos se le ocurrió espolvorearlo con arena de la playa y el cuadro quedó como una especie de galaxia viva que se iba transformando día a día. Estuvo expuesto hasta que se autodestruyó.

La Basílica de Maracaibo es otro edifico imponente de la ciudad, en ella se ve claramente la influencia del estilo barroco, que caracteriza a muchas catedrales españolas. Su nombre real es largo, como se acostumbra a poner los nombres por allí, pues resulta que se llama: Santa Iglesia Catedral Metropolitana de los Bienaventurados Apóstoles San Pedro y San Pablo. Está ubicada dentro del Barrio del Saladillo, que se llama así porque fue edificado sobre una mina de sal; esta es la zona típica y con más carácter de Maracaibo, el colorido de sus fachadas es único, sus casitas pegadas unas a otras, están pintadas en verde, rosa, amarillo, granate y naranja, todo un mosaico multicolor. El interior de las paredes de estas casas se hizo con cañas de bambú, que luego se recubrían con cemento, otras casas están hechas con conchas de cocos, arcilla o piedras, con grandes ventanales de madera. La distribución y el aspecto de las calles de esta zona de Maracaibo recuerda a las de cualquier pueblecito castellano. En esa zona se encuentran los artesanos de toda la región y se conservan las antiguas tradiciones. La C/Carabobo del Barrio del Saladillo fue declarada en 1990 como lugar de valor histórico, por lo que ahora forma parte del Patrimonio artístico y cultural de Maracaibo.

La Virgen de la Chiquinquirá a la que llaman cariñosamente “La Chinita”, es la patrona y reina del Estado Zulia. Se la denomina así por el municipio llamado Chiquinquirá donde tuvo lugar la primera de sus manifestaciones milagrosas y donde reposa el lienzo considerado original. Este lienzo es bajado de su trono durante el año jubilar mariano, que es cada 7 años, para desfilar en procesión por las calles.

La virgen está representada en la Basílica de Nuestra Señora de Chiquinquirá, en el Barrio del Saladillo, en una tablita que, según me contaron de pequeño, estaba en la pared de una casita edificada a la orilla del lago de Maracaibo; a estas casitas se las llama bohíos. En ese lugar vivía una anciana indígena que tenía esa tabla renegrida de la humedad, colgada en la pared como si fuera una reliquia. Un día la tabla se iluminó y la luz inundó toda la casa; cuando la anciana se acercó para ver porque brillaba tanto, vio en ella la figura de la virgen, que resplandecía y le cegaba los ojos. Luego se quedó grabada esa figura, como si fuera de oro puro. Esa estampa ha permanecido a lo largo de los años y es la que se puede contemplar ahora en la Basílica, construida en su honor.

A la Virgen de Chiquinquirá se le atribuyen muchos milagros, uno de ellos fue precisamente un 18 de noviembre, cuando un avión tuvo que hacer un aterrizaje forzoso en el aeropuerto de Maracaibo, que antes se llamaba Grano de Oro. El avión aterrizó sin ruedas y no hubo ningún muerto, todos se salvaron; por eso ahora el aeropuerto lleva el nombre de ésta virgen.

En esta Basílica el pintor Carlos Acosta tenía expuesto uno de sus cuadros, muy cerca de la tabla de la virgen titulado: “Cristo ante el juicio final”, óleo sobre lienzo de 3 metros de alto por 2 de ancho. Es un cuadro que describe a estilo dantesco el infierno y la aparición de Jesucristo sobre él, contemplándolo. Este cuadro tiene su historia, lo pintó en Madrid en el año 1893, cuando vivía en una pensión de la C/Hernán Cortés, posteriormente lo llevó hasta Maracaibo en 1985 y luego lo donó en 1992 a la Basílica de la Virgen de Chiquinquirá. Se puede ver una foto de éste cuadro en el catálogo de una exposición que el artista hizo en la Galería Orfila de Madrid en el año 1996, pero no lo expuso, ya que para entonces, el cuadro no estaba en Madrid, sino en Maracaibo. En 1998 él mismo fue a verlo a la Basílica para comprobar su estado, pero el cuadro había desaparecido, nadie sabía nada y no le quisieron dar ninguna explicación, por lo que llegó a suponer que o bien lo habían robado o lo habían vendido y nunca se supo más de él.

La festividad de la Virgen de Chiquinquirá se celebra el 18 de noviembre, que es el mismo día en que comienza la Navidad en Maracaibo. Por éste motivo, se monta una gran feria frente a la Basílica, llena de luces y alegría, fiesta que Udon Pérez describe así en una de sus poesías:

 

“Y si sientes deseos por las afueras

al escuchar un furro en el Saladillo

o al tararear de un verso con su estribillo

de una música alegre, dicharachera

así es Maracaibo en plena noche

que muestra un derroche

de lo que es gaita maracaibera”.

 

La gaita zuliana se escucha sobre todo en Navidad y en la fiesta de La Chinita. Las gaitas nacen en el  Zulia, donde se escuchan todo el año en cada rincón del Saladillo y en cada esquina de Santa Lucía. Es humildad, es alegría, es alma viva. Sus letras llenas de clamor y devoción por La Chinita, emocionan hasta al más ateo y algunos temas, centrados en las injusticias o las bondades de las tierras zulianas, fueron compuestos entre los años 60 y 80 por grandes grupos de gaitas y autores como Ricardo Cepeda. Hoy las gaitas zulianas todavía tienen el poder de estremecer a  todo el que las escucha. Para el zuliano, la gaita es feria y devoción, es imposible que no se hinche de orgullo al escuchar sus melodías populares como el furro, el cuatro, la charrasca o la tambora.

Desde el año 2004 en Madrid se venera a “La Chinita”, celebrando la feria de la misma manera que se hace en Maracaibo, el 18 de noviembre se ha ce una misa en su honor y después, el grupo musical Madrid-Maracaibo ofrece una serenata gaitera.

Maracaibo es ahora el centro económico más importante del occidente venezolano, debido a la actividad petrolera que se desarrolla en las riberas del lago, aunque precisamente por ello el lago está muy contaminado y ya no se puede pescar ni es recomendable bañarse. De todos modos, Maracaibo se ha convertido en una ciudad impresionante, llena de rascacielos y modernos edificios, nada que ver con los antiguos moradores que vivían en palafitos (casas típicas del Zulia, que se encuentran suspendidas sobre el agua gracias a unos pilares de madera sujetos en el fondo del lago) y usaban canoas para transportarse; eran buenos nadadores y pescadores, gozaban de buena salud y vivían de la venta del pescado que capturaban. Estaban protegidos por unas murallas de vera, una madera que no se corrompe, precisamente así evitaban que les picaran los “zancudos”, que es como llaman allí a los mosquitos. Maracaibo tiene numerosas rutas comerciales en el Mar Caribe y multitud de empresas fundadas por alemanes, holandeses, suecos y estadounidenses.

Antes de empezar a ir a la escuela, con 4 años la abuela de Carlos, Carmen Teresa, ya le había enseñado los números y el abecedario, por eso cuando empezó a ir al Kinder con 5 años, ya iba muy adelantado. Carlos se esforzó siempre por destacar, le gustaba ir al colegio, era un niño inquieto que quería aprenderlo todo y se le daban muy bien las matemáticas, aunque cuando le sacaban a la pizarra se ponía muy colorado. Su maestra, que se llamaba Riquilda le decía que no había motivo para ello porque se lo sabía; poco a poco fue perdiendo su timidez y ganando seguridad en sí mismo.  Su padre tenía en su poder el boletín de las calificaciones de todos los meses para firmarlo, si las notas no eran buenas, ya sabía lo que le esperaba… El respeto hacia los padres significaba estudiar y tener moral social y cívica. Precisamente entonces había una asignatura que se consideraba imprescindible, llamada Moral y Cívica. Más tarde Carlos estudió en Los Maristas y más tarde al Instituto Hispanoamericano. Carlos recibe una educación estricta y católica que le acompañará el resto de su vida, éste puede ser el motivo por el que siempre ha sido muy exigente consigo mismo. La disciplina que se aplicaba en aquél entonces se creía beneficiosa para formar el carácter de los niños, pero hoy en día algunos castigos como el de andar de rodillas por el patio, nos parecen excesivos. Había una asignatura que se consideraba imprescindible, que era Moral y Cívica. Es cierto que ahora se han perdido muchos valores morales, pero lejos de imponerlos por la fuerza, lo más adecuado es inculcarlos con el propio ejemplo, tanto de padres como de maestros. En los años 60 estudiar era darle luz a los apellidos, en agradecimiento a los familiares y a su historia. “Hay que destacarse” le decían a Carlos sus padres y abuelos. Ahora Carlos piensa que le gusta estudiar por naturaleza, por ser investigador y filósofo al mismo tiempo, por su tendencia a analizar las cosas, para saber por qué ocurren los acontecimientos en la historia. Es por  eso que le apasiona hacer análisis antes de narrar algo, porque es la forma de no cometer errores, aunque de los errores también se aprende: “Todo es bueno así sea malo, porque ayuda a corregir aptitudes en la vida, a quitarlas o a pulirlas, lo que significa progreso y darles brillo, convirtiéndolas en cualidades”. Lo que nadie puede quitar o prohibir a un ser humano es que reflexione, por ser algo necesario para viajar por su existencia, por el recorrido de sus años y por el mundo: “Todo humano sabrá lo que se proponga en su vida, no importa a lo que se dedique”.

Carlos es zurdo, y eso antes se consideraba un defecto que había que corregir, por lo que a los niños zurdos se les obligaba a escribir con la mano derecha. Sus abuelos pronto se dieron cuenta de que era inútil forzarlo, de echo pensaban que muchos grandes genios también habían sido zurdos y eso no les había supuesto ningún obstáculo en su carrera, por lo que  acordaron con los maestros que le dejaran escribir con la mano izquierda, convenciendo a todos de que era su Don natural.

Carlos recuerda que acompañaba a su tía Gloria Esperanza a comprar con tan solo tres años y que los mercados rebosaban de todo tipo de productos en los que se le perdía la vista; lo que más le fascinaba era el colorido que tenían los puestos, la mezcla de objetos y colores. Eran buenos tiempos, había abundancia y en aquella época se veía a toda la gente feliz.

Los fines de semana iban a casa de sus padres. Su padre Hernán José Acosta Carrasquero, era amante de los animales y tenía un pequeño zoológico en el patio, además de perros y gatos, había gansos, patos, palomas, muchos canarios y periquitos en jaulas y hasta una hembra de venado llamada Mirella, motivo por el cual a Carlos le gustan mucho los animales.

Carlos nunca consideró a sus abuelos como sus padres, ellos delegaban toda la autoridad en sus padres y nunca pretendieron ocupar su lugar, eso lo tuvieron bien claro desde el principio.

Carlos adoraba a su abuela Carmen Teresa, una persona chiquita y muy activa, siempre haciendo cosas; solía tener la casa tan llena de plantas y de figuras de porcelana que no se veían las paredes, pero con ello conseguía darle mucho colorido y vida. Su abuela era muy cariñosa, siempre pendiente de él, ya que Carlos era un niño muy inquieto, al escrudiñar su mirada chispeante, nunca se sabía cuál era la siguiente fechoría que planeaba hacer, como cuando le daba por ir como un torbellino abriendo todos los grifos de la casa.

Carlos desayunaba unas galletas muy ricas que se llamaban “La Suiza”, porque procedían de una fábrica que una familia suiza había montado en Maracaibo, fábrica donde se hacían golosinas, bollería, galletas, pastas y chocolate al estilo de su tierra. También le gustaban mucho unas galletas de soda (galletas saladas) de la marca Nabisco, que iban envueltas en un paquetito azul y se llamaban “Club Social Original”.

Con sus abuelos llegó a vivir en tres casas distintas. La primera casa se llamaba Adela, era un bajo en la C/Delicias, por entonces un barrio obrero de casas viejas; Carlos estuvo viviendo allí desde que nació en el hospital “La Beneficencia” hasta los 3 años.

La segunda casa fue en un bloque de dos plantas, a la entrada de la urbanización Zapara, cerca del lago; una zona de clase media alta. En la puerta de al lado estaba la consulta de un dentista y los vecinos eran un matrimonio griego que tenía una joyería. Esa casa le gustaba mucho a Carlos porque tenía un balcón muy grande, desde el que se veían los árboles y el lago de Maracaibo al fondo, y también porque tenía terreno para montar en triciclo y patinar.

Desde que tenía 6 años, todas las navidades, Carlos se iba al campo a buscar una rama grande de árbol  sin hojas, la pintaba de blanco y la usaban como árbol de navidad. Al decorarla con su abuelo, le ponían muchas luces y de ahí le vino su afición por la electricidad; él no era un niño que jugara con coches ni con soldaditos, jugaba con trozos de cables que le llevaba su padre, a los que luego se fueron añadiendo bombillas, baterías, interruptores, etc. con los que se montaba sus propios circuitos eléctricos.

A raíz de esos experimentos aprendió a reparar lámparas, planchas, cambiar llaves de la luz y resolver alguna que otra avería en casa. Tenía tanta destreza en esto que todos pensaban que  sería electricista de mayor, pero un par de descargas eléctricas fuertes le hicieron desistir y desvió su atención en otras historias.

Volaba cometas desde el balcón que él mismo se fabricaba, pero desde allí veía a su vecino, que tenía aviones teledirigidos de gasolina, y como es normal, le parecieron mucho mejor que las cometas y al final se hicieron amigos y acabaron jugando juntos con los aviones. De pequeño sus padres le llevaban al aeropuerto Grano de Oro para ver llegar y salir a aviones de todo el mundo. A esa edad Carlos aún no sabía la cantidad de aviones y vuelos que cogería a lo largo de su vida, ni que sería algo habitual para él volar cargado con sus cuadros bajo el brazo de un sitio para otro.

Luego llegó Raphael. La primera vez que Carlos le vio cantando fue por televisión, en el “Show de las doce”, que veían todos los días en su casa. Se quedó fascinado por su voz y su forma de interpretar las canciones. Esa fue la primera actuación que hizo Raphael en Venezuela, en el año 1960 y a todos su casa les gustó muchísimo, de hecho, el peor castigo que les podían poner sus padres de pequeños, era castigarlos sin ver a Raphael.

A partir de ese día, Carlos se dedicó a encerrarse en una habitación y a imitar a Raphael, quería cantar como él, con esos cambios de tonalidad y esa fuerza al expresar las emociones; y como no cantaba mal, tuvo una temporada en la que se centró en Raphael, que era su ídolo. Se sabía de memoria todas sus canciones y estaba pendiente de cada disco que sacaba. Su canción “Poco a poco” dice que el mundo es para las personas que luchan, Carlos se sentía muy motivado por la letra de esa canción, y  además se daba cuenta de que cada letra, reflejaba la época en la que vivían, como los cartones de Goya o el cuadro de la “Ronda nocturna” de Rembrand que reflejaban la época en que se pintaron. Todas las canciones de Raphael eran un mensaje para el Carlos adolescente, y ahí fue cuando se dio cuenta de que para hacer algo, tenía que sentirse identificado con ello. La relación de Carlos Acosta con Raphael no termina aquí, ya que seguía escuchando todas sus canciones y viendo sus películas e hizo todo lo posible por conocerle en persona. Y efectivamente le conoció en el año 1975 en Caracas, Raphael actuaba en el Hotel Tamanaco, un hotel de lujo situado en la cima de una colina sobre el valle. Como no tenía dinero para la entrada, se metió por la puerta del personal del hotel y llegó hasta el restaurante, donde se sentó en una mesa, justo enfrente del escenario. El lugar se fue llenando de gente y Carlos pasó desapercibido, así que pudo disfrutar de la actuación tranquilamente y comprobar cómo Raphael lo daba todo en cada una de sus canciones. Nada más terminar, Carlos se fue directo a su camerino y entró para verle, allí se encontró con un hombre simpático y afable, siempre elegante con su atuendo negro, que le recibió preguntándole: “En qué puedo servirle?”. Su mujer Natalia Figueroa estaba con él, embarazada por aquel  entonces de su hijo pequeño Manuel; ella también le recibió de una forma muy cordial, de modo que terminaron haciéndose una foto juntos y Raphael le firmó un autógrafo. Carlos les regaló un dibujo a tinta china, deseándoles todo lo mejor. Ahí nacería una duradera amistad y nuevos encuentros. Raphael y Carlos volvieron a verse en 1982, en el Teatro Lope de Vega de Madrid, donde Raphael actuaba. En 1975 Carlos celebró con Raphael sus 22 años de carrera y le regaló el cuadro: “Luz de otoño”, una obra de su etapa paisajista. Otro encuentro imborrable fue en 1985, cuando Raphael celebraba sus 25 años de carrera; después de la actuación, invitó a cenar a Carlos y a sus amigos en el Hotel Meliá Castilla y Carlos le regaló un cuadro, de su etapa blanco sobre blanco, titulado: “Homenaje al mar Caribe”, que Raphael colgó en su salón. En 1994 Raphael actuó en el Parque de Atracciones de Madrid, donde estrenaba su disco “Fantasía”, en ésta ocasión, Carlos le regaló un cuadro titulado: ”Los veleros”, de estilo realista, en deferencia a que a Raphael le gustaba mucho el mar. Con los años siguió creciendo su admiración mutua. La siguiente ocasión en que Carlos va a verle fue en 1997, cuando Raphael actúa en el Palacio de Congresos de Madrid, presentando su disco: “Soy lo peor”, Carlos le entrega unos dibujos con estrofas de la letra de una canción de Armando Manzanero escrita sobre ellos. Volverán a encontrarse en 1990, en el Teatro Calderón de Madrid, donde Raphael actuó para celebrar sus 30 años de carrera.

Raphael es para Carlos ahora más que nunca, un artista fuera de serie que transmite fuerza y entusiasmo, un gran talento capaz de cantar y actuar a la vez, que llena con su sola presencia todo el escenario. En la temporada 2000-2001 Carlos acude entusiasmado a ver su musical “Voy a saber” en el teatro Nuevo Apolo, donde Raphael lo borda interpretando al Doctor Yekyll – Mister Hyde; en ésta ocasión Carlos le regala un cuadro de estilo figurativo, que representa a éstos personajes. La obra es todo un éxito y Raphael repetirá el mismo musical en Barcelona y en Valencia a lo largo del 2002 y también lo representará en Broadway. Carlos piensa que los espectáculos de Raphael son únicos, porque combinan la dramaturgia teatral con la pasión de sus canciones, algo que hace vibrar al público en todo momento. En el año 2004 Raphael presenta en Barcelona su libro: “Quiero vivir”, una historia basada en la grave enfermedad que superó y que le supuso un trasplante de hígado. Carlos se puso en la cola y cogió uno de los libros que había sobre la mesa, al momento Raphael se lo firmó y se lo dio de regalo. En el año 2005, ese libro acompañó a Carlos durante una larga estancia en el hospital y le ayudó a superar esos momentos difíciles, el libro de Raphael le sirvió de gran ayuda para levantarle el ánimo y seguir adelante. Carlos hizo dibujos en ese libro y lo donó al Museo de la casa de Raphael en Linares (Jaén). Años más tarde, cuando Raphael publicó su libro autobiográfico “Y mañana qué”, Carlos fue de inmediato a comprarlo a EL Corte Inglés de Madrid. Carlos tiene muchas fotos guardadas de recuerdo con Raphael, su ídolo musical por siempre; piensa que la mejor canción de amor que se ha escrito en todos los tiempos es “Como yo te amo”, porque no se pueden decir más cosas en tan pocas palabras. A Carlos le gusta el carácter de Raphael y su forma de ver la vida, como por ejemplo cuando dijo en una entrevista que “Las críticas eran hacer lo contrario de lo que él decía”. Carlos nunca ha olvidado lo que Raphael le dijo antes de salir a cantar en el Palacio de Congresos de Madrid: “Nunca dejes de pintar”.

 

Carlos Acosta con el cantante Raphael y un grupo de amigos

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Carlos Acosta entregándolo al cantante Raphael uno de su cuadro “Veleros”

 

Carlos Acosta le entrega a Raphael su óleo “Mar Caribe”

 

 

 

Carlos Acosta con Raphael en el periódico YA

 

 

 

Carlos Acosta entrega a Raphael una carpeta de regalo con sus dibujos

 

 

 

Carlos Acosta en la firma del libro de Raphael “Quiero Vivir” tras su operación

 

Carlos Acosta en la firma de la biografía de Raphael “Y mañana qué”

 

 

 

 

 

 

Cuadro perteneciente a la colección privada de Raphael

 

 

 

Obra que Carlos Acosta regaló a Raphael , hecha a propósito para el estreno de su musical donde interpretaba de manera magistral al Doctor Yekyll  y a Mister Hyde.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Algunas  de las canciones de Joan Manuel Serrat, tienen la letra sacada de los poemas de Antonio Machado, el escritor preferido de Carlos. En una de ellas dice: “Las personas saben dónde nacen pero, no saben dónde van a morir”. Así mismo, Carlos se siente muy identificado en los poemas de Antonio Machado, que para él es un hombre puro retrato de la bondad:

“Soy bueno en el auténtico sentido de la palabra bueno”.

Carlos y sus abuelos estuvieron viviendo en Zapara hasta que cumplió los 11 años, época en la que se mudaron a un piso en la Avenida Bella Vista, un tercer piso muy grande y soleado, justo enfrente de la emisora de Radio Popular.

Su abuelo, Pedro Miguel Azuaje, era contable en el Diario Panorama y le llevaba muchos días a su despacho, donde Carlos podía sentarse a ver lo que hacía y descubrir cómo funcionaba el periódico; su  padre trabajaría en ese mismo periódico, en el departamento editorial, pero nunca le llevó, porque él trabajaba por las noches, preparando la edición para el día siguiente.    Ese mismo periódico sería una pieza fundamental en la vida de Carlos.

Carlos Acosta iba creciendo sin darse cuenta en aquellos momentos de que estaba disfrutando de la época que llamaron “Los bellos años 60” en Venezuela. Con Rómulo Betancourt en la Presidencia (1959-1963), seguido de Raúl león y Rafael Calderas, el país estuvo sumergido en un período tumultuoso caracterizado por huelgas, protestas callejeras, intentos de golpe de estado, divisiones del partido al mando, insurrecciones cívico-militares, guerrilla urbana y campesina, suspensión de garantías constitucionales, inhabilitación de partidos políticos y atentados contra la vida de Betancourt.

Ocurrieron fenómenos sociales como la Revolución Cubana, las patoteras de Caracas, aparecen las primeras telenovelas del boom latinoamericano: Rayuela, La ciudad de los perros, El siglo de las luces, Paradiso o Cien años de soledad. Además hay un intenso movimiento cultural en Venezuela que favorece a Carlos Acosta, una eclosión creativa en el campo de las artes, con desafiantes e irreverentes experiencias artísticas. Nace la técnica del “Informalismo” venezolano, definido por Juan Calzadilla como: “La búsqueda de un espíritu nuevo en la sustantividad de la materia. Planteará la necesidad de una libertad total de acción a fin de incorporar a la pintura materias y procedimientos inéditos, que sirvan para elaborar un visión nueva del cosmos”.

Entre tanto, sonaba con furor la música norteamericana y el rock and roll competía con el clásico bolero caribeño. Carlos escuchaba la música de los Carpenters y más tarde del grupo Supertramp. Carlos y su familia tenían todo lo necesario para vivir porque, a pesar de todos los incidentes que se desencadenaron a su alrededor, Venezuela pasaba por un estado de bonanza económica, ya que había fundado la OPEP, llegando a ocupar el primer lugar como exportador mundial, por lo que la devaluación del Bolívar a penas se notó. La construcción del puente sobre el lago en un tiempo récord de 10 meses, transformó de manera notable la vida de los zulianos y la economía de Maracaibo.

En 1965 se crea, por decisión oficial, el Instituto Nacional de Cultura y Bellas Artes, primer organismo moderno de gestión de políticas culturales del Estado, que a principios de 1968, justo cuando Carlos empezaba a pintar profesionalmente, fundó la editorial Monte Avila y creó la revista Imagen, publicación masiva especializada en arte y cultura, a cargo de Guillermo Sucre y Esdras Parra. La educación amplia carreras universitarias y abre nuevas universidades y liceos, que permiten a los jóvenes venezolanos acceder a un mundo de nuevas oportunidades.

En 1969 surge el Poder Joven, un original movimiento político juvenil, en el que se entremezclan los aires contestatarios del hipismo norteamericano con los del movimiento estudiantil de mayo del 68 en Europa, con las propuestas contraculturales de la izquierda latinoamericana.

En esos años 60 se vestía con el bluyín unisex, pantalones de campana, grandes gafas de pasta y cinturones anchos a juego con enormes bolsos de plástico. Carlos iba con sus jeans y sus camisas estampadas de grandes cuellos. Esa forma de vestir representaba la rebeldía de la juventud y en los años 70 pasó a simbolizar la igualdad de clases.

Cuando murió su abuelo a los 78 años de edad, su abuela tuvo que adaptarse a vivir por temporadas con sus hijos, unas veces en casa de su hijo que vivía en Caracas y otras veces en casa de alguna de sus dos hijas que vivían en Maracaibo, hecho que cambiaría por completo la vida de Carlos, pues tuvo que irse a vivir con sus padres y sus tres hermanos: Ernesto Enrique, Dorys Cristina y María Cristina, con los que apenas había mantenido contacto, por lo que la convivencia no fue nada fácil para él , ya que sus dos hermanas eran el ojito derecho de su padre y su hermano pequeño se había convertido en el predilecto de su madre, por lo que me sintió bastante solo y desplazado en la familia, como si no fuera la suya ni estuviera en su casa; por ese motivo pasaba algunos meses en casa de sus tíos, donde podía volver a estar con su abuela, a la que echaba muchísimo de menos. Lo que más añora Carlos de aquella época son las arepas que su madre preparaba con sumo cariño casi todas las tardes para cenar, una vez hechas, se las comían con mantequilla o queso; con un paquete de harina Pan su madre hacía arepas para los seis, era una cena de pobres pero a él le parecía deliciosa.

A Carlos siempre le impresionó el puente sobre el lago de Maracaibo, que terminó de construirse cuando él tenía 9 años, en  1962. Este puente fue inaugurado por el Presidente Rómulo Betancourt y bautizado con nombre de Rafael Urdaneta, en honor a éste héroe zuliano de la guerra de la Independencia de Venezuela, aunque sea más conocido por todos como “el puente sobre el lago”. En éste puente se encuentra el monumento de luces más grande de Latinoamérica, que ilumina las nubes del cielo de Maracaibo por las noches. Carlos nunca olvida que cuando cumplió 11 años, sucedió una tragedia que dejó a todos los zulianos consternados. Un petrolero llamado Esso Maracaibo chocó contra el puente, rompiendo un trozo de más de dos metros de largo; como el accidente fue por la noche, los coches no lo vieron y siguieron circulando, por lo que iban cayendo al vacío; así es como perdieron la vida 7 personas, que iban en 3 vehículos y en un camión. Carlos recuerda como oyó el sonido de alarma de la sirena del barco desde la casa de sus padres y cómo todos se despertaron asustados, sin saber lo que pasaba. Tardaron 8 meses en reconstruirlo y durante ese tiempo, habilitaron un ferry para que la gente no estuviese incomunicada y pudiera cruzar lo que ellos llaman “la frontera tricolor”. La noticia fue narrada en un extenso reportaje del Diario Panorama, cuyo director entonces era un empresario catalán apellidado Pineda.

En 1969 hubo un terremoto de gran intensidad en Caracas que conmocionó a todos sus habitantes. Carlos y su familia  estaban viendo el concurso de Miss Universo por televisión sobre las ocho de la noche cuando oyeron un gran estruendo que venía del interior del suelo, , salieron todos a la calle cuando la casa empezó a temblar, pero su hermana estaba en la ducha y se quedó allí asustada; entonces su padre volvió a buscarla y consiguió sacarla a tiempo, pero tuvo una especie de ataque de nervios que en principio creyeron que era un infarto, su madre se asustó mucho y perdió a los gemelos de los que estaba embarazada. Pasaron la noche en la calle por miedo a que se repitieran los temblores. Parte de la ciudad de Caracas quedó destruida y tardaría un tiempo en recuperarse. Aun así Caracas era una ciudad próspera,     Carlos recuerda que en aquellos años no se pagaban impuestos y la Seguridad Social era gratis, iba con su madre al Centro de Salud y allí mismo les daban las medicinas, totalmente gratuitas.

Toda la fruta y la verdura se traían de fuera, a pesar de que en Caracas los árboles dan fruta todo el año, la gente se compraba las cosas de dos en dos porque eran muy baratas, los automóviles se agotaban en los concesionarios y por las calles había miles de ellos circulando.   Las familias se iban a Miami a pasar el fin de semana, ya que la moneda del Bolívar triplicaba al dólar. Todo crecía y se reproducía en una ciudad en plena transformación, donde había cerros y bosques, al poco tiempo aparecían rascacielos y autopistas bordeadas de bananas y piñas salvajes. Había lujo y abundancia gracias al petróleo, por eso muchos emigrantes llegaban de todo el mundo, a un lugar que consideraban un paraíso de puertas abiertas.

Carlos es un neto observador de la sociedad y de sus tiempo, tiene una visión muy objetiva de lo que pasa en cada momento y le gusta opinar sobre ello; piensa que los emigrantes que iban a Venezuela en aquellos años del gobierno de Pérez Jiménez, procedentes de la Guerra Civil Española o de la Segunda Guerra Mundial, eran gente pacífica y trabajadora, con la única intención de empezar una nueva vida y salir a delante, personas que se integraban al país y lo respetaban. Un ejemplo de ello era la Colonia Tovar, un trocito de Alemania, con sus casitas típicas, de fachadas blancas con vigas de madera cruzadas, formada por alemanes provenientes del estado de Baden, que habían creado un núcleo de población en la montaña y mantenían su cultura, gastronomía y costumbres, dedicándose a la agricultura y al turismo. Carlos lo veía como algo positivo y que enriquecía a su país. De hecho a ésta colonia la llaman “La Alemania del Caribe”, nada que ver para él con la inmigración de ahora, en la que la mayoría de los inmigrantes llegan a otros países para invadirlos, sin aportar nada, aprovechándose de las ayudas sociales y provocando situaciones de caos, desigualdad, violencia y peligro para el resto de los ciudadanos. Carlos pensaba que los políticos deberían ser como los médicos de la sociedad, para “sanarla”.

Respecto a la inmigración, Carlos siempre ha pensado que el emigrante integrado al país que  escoge para vivir es un auténtico embajador de la cultura de su país de origen, siendo así el emigrante conseguirá que se le abran muchas puertas, para poder nutrir su vida profesional y su autoestima. El pintor en una ocasión diría: “No emigro por necesidad, sino para engrandecer mi cultura, para ver otros mundos y enriquecerme. La emigración española que fue a Latinoamérica fue selectiva, ya que no entró todo el mundo, sino la gente que iba a hacer algo de provecho. Lo que pasa ahora en España y también en Francia, es que hay una puerta abierta con un riesgo muy grande de que entren delincuentes y proscritos, que sólo pueden perjudicar al país. Esto no pasó cuando yo vivía en Venezuela…Me gustaría invitar a los emigrantes a pensar que no solo trasladan su equipaje, sino su historia, por lo que deberían intentar que el país que les adopta no pase por ellos, sino pasar ellos por el país, para hacer historia, dejando una estela a su paso de logros y progreso”.

Carlos descubrió en 1969 la Sala de Exposiciones del Consejo Municipal de Maracaibo, donde se quedó maravillado al ver las dimensiones de los cuadros y los vivos colores con los que estaban pintados. Fue precisamente allí  donde conoció al gran Oscar d’Empaire, Presidente del Centro de Bellas Artes de Maracaibo, que además era escultor  y hacía unas esculturas tridimensionales con ensamblajes de madera. Enseguida simpatizó con Carlos y con el tiempo actuó como su mecenas, facilitándole organizar sus exposiciones y apoyándole en su carrera artística incondicionalmente. Al cabo de unos años, Carlos fue a verle a su oficina y Oscar le comentó que, viendo su trayectoria, podría escribir un libro sobre cómo triunfar, ya que había mostrado su obra por todo el mundo, con pocos medios y mucho coraje.

Carlos recuerda que Oscar era un hombre muy respetuoso con el arte , que preparaba cada año con sumo cuidado las exposiciones que se presentaban en el Salón del Consejo Municipal, para de esa manera dar a conocer y promocionar a los nuevos artistas del Estado del Zulia.

Oscar d’Empaire escribió esto sobre Carlos Acosta en el año 1979, a modo de presentación de una de sus exposiciones; lo hizo mientras viajaba en avión camino de Maracaibo:

“Conocí a Carlos Acosta muy joven, cuando pasaba largas horas admirando y estudiando las obras expuestas, y asistiendo con entusiasmo inusitado a todas las conferencias y proyecciones de películas de arte, que se realizaban en el Salón del Consejo Municipal de Maracaibo. Se dedicó desde entonces, con vehemencia y pasión, a estudiar y a dibujar.   Ahora, después de haber pasado varios años fuera de la ciudad, vuelve para presentarnos una hermosa e interesante exposición de dibujos basados en la figura humana. La sobriedad y sensibilidad de estos dibujos, demuestran la calidad de éste joven artista, cuyo valor está siendo ya reconocido, sin duda tiene un brillante y prometedor futuro.”

Cuando el señor Oscar d’Empaire se jubiló, su hijo Juan Carlos d’Empaire, se hizo cargo de la dirección del Centro de Bellas Artes de Maracaibo y continuó apoyando a Carlos Acosta, que hizo más exposiciones allí desde 1998 hasta el año 2008, con gran éxito y aceptación del público y las mejores críticas. Uno de sus admiradores y asiduo visitante de sus exposiciones sería el profesor Siuberto Martínez, que llegó a ser diputado del Congreso de Venezuela.

Carlos Acosta empezó a dedicarse de lleno a la pintura a los 15 años, justo tras la muerte de su abuela; a partir de ahí se sintió totalmente solo en el mundo y dedicarse a pintar fue para él una vía de escape ante el intenso dolor que sentía en aquéllos momentos. Pintar le sirvió para expulsar su sufrimiento y plasmarlo en cada uno de sus lienzos.

Así empezó todo, su defensa de la dignidad y de los derechos humanos, su lucha contra las injusticias y su deseo de ayudar a los demás. Valores que le habían transmitido desde muy pequeño sus abuelos y sus padres. A partir de entonces se ha implicado en muchas causas sociales, ha defendido a los débiles y ha participado en campañas en pro de la paz y la unidad mundial. Siempre con el pensamiento de que la vida consiste en “hacer”, hacer cosas por los demás, hacer cosas por el mundo, hacer con todas sus fuerzas y toda su energía, durante cada minuto de su vida, para sentir que su paso por la Tierra no ha sido en vano.

Como no tenía dinero para comprarse material, le cogía a su madre las sábanas de algodón blanco para hacerse con ellas lienzos para pintar, cortándolas en trozos y untándolas con yema de huevo, hasta que se secaba y estaban listos para llenarlos con sus pinturas.

Encerrado durante horas en su habitación, pintaba con betún, yodo, carbón, azul de metileno y usaba trementina para diluir los colores; si no tenía pinceles, pintaba con los dedos, usaba cualquier cosa que le sirviera para su propósito de darle vida a los cuadros… Hasta le llegó a coger pintura a escondidas al vecino que tenía un taller donde pintaba coches.

Su necesidad de pintar no veía límites, era lo que ocupaba todo su tiempo.

Su padre no veía con buenos ojos que se dedicara a pintar, pensaba que era una profesión de la  que no se podía vivir, una pérdida de tiempo; él quería que su hijo fuera arquitecto, y Carlos lo intentó, pero dibujar planos de edificios nunca tuvo nada que ver con su forma de pintar, así que lo único que consiguió su padre con oponerse fue acrecentar su vocación. Lo que sí le quedó muy gravado a Carlos fue que su padre siempre le decía que debía esforzarse si quería conseguir algo en la vida y eso lo predicaba con su propio ejemplo.

En 1968 Carlos pasó unas vacaciones con su tío Roberto Rendina, que pintaba por afición y había hecho algunas exposiciones. Fue él quien le dio las primeras nociones de pintura y le enseñó algunos trucos. Así es como Carlos se dio cuenta de lo mucho que le apasionaba pintar y de que además, se sentía fuertemente atraído por el olor y el color de las pinturas.

Su bisabuelo Rubén Carrasquero, fue un pintor importante en Venezuela y Carlos sentía que había heredado su talento y que debía continuar con el legado de su bisabuelo.

En 1969 Carlos descubriría al pintor Jose Antonio Davila en una exposición donde a Davila le dieron el Primer Premio del Salón d’Empaire por el cuadro “Cabina nº 6”, en el que se veía el perfil de un hombre dentro de la cabina de un camión, con algunos trozos de collage. A Carlos le impactó mucho el uso de la geometría en ese cuadro y aunque no le llegó a conocer en persona, siguió su trayectoria y sabe que tiene obras en el MACZUL (Museo de Arte Moderno de Maracaibo), el mismo donde figuran dos cuadros de Carlos Acosta: “Fuegos artificiales” y “Bailarinas”. Ese mismo año Carlos conocería a otro pintor zuliano, Manuel Finol, que le impactó mucho por sus obras de colores vivos, con grandes contrastes. Pintaba sus cuadros con una espátula, muy empastados. En una exposición suya que Carlos visitó en el  Salón de Bellas Artes de Maracaibo, le gustó en especial un cuadro suyo titulado: “Nuestro origen”, que era como un reflejo de la luz solar. Manuel Finol no tenía aspecto de pintor, ya que era un hombre corpulento y fuerte, con un espeso bigote negro; tenía una camioneta desvencijada donde metía los cuadros para transportarlos. Carlos ha seguido su trayectoria y sabe que Finol  ejerce desde el año 2000 como diseñador gráfico y fotógrafo.

Carlos siempre estuvo convencido de que todos tenemos una misión en la vida y a él nunca le faltó ni el valor ni el empuje para llevarla a cabo, sobre todo después de una premonición que tuvo y que él mismo cuenta así:

“Cuando tenía 15 años, de regreso a mi casa desde la escuela de Maracaibo, visualicé cómo iba a ser mi carrera pictórica, me venían imágenes a la mente con total nitidez en las que me veía pintando grandes cuadros, viajando a lugares diferentes, conociendo a gente del mundo del arte, exponiendo mis obras en galerías de todo el mundo, leía críticas muy buenas sobre mí y mis lienzos eran elogiados por personalidades importantes, hasta el punto de que recibía premios  y reconocimientos y me entrevistaban en prensa, radio y televisión. Me vi con toda claridad en diversos escenarios culturales, en los que me movía con soltura y decisión. Esta visión me llenó de energía y supe con absoluta certeza que ese era mi futuro.”

Le impresionó tanto lo sucedido que automáticamente comenzó a escribir textos de filosofía analizándolo, textos que donó a la Biblioteca de Venezuela. Al leer la biografía de Dalí, supo que éste pintor había tenido una experiencia muy similar a la suya.

Después todo empezó a suceder tal y como lo había sentido y vivido en su mente. A partir del año 1970 aquellas visiones comenzarían a hacerse realidad y a Carlos se le empezaron a abrir muchas puertas.

Imaginaros al Carlos de aquella época, un chaval con 16 años que iba con uno de sus lienzos bajo el brazo, en pos de su sueño, andando decidido por la carretera, de vuelta de una tienda de pinturas donde se compraba el material para pintar, una tienda que le quedaba muy lejos de su casa, pero a la que, a pesar de ello, iba a menudo. Precisamente con 16 años, Carlos se matriculó, con el consentimiento de su padre, en la Escuela Nacional de Artes Plásticas Julio Arraga de Maracaibo, para estudiar la Especialidad de Artes Gráficas. Allí coincidió con Henry Bermúdez, al que conoció en los talleres de Arte Libre; Henry fue a casa de Carlos a ver sus cuadros, que estaban colgados por todas las paredes del salón y le gustaron bastante. Cuando dejaron de verse, Carlos siguió su trayectoria por internet y sabe que Henry es un gran embajador de Venezuela por donde vaya. Al mismo tiempo que estudiaba, Carlos también se dedicó a colaborar en la Escuela Técnica de Artes Visuales Cristóbal Rojas de Caracas, la institución de mayor tradición en la enseñanza de las artes en Venezuela, donde se quedaba por las tardes para ayudar a  Régulo Pérez en los talleres de pintura. La primera vez que Carlos quedó con Régulo en su taller y su maestro le vio pintar, le dijo que estaba seguro de que él tenía un sitio privilegiado en el mundo de las artes. Para Carlos era emocionante verle en acción y sentía por él gran admiración, Régulo Pérez había ganado el Premio Nacional de Pintura y hacía dibujos para el Diario Ultimas Noticias. Precisamente Carlos llegó a conocer al director de éste periódico, Nelson Luis Martínez, que le acabaría encargando hacer las ilustraciones para los cuentos que ganaban el Premio Nacional de Literatura de Venezuela, un trabajo que pese a no ser remunerado, le gustaba y le daba a conocer al público. En la Escuela de Artes Visuales Cristóbal Rojas, Carlos también conocería al pintor surrealista Hugo Baptista, premio nacional de Artes Plásticas de Venezuela, que trabajaba como profesor en la misma escuela; Carlos recuerda que sus cuadros le impresionaron mucho porque eran como manchas en movimiento sobre el lienzo.

Por aquella época Carlos también se dedica a devorar biografías de todos los personajes que admira. Se siente muy identificado con Hector Berlioz, por ser un músico muy apasionado y que empezó su trayectoria temprano, a los 14 años, componiendo la “Sinfonía fantástica”; a Carlos también le emocionaron las vidas de Martin Luther King y Nelson Mandela; la biografía de Frank Sinatra, que era de origen judío, le sobrecogió con el capítulo “Los años felices”, porque se preguntaba por qué sólo había sido feliz durante esos años, pudiendo haberlo sido toda su vida. En la biografía de Miguel de Unamuno encontró la contradicción de que él no se aceptaba como era y se terminó negando a sí mismo, a pesar de que era un hombre muy positivo en su enfoque de la vida, pero Carlos se preguntaba: ¿por qué las personas tienen que negar lo que son? en el sentido de no quitarle nada a su personalidad ni de tener falsa modestia. Ortega y Gasset era para él el hombre que vivió su vida como una revolución positiva contra las injusticias; Gabriel García Márquez, el sucesor de Cervantes, porque para el libro de El Quijote es como “Cien años de soledad” y por supuesto, Mario Vargas Llosa con su “Conversación en la catedral”, que para Carlos representa el mayor defensor de la democracia de Venezuela, que por desgracia sería expulsado por ello. Pero sobre todo, Carlos se dedicaría a leer las biografías de pintores famosos como Leonardo da Vinchi, Willian Turner, Modigliani, Rembrand, Henry Matisse, Toulusse Lautrec, Van Gohg, Dalí o Picasso. Todas ellas le enseñan algo y se emociona con las experiencias vitales de sus protagonistas hasta el punto de verse reflejado en muchos aspectos. Sobre todo, admira a las personas consiguen triunfar por sí mismas, a los creativos que se dejan guiar por su propio instinto. En su vida sólo considera valiosas a las personas que saben más que él, esas que han logrado sus metas a base de un gran esfuerzo y de los que siempre puede aprender algo; por eso procura rodearse de ese tipo de personas y contar con el privilegio de su amistad. Por suerte conocerá a muchas personalidades de la esfera política y del mundo del arte, personas amantes de la pintura que le apoyarán y le ayudarán a lo largo de su trayectoria, dándole ánimos para continuar en momentos difíciles. No estoy segura de que se mencionen todos los personajes que Carlos llegó a conocer en éste libro, pero al hablar de ellos, él quiere dejar reflejado su eterno agradecimiento y rendirles un pequeño homenaje, con sumo respeto y cariño, en especial a los que ya se fueron.

Con 17 años Carlos ya cogía vuelos desde Maracaibo a Caracas y viceversa. Hacía éstos viajes para organizar exposiciones y vender sus cuadros, en un ir y venir desde las seis de la mañana hasta las seis de la tarde. Era necesario ir en avión hasta allí porque las distancias son enormes en Venezuela y, el trayecto que se hacía en tan sólo 50 minutos de vuelo, haciéndolo en coche habría durado 12 horas, cosa que le hubiera supuesto una gran pérdida de tiempo.

Carlos recuerda que en los años 70 en Caracas no se pagaban impuestos y la Seguridad Social era gratis, cuando iba con su madre al Centro de Salud, allí mismo les daban las medicinas, totalmente gratuitas.

El 27 de septiembre de 1970 Carlos Acosta consiguió, con tan solo 16 años, organizar su primera exposición en los Salones de la Asociación Venezolana de Periodistas de Maracaibo, lugar donde volvería a exponer en 1972, ésta vez en solitario, llenando todas las salas con más de 50 de sus cuadros. En éste lugar, más conocido como La Casa del Periodista, Carlos tuvo ocasión de conocer a  los mejores periodistas de Maracaibo, que le ayudaron mucho a darse a conocer y a promocionar su obra, como por ejemplo, el mismo Director del Diario Panorama, Jorge Semprún, decoró las oficinas del periódico con cuadros de Carlos Acosta y también el director administrativo del Diario Panorama, Roberto Baittiner, periodista y director administrativo del Diario Panorama, adquirió cuadros de Carlos para colocarlos en las paredes de las oficinas que el periódico tenía en Miami (Estados Unidos), su lugar de residencia.

Jorge Semprún fue jefe de redacción del periódico Panorama desde 1970 hasta 1990; durante esa época Alexis Blanco era el redactor cultural. Ambos periodistas consiguieron ser reconocidos a nivel internacional y colaboraron mucho en difundir la obra de Carlos Acosta y en promocionar su carrera artística desde los años 70, por medio de entrevistas y artículos sobre su trayectoria, adjuntando fotos de sus cuadros y detalles de sus viajes y exposiciones;  aún siguen hablando de él, por lo que Carlos les está eternamente agradecido y el Diario Panorama significa mucho para él.

Cabe mencionar a otros periodistas que Carlos conoció a lo largo de su trayectoria y que le apoyaron en su carrera artística como:

CARLOS EN INTERNET

Alexis Blanco le calificó en uno de sus artículos como “flor de perseverancia” y continuaba diciendo: “Carlos Acosta ha ido creciendo en cuanto a la gerencia de su obra, se refiere, en el siempre difícil marco competitivo de Madrid, donde conjuntamente con un grupo de artistas de diferentes partes del mundo, ha sido objeto de un homenaje promocional de parte de la gente que maneja la inserción de los servicios de Internet en España y así, su obra forma parte de ese espectro internacional, lo que reseñamos con satisfacción y orgullo desde ésta esquina del viejo Saladillo.”

En 1970 Carlos practicó la técnica muralista en el taller del pintor Gabriel Bracho, allí se dio cuenta de que en el mural las dimensiones son muy amplias y aprendió a dominar el juego de la perspectiva y la iluminación. Afortunadamente, a Gabriel no le importaba que le vieran trabajando ni tenía miedo de que alguien copiase su obra. Carlos se quedó con la frase de Leonardo da Vinci que dice: “El trabajo del alumno es superar a su maestro”.

En esa época, Carlos compagina las exposiciones con sus estudios y sus clases de pintura. Le gustaba dar clases a los niños porque Picasso dijo en una ocasión que los niños eran puros, porque no tenían ningún tipo de influencia. En ese argumento de basó para pedirle a D. Sergio Antillano, director de la Universidad de Zulia y crítico de arte, que le facilitase dar clases a niños, entre 4 y 10 años. Carlos consiguió hacerlo durante dos cursos y así es como llegó a ser profesor de pintura con tan solo 17 años. Además, cuando el profesor Roberto Duro no podía ir a dar sus clases, Carlos le sustituía, en la Universidad Central de Caracas. En sus clases daba libertad a los niños para que pudieran expresar su creatividad, pero inculcándoles la conciencia de que ese espacio era para trabajar. Eso se pudo lograr gracias a la moral de aquélla época, porque en la actualidad no cree que hubiera sido posible mantener esa disciplina; la diferencia es que antes el profesor era como un padre y los alumnos obedecían con respeto. En su opinión, la destrucción de la moral se inició a partir de 1981 con el presidente François Mitterrand en Francia, y continuó en España mediante el gobierno de los socialistas como Felipe González, que dieron el primer paso para destruir las bases de la educación y la ética.

Esta iniciativa suya de dar clases a niños también estuvo apoyada por los artistas de esa generación que él llegó a conocer en el Departamento de Cultura de la Universidad de Zulia, que era el lugar donde el director Sergio Antillano se reunía con todos sus colaboradores del Departamento de Diseño Gráfico, incluido Carlos que tenía tan solo 16 años.

Carlos recuerda todos sus nombres y lo mucho que los admiraba; junto a él se sentaban Carmelo Niño, Angel Peña, Pedro Piña, Hugo Sánchez Avila, Osbaldo Parra, Edgar Queipo, Félix Royet y Ender Cepeda. Todos ellos llegaron a ser grandes figuras y precisamente en aquella etapa la Universidad de Zulia hizo valiosas aportaciones al arte de Venezuela. Algunos pintores de la década de los 70 como fueron Carmelo Niño, Hugo Sánchez Avila, Angel Peña, Francisco Hung, Pedro Piña Y Ender Cepeda fundaron el grupo “Seis contra la rosca”, para exaltar sus obras con el apoyo de Lía Bermúdez y Oscar d’Empaire. La experiencia que vivió junto a ellos fue muy importante para Carlos, rodeado de grandes maestros, con los que aprendió muchísimo en poco tiempo.

En 1969 Carlos descubriría al pintor Jose Antonio Davila en una exposición donde a Davila le dieron el Primer Premio del Salón D’empaire por el cuadro “Cabina nº 6”, en el que se veía el perfil de un hombre dentro de la cabina de un camión, con algunos trozos de collage. A Carlos le impactó mucho el uso de la geometría en ese cuadro y aunque no le llegó a conocer en persona, siguió su trayectoria y sabe que tiene obras en el MACZUL (Museo de Arte Moderno de Maracaibo), el mismo donde figuran dos cuadros de Carlos Acosta: “Fuegos artificiales” y “Bailarinas”. Ese mismo año Carlos conocería a otro pintor zuliano, Manuel Finol, que le impactó mucho por sus obras de colores vivos, con grandes contrastes. Pintaba sus cuadros con una espátula, muy empastados. En una exposición suya que Carlos visitó en el  Salón de Bellas Artes de Maracaibo, le gustó en especial un cuadro suyo titulado: “Nuestro origen”, que era como un reflejo de la luz solar. Manuel Finol no tenía aspecto de pintor, ya que era un hombre corpulento y fuerte, con un espeso bigote negro; tenía una camioneta desvencijada donde metía los cuadros para transportarlos. Carlos ha seguido su trayectoria y sabe que desde el año 2000 ejerce como diseñador gráfico y fotógrafo.

En 1970 Carlos consiguió exponer en la Galería Amubock, en el Salón de Estudios Fecha, en la Sala de Exposiciones del Congreso Nacional de Caracas, así como introducir sus obras en la colección permanente del Ministerio de Relaciones Interiores.

En 1971 expone en la Galería Leggio de Maracaibo, en el Centro de Bellas Artes de la misma ciudad, participando en el Primer Salón de la Comunidad Artística y también organiza una exposición en los Salones de la Asociación Venezolana de Periodistas de Maracaibo, más conocidos como La Casa del Periodista.

En 1972 muestra su obra en una exposición individual organizada por la Universidad del Zulia en la Asociación de Periodistas de Maracaibo y en la Facultad de Arquitectura de L.U.Z., donde obtiene el Premio de Arte LUZ, llamado así en honor al pintor Víctor Valera de Luz.

Antes de cumplir los 18 años Carlos decide irse de casa de sus padres y cruzar el puente sobre el lago de Maracaibo, una pequeña frontera que le comunicará con el resto del mundo.

 

Foto de la boda de los padres de Carlos Acosta, Carmen Cristina y Hernán José; en la esquina de la derecha está su tío Rubén Carrasquero, seguido de su madre junto a su padre (con un cigarro en la mano). El señor con gafas que se asoma es su abuelo Pedro Azuaje.

 

Carlos Acosta con 2 años

 

Carlos Acosta con 3 años; su abuela le pone una mano en el hombro mientras su madre tiene en brazos a su hermano Ernesto.

Carlos Acosta con 4 años

 

 

 

 

Carlos con 5 años en la boda de su tía Gloria Esperanza con Roberto Rendina, su abuelo Pedro Azuaje le apoya una mano en el hombro y a la derecha de la foto está la madrina de Carlos. La señora que sostiene una copa es su abuela Carmen Teresa Montell.

 

 

Primer dibujo de Carlos Acosta con 6 años

 

 

 

 

 

 

Carlos Acosta con su hermano Ernesto

 

 

 

 

 

 

Las hermanas de Carlos, María Cristina y Doris Cristina

 

 

 

 

Carlos con 8 años junto a su abuela Carmen Teresa

 

 

 

 

Carlos con 10 años en el colegio de Los Maristas

 

 

Primera Comunión de Carlos Acosta con 12 años

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Carlos Acosta con 15 años mostrando su obra

 

 

 

 

 

 

Primera entrevista del Diario Panorama a Carlos Acosta el día que cumplió 22 años

 

 

 

 

 

 

 

Primera exposición de Carlos Acosta

 

Segunda exposición de Carlos Acosta

 

 

 

 

Exposición de Carlos Acosta en el Teatro Baralt de Maracaibo

 

Tercera exposición de Carlos Acosta en la Casa del Periodista

 

 

 

 

 

 

 

Premio Jovenes Valores

 

 

 

Presentación del cuadro donado por Carlos Acosta a la Catedral de Maracaibo; a su izquierda el Gobernador del Estado del Zulia y a su derecha su padre Hernán José

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Documento de la donación del cuadro a la Catedral de Maracaibo

Carlos Acosta con 24 años

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Carlos Acosta con su cuadro titulado “Galaxia”

 

Carlos Acosta en el Paseo del Lago de Maracaibo

Carlos Acosta con el lago de Maracaibo de fondo

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

CARACAS

(1970-1972)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

“Cuando voy a Maracaibo y empiezo a pasar el puente, siento una emoción tan grande que se me nubla la mente, siento un nudo en la garganta y el corazón se me salta. Sin darme cuenta tiemblo, sin querer estoy llorando.”

 

A pesar de que el paso del puente estaba controlado por la policía, no pararon el vehículo en el que iba para pedirles la documentación y Carlos llegó al Estado de Lara sin ninguna dificultad. Allí se dispuso a coger un coche de línea que le llevaría hasta Caracas, donde pensaba acercarse hasta la casa de su padrino Pedro Miguel, un tío de su madre que vivía en la quinta llamada “La Chinita”. Su padrino le recibió con los brazos abiertos y le invitó a quedarse en su casa, donde estaría una temporada, aunque en las vacaciones de verano iría a casa de sus padres en Maracaibo, que ya sabían de su paradero, pero la relación seguía siendo fría.

En los años 70 en Caracas no se pagaban impuestos y la Seguridad Social era gratis

Carlos se llevó una grata sorpresa cuando en 1972, su padre se presentó en el acto de donación de un cuadro suyo en la Catedral de Maracaibo. El cuadro era un óleo sobre lienzo de grandes dimensiones titulado: “Cristo ante el juicio final”. A ese acto acudieron importantes personalidades, incluido el gobernador. Hicieron una rueda de prensa y Carlos, siempre con su carácter reivindicativo y a pesar de que su padre le advirtió antes de empezar que no hablara de política, aprovechó para decir que el estado destinaba demasiado presupuesto para el deporte y muy poco para la cultura, por lo que los artistas lo tenían muy difícil.

Carlos se libró de hacer el Servicio Militar porque cuando le reclutaron, el Presidente de la Federación Nacional de Jóvenes de Caracas, Abraham Bellorín, le mandó  buscar al ejército, alegando que era el hijo mayor de su familia y que además era muy necesario tanto en su casa como en la Federación, añadiendo que no sólo con las armas se podía servir a una nación, sino también con la cultura, cosa que convenció totalmente a los altos mandos que le dejaron regresar a casa de su padrino en Caracas.

Plenamente consciente de la vocación de Carlos y confiando en el talento de su ahijado, su padrino le matriculó en la Universidad Central de Venezuela, donde Carlos continuará sus estudios de arte hasta 1973; estudios que logró compaginar con su faceta como profesor de  pintura, además de continuar pintando cuadros y organizando sus exposiciones.

En la Universidad Central uno de sus profesores de dibujo y pintura fue Roberto Duró, del que recuerda sus ojos verdes y su mirada tierna. Roberto Duró era un pintor surrealista de origen catalán que había triunfado en Venezuela. Un día invitó a Carlos a su casa para mostrarle todas las pinturas que tenía guardadas en su taller, se lamentaba de que al morirse su hijo, no tenía a quién dejarle su obra. Roberto Duró ayudó mucho a Carlos, le escribió presentaciones para algunas de sus exposiciones y publicó algunas críticas de arte sobre sus cuadros muy favorables. Marcos Miliani, arquitecto venezolano dedicado a las Artes Plásticas y Director del Museo de Bellas Artes de Caracas, llegó a decir de Carlos Acosta que su pintura era dinámica y de una inmensa riqueza en el color.

Angel Boscán, otro excelente profesor de dibujo y pintura de Carlos en la Universidad Central de Venezuela durante el curso 1972-73, organizó un Foro en el Aula Magna dedicado a Picasso, que acababa de fallecer el 8 de abril de 1973. En dicho Foro, Carlos estaba presente en el estrado en calidad de ponente, dispuesto a dar su conferencia, para que luego, tanto alumnos  como público le preguntaran al respecto. Ese estrado solo lo ocupaban 4 personas: Pedro León Zapata, caricaturista del Diario Nacional; José Rato Ciarlo, crítico de arte del diario Ultimas Noticias; el profesor Roberto Duró, pintor que daba clases en la Universidad Central de Venezuela y Carlos Acosta, con tan solo 19 años. Carlos planteó que los diferentes estilos pictóricos de Picasso tenían mucho que ver mucho con cada una de sus mujeres, alegando que todas ellas eran entusiastas del arte. Las etapas pictóricas de Picasso coincidían con la época en la que estuvo viviendo con cada una de ellas. Por eso él atribuía ese cambio de estilo del pintor a que la personalidad de cada una de estas mujeres le absorbía de tal modo, que quedaba reflejada en su obra. Hubo una interesante tertulia al respecto.

En ésta Universidad Carlos también tuvo la fortuna de tener como profesor a Siuberto Martínez, que llegaría a ser Diputado del Congreso de Venezuela.

En 1973 expone en la Galería de la Universidad Central de Venezuela en Caracas, la muestra fue organizada por los profesores Angel Boscán y Roberto Duró y en esa exposición participaron sus compañeros de estudios.

Carlos recordó la primera vez que atravesó el umbral de la puerta de aquella Universidad, con el corazón palpitante y la emoción de sentir que formaba parte de aquella prestigiosa institución. Este lugar  le acogió y fue para él como su segunda casa, ya que se sintió que pertenecía a una gran familia, con personas que le entendieron y le consideraron, con unos profesores totalmente responsables, conscientes de su importante papel y plenamente dedicados a lo que enseñaban. La universidad era un reflejo de la democracia, un centro de enseñanza cívica y moral, fiel a las tradiciones y a las costumbres de Venezuela, que formaba a los ciudadanos de una forma que les daba seguridad en el futuro. Para Carlos su paso por allí fue significativo pues, se  le abrieron nuevas expectativas y toda una gama de posibilidades que plasmar en su lienzo. Se sentía muy orgulloso de estar allí porque, por aquella universidad habían pasado personajes célebres como Gaston Dhiel, que fue profesor de Historia del Arte.

En 1974 participa en el Encuentro de Pintores Ecuatorianos y Venezolanos en el Museo de Bellas Artes de Caracas, expone en la Galería Art-Nouveau, una galería que estaba en la Gran Vía de Caracas y fue muy importante en los años 70, su propietario y director Franco Rosso era un pintor de origen italiano que se entendió muy bien con Carlos, en esa misma galería expuso también Francisco Hung. Por aquella época Carlos conocerá también a la pintora belga Marcela Jayé, que tenía su propia galería de arte en la Avenida Los Mangos de Caracas. Ella le dijo algo muy importante, que los artistas tenían que tener en su interior mucha vida vivida y mucho esfuerzo, para que su pintura no fuera fría y pudiera expresar el máximo sentimiento. Lo que ella le dijo le sirvió para implicarse más todavía en casusas humanitarias. Las siguientes exposiciones de Carlos Acosta serían en la Galería Cristóbal Rojas de Caracas, en el Primer Salón Cristóbal Rojas y tras el éxito obtenido, vuelve a exponer en 1975 en el Hotel Caracas Hilton, la muestra del Segundo Salón Cristóbal Rojas. En 1975, además de presentar su obra en la Sala de Exposiciones del Teatro Baralt de Maracaibo, participará en el Festival de Arte Moderno del Círculo Militar de Caracas, donde en 1976 la federación Nacional de Jóvenes Empresarios de Venezuela organizaba cada año la entrega de premios a los empresarios que colaboraran con ellos. Siempre invitaban a Carlos, que tiene un buen recuerdo de aquellas grandes recepciones, que se hacían en diciembre, por lo que todo estaba muy bonito decorado con luces y adornos de Navidad y había un abundante buffet libre, en torno al cual se solía brindar con champán y desear los mejores augurios para el próximo año. Carlos disfrutaba de ese ambiente navideño y de la buena compañía de todos sus compañeros de la Federación.

En 1976 presentará su cuadro “Las chismosas” para la exposición que se organizó en La Galería L’atelier – Alta Florida, II Salón anual, titulada “La mujer ¿qué es?” Capítulo primero.

Carlos Acosta consigue introducir sus obras en las colecciones de la Catedral de Maracaibo, en la Basílica de la Virgen de la Chiquinquirá, en el Ministerio de Defensa, en el Banco de Venezuela, en el Banco de Descuento de Maracaibo, en el Museo de Arte Contemporáneo Sofía Imber de Caracas, en el Museo de Arte Moderno de Bogotá y en la CANTV (Compañía Nacional de Teléfonos de Venezuela).

Carlos estuvo colaborando con el Diario Ultimas Noticias de Caracas desde 1972 hasta 1975, ilustrando cuentos de escritores premiados por encargo del director Nelson Luis Martínez. Por entonces ya se pudo permitir vivir solo en un apartamento y tener el espacio suficiente para pintar sus cuadros y continuar haciendo exposiciones. Una de ellas fue “A Maracaibo desde el mundo”, en la Salas del Centro de Bellas Artes de Maracaibo, una gran muestra retrospectiva con obras desde el año 1979 hasta el 1998; más de 50 dibujos sobre lienzo en blanco y negro, de un solo trazo, con retratos de personajes históricos como Mozart o Einstein.

Carlos tuvo el honor de conocer personalmente a Sofía Imber, una mujer extraordinaria, que además de periodista y promotora de arte, era la fundadora y directora del Museo de Arte Contemporáneo de Caracas. También conocería a Lía de Bermúdez, una escultora venezolana que ganó el premio nacional y fundó el Centro de Arte que lleva su nombre, además era la propietaria de la Galería de Arte Agata, donde Carlos llegaría a exponer.

A partir de 1978 Carlos se irá irremediablemente alejando de Maracaibo, buscando nuevos horizontes; mientras que en el aire flota una melodía que se entremezcla con sus recuerdos:

“Maracaibo en la noche, desde lejos más hermoso te ves, más atrayente

con tu gran Catatumbo y sus reflejos de cuando en vez besando tu casta frente.

Maracaibo en la noche, el que te vea por aire, tierra o mar, bien se recrea

para finalizar, repito estas palabras ¡¡El Zulia por las noches relampaguea!!”.

 

En una nueva etapa de la ajetreada vida de Carlos, termina sus estudios en Caracas y es nombrado, con tan solo 20 años, en el año 1973 es nombrado Director de Cultura de la Federación Nacional de Jóvenes de Maracaibo. Su trabajo consistía en organizar exposiciones de arte y eventos culturales.  En ésta Federación Carlos se dedica a dar a conocer a jóvenes pintores talentosos, y es entonces cuando descubre a Otto, un pintor alemán de melena rubia e intensos ojos azules, que pintaba en una acera de la Sabana Grande de Caracas, que es como la Gran Vía de Madrid. Le organizó a Otto una exposición que resultó un éxito y unos días más tarde, Otto le comentaría que había oído decir que en Río de Janeiro se podían hacer cosas interesantes con la pintura, así que se marchó para allá. Carlos también quiere viajar también a Rio de Janeiro, pero se le presenta un pequeño inconveniente, no tiene dinero para el viaje, pero como para él no existían los obstáculos, se dirige muy decidido a las oficinas de Viasa (la compañía aérea de Venezuela) y expone su situación y los deseos fervientes que tiene de viajar a Rio de Janeiro para desarrollar su carrera artística. La empleada que le atendió le dijo: – esto lo tendremos en cuenta, ya que hay personas que vienen aquí que se pueden permitir donarle un billete. Carlos se volvió a pasar por las oficinas 15 días después y la empleada le recibió con una gran sonrisa diciendo: – ¡Carlos, espere un momento que ya le tenemos su billete a Rio de Janeiro!. Carlos le dio las gracias encarecidamente y nunca supo quién le donó el billete. Esa era la Venezuela próspera y generosa de aquellos años, donde en verdad se ayudaba a las personas que tenían como él, esa necesidad de surgir.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

BRASIL

(1973)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Como Brasil está pegado a Venezuela, los venezolanos caen muy bien allí, por lo que Carlos se sintió acogido desde el primer día. Carlos se instaló en un hostal de la Rua San Pao, muy cerca de la playa de Copacabana. Con la cantidad de alojamientos que hay en Rio de Janeiro, Carlos y Otto coincidieron en el mismo hotel, se encontraron al día siguiente de su llegada, en el comedor del hotel a la hora del desayuno. Los dos charlaron animadamente sobre la ciudad y sus respectivos planes. A partir de ese día, se encontraban temprano en el comedor para desayunar y luego cada uno se iba a hacer sus cosas. Carlos se matriculó en los talleres de la Escuela De Bellas Artes de Río de Janeiro, a la que iba todas las mañanas andando por el Paseo Marítimo de la Avenida Río Branco; cuando terminaba, como la escuela era un anexo del Museo de Bellas Artes, se recreaba allí viendo los cuadros de Portimari. Luego se acercaba al centro de la ciudad, una zona bulliciosa con las calles empedradas o con adoquines y muchos tramos de escaleras, todas peatonales, hasta que llegaba a la Rua San Pao, donde  había pequeños negocios turcos de comida para llevar, se compraba algo y se lo comía sentado en la playa de Ipanema. Cerca de esa playa había una gran plaza, un cuadrilátero rodeado por cuatro calles, donde desde el viernes por la tarde hasta el domingo, se montaban muchos puestos de artesanía, sobre todo tallas de madera de ébano y alfarería, pero también había pintores que vendían allí sus cuadros. Un fin de semana Otto y Carlos se instalaron allí, solo era necesario ir temprano y coger sitio para montar su puesto; les compraron cuadros una empleada del Ministerio de Trabajo y un señor del Banco de Galonceras, que quedaban por allí cerca; para Carlos fue una buena experiencia. Pero quitando esos días de mercado, el resto de los días le parecían a Carlos aburridos por lo que sólo estaría unos meses en Río, ya que regresaría ese mismo año a Caracas. Por las tardes, Carlos se acercaba en autobús a la Playa de Copacabana, donde en lugar del cruceiro, circulaba el dólar, pues aquello estaba lleno de turistas americanos ocupando las terrazas y contemplando el mar, en un ambiente distendido, con esa cálida música de bossa nova sonando de fondo. Carlos iba porque los atardeceres desde allí eran impresionantes, llenos de tonalidades naranjas, como decía el pintor británico Willian Turner: “Un auténtico espectáculo”; a Carlos los atardeceres de Copacabana le recordaban mucho a las puestas de sol en el lago de Maracaibo.

El Rio de Janeiro de aquella época le pareció a Carlos una ciudad monumental y tranquila, con su impresionante Cristo Redentor en la cima del monte Corcovado y el enorme Pan de Azúcar dominando la bahía, le gustó el carácter de la gente carioca, llena de alegría y vitalidad, gente que parecía caminar a ritmo de samba; pero después de esa buena impresión, Carlos notó que era una ciudad con escasa vida cultural y con escaso interés por el arte, quizás porque en esos años Brasil estaba sometido a una dictadura.

Otto regresó a Alemania y Carlos poco después volvió a Venezuela, no sin antes dejar su huella en Río de Janeiro, donde obtuvo el Premio de la Galería de Arte Bonino y además aprovechó la ocasión para donar algunos de sus cuadros en el Ministerio de Educación, la Sociedad de Bellas Artes de Río de Janeiro y en el Banco Nacional de Brasil. A su vuelta a Venezuela en 1974, Carlos retomaría sus tareas como Director de Cultura de la Federación Nacional de Jóvenes de Maracaibo y continuaría su trayectoria artística ya consolidada. En la prensa se empiezan a referir a él como al pintor zuliano que destaca en el panorama artístico venezolano como un nuevo talento al que se le augura un futuro prometedor.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

                                                             VENEZUELA

(1974-1978)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Carlos estuvo saliendo con la ahijada del presidente Pérez Jiménez, pero ella se fue a estudiar a Londres y ya no volvieron a verse más. Se casó a los 21 años con una mujer mayor que él y muy dominante, tuvieron dos hijas  pero, un día su mujer se marchó con las dos niñas y tampoco volvió a verlas. Carlos sabe que ya se han casado y que tiene nietos, a los que quizás les guste pintar y un día se pregunten quién es su abuelo.

Desde la ruptura de su matrimonio se dedicó de lleno a su pintura, expresando todas sus emociones en sus cuadros.

Entre 1974 y 1976  Carlos Acosta continúa pintando y desarrollando su técnica pictórica, sin parar de organizar más exposiciones. Como ya había perfeccionado lo suficiente sus dibujos de un solo trazo, se dedicó a investigar el color, utilizando la técnica de Van Gohg que se basa en los tres colores primarios: azul, amarillo y rojo; colocándolos contrastados en las composiciones y creando múltiples gamas de colores secundarios, siempre aceptando la teoría del pintor francés Paul Cezanne que dice: “no existe color sucio sino mal colocado”. A  Carlos le fascinaba la técnica de Marc Chagall, que se dedicó a pintar los puentes del Sena a distintas horas del día, sosteniendo los efectos de luz que tienen en cada momento; en su opinión, ésta técnica de Chagall, según Carlos Acosta, tiene sus orígenes en los efectos lumínicos que utilizaba Rembrandt.

Para Carlos el color significa la vida en la pintura y el dibujo representa la expresión.     Continúa su trabajo imparable, pintando día y noche para organizar más exposiciones.

Traslado aquí una de las reflexiones de Carlos Acosta: “La pintura es una escritura de imágenes y al escribir, yo componía mi próximo bosquejo de un cuadro y le daba vida pintando las letras. Por eso mis cuadros hablan, tienen un lenguaje propio, quieren decir lo que yo pienso. Henry Matisse dijo que la pintura es el arte completo, porque con ella consigues la imagen, consigues el teatro con las escenas, consigues la poesía y consigues la música, incluso hasta consigues la fotografía y el cine. Pero no estoy de acuerdo con él sobre lo que dice respecto a que un cuadro es un sillón cómodo, ya que para mí es un sillón de reflexión, sobre todo en lo relacionado a la transgresión de los derechos humanos. Mis pinturas buscan la defensa de la dignidad, por  ser un derecho de todos los seres humanos”.

En 1977 Carlos hace la portada del suplemento cultural del periódico Ultimas Noticias, suplemento llamado Impacto Cultural; ese año también tiene mucho éxito con la muestra de sus cuadros en la Galería Estudio Fecha de Caracas, obtiene el Premio de Jóvenes Valores de Caracas, otorgado por un jurado compuesto de catedráticos y críticos de arte; la persona que se lo entregó fue D. Juan Calzadilla Altagracia de Orituco, prestigioso poeta, pintor y crítico de arte venezolano. Este premio lo consiguió gracias a Luc B. Innocent, un marchante de arte haitiano, que se dedicaba a vender cuadros de pintores de Haití. Él fue quien mostró la  obra de Carlos Acosta y le introdujo en la Galería Estudio Fecha, gracias a lo cual Carlos ganaría el Premio de Jóvenes Valores ese año. Desde entonces se forjó una gran amistad entre ellos, de manera que Carlos solía quedarse algunas veces en casa de Luc cuando iba a Caracas, en lugar de alojarse en algún hotel. Por aquél entonces Carlos tenía 24 años y Luc más de 40. En 1978, el día antes de irse a Nueva York, Carlos se encontró con Luc al salir de la redacción del Diario Panorama y éste le invitó a pasar la noche en su casa. Al día siguiente Carlos tenía que coger el vuelo a las ocho de la mañana en el aeropuerto de Maiquetía de Caracas, Luc pidió un taxi y le acompañó, él iba delante con el conductor y Carlos en el asiento de atrás con su maleta; de repente el taxi derrapó en una curva  y se le perdió una rueda, saliéndose de la carretera y chocando contra la montaña que había a un lado de la cuneta; esa carretera estaba llena de curvas y no tenía quitamiedos de protección, del otro lado había un gran precipicio, por lo que sin duda, de haber caído por ahí habrían muerto todos. El conductor estaba muy mal herido y Luc no se podía mover, Carlos sólo tenía un rasguño en la frente que sangraba un poco.

En cuanto llegó la ambulancia Luc le dijo a Carlos que no se preocupara por él, que llamara a otro taxi y se fuera para el aeropuerto, para no perder su avión. Y así lo hizo. Se lavó la herida en los lavabos del aeropuerto y llegó justo a tiempo para coger su vuelo. Cuando llegó al Hotel Stanford de Nueva York llamó a la mujer de Luc para preguntarle cómo estaba su amigo, ella le contó que en esos momentos le estaban operando, porque se había fracturado las dos piernas. Por suerte Luc se recuperaría y pronto volvería a andar. Cuando Carlos regresó a Venezuela, lo primero que hizo fue ir a ver a Luc.

Luc B. Innocent era un poeta haitiano exiliado por la dictadura de Duvalier, condenado por su libro: “S.O.S. Haití” , censurado en su país de origen pero que pudo publicar en Venezuela. Cuando supuestamente había terminado la dictadura, Luc regresó a su tierra con su familia. Una tarde llamaron a la puerta de su casa unos militares y se lo llevaron; le torturaron y le mataron. Para Carlos y para mucha gente fue un héroe comparable con Nelson Mandela, alguien que mantuvo sus principios hasta el final.

Luc fue un personaje muy importante en la trayectoria de Carlos, un intelectual, amante de las artes que le dejó profunda huella y colaboró en muchas actividades artísticas en Venezuela. A través de él conoció a el Doctor Angel Peña, coleccionista de arte al que le gustaron mucho sus cuadros y que a su vez le presentó a Nelson Luis Martínez, periodista y director del diario Ultimas Noticias, el cual publicaría dibujos de Carlos y algunos de sus artículos en su periódico.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

ESTADOS   UNIDOS

(1978-1980)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

En 1978 Carlos viaja a Nueva York, antes de salir de viaje, va al despacho del director del diario Ultimas Noticias, Nelson Luis Martínez, para comunicarle su intención de continuar su trayectoria en Estados Unidos y pedirle que lo publique en su periódico. Ese día Carlos llevaba un cuaderno donde los críticos de arte le anotaban sus comentarios, incluso tenía una caricatura suya que le dibujó de Pedro León Zapata, que trabajaba como caricaturista para el Diario El Nacional; ese cuaderno siempre le acompañaba, como un fiel compañero y siempre podía mostrarlo para adjuntar más información sobre su persona.

El vuelo de Viasa llegó puntual a Nueva York una mañana de febrero, era su segundo viaje internacional en avión; la azafata, al ver que Carlos iba con ropa de verano, le regaló un forro polar blanco de la compañía aérea, advirtiéndole que lo iba a necesitar, y efectivamente en Nueva York había nevado y hacía muchísimo frío. Precisamente a la mañana siguiente se levantó temprano para ir a hacer unas gestiones al banco y por el camino comprobó cómo poco a poco el brazo derecho se le iba poniendo morado y rígido; cuando ya no lo podía mover y la mano tomó un tinte azulado, llamó desesperado a una puerta al azar para pedir ayuda y le abrió una señora de color con una amplia sonrisa que de inmediato le condujo al baño y le puso el brazo bajo el chorro de agua caliente de la ducha durante un buen rato, hasta que el miembro  recuperó la circulación y volvió a la vida. A Carlos le dolió muchísimo pero posiblemente, ese gesto le salvó de que se lo amputaran por congelación y siempre le estará agradecido a aquella mujer que de inmediato supo lo que le pasaba y actuó sin necesidad de hablar, ya que Carlos no sabía decir nada en inglés pero, durante su estancia, no tuvo problemas para entenderse con nadie, porque la mayoría de las personas con las que habló eran españolas o hablaban español perfectamente.

Carlos disponía del dinero suficiente para mantenerse allí una temporada, pues comprobó que la vida en Nueva York era barata y que había salido ganando al cambio a dólares del Bolívar, la moneda de Venezuela. Le atrae en particular ésta ciudad por estar en plena gestación de grandes movimientos artísticos; además comprueba con agrado que hay seguridad en las calles y que se puede andar tranquilamente por ellas de noche. Nada que ver con situación actual.

Por aquel entonces estaba en la presidencia Richard Nixon y todo el mundo bailaba al compás de la película de los Bee Gees “Fiebre del sábado noche”, anunciada a bombo y platillo en uno de esos cines de Broadway con uno de esos carteles luminosos rodeado de bombillas. Precisamente Carlos se instala en el Hotel Stanford de Manhattan, en una suite decorada estilo Luis XVI, muy cerca del Empire State Building, pero eso no logra distraerle de su objetivo porque cuando Carlos llega a Nueva York, lo primero que hace es comprar un block grande de dibujo y un bote de tinta china; quiere plasmar de inmediato, “al tacto” como diría él, sus primeras impresiones de la ciudad; por ese motivo se pasa dibujando toda la noche, dedicándose en lo sucesivo a pintar a diario, como si aquél lugar fuera su propio estudio.

Al día siguiente salió a buscar galerías de arte para exponer aquellos dibujos y encontró la galería C.O. ART, donde habló con el director que resultó ser un italiano, afincado hacía años en Nueva York, con el que se entendió muy bien ya que le gustaron mucho los dibujos a tinta china de Carlos y le indicó que sólo le faltaba montarlos para organizar la exposición lo antes posible, por lo que Carlos buscó una tienda de marquetería, escogió los marcos y se los tuvieron listos en tan solo unas horas. Le encantó la eficacia y lo bien que trabajaban en aquella ciudad. Los neoyorquinos le parecieron muy pragmáticos y esa era una cualidad que admiraba muchísimo y que él también practicaba. Ese mismo día llevó sus dibujos preparados a la galería y a la semana siguiente se inauguró la exposición. Carlos aprendió una cosa muy importante del director de la galería pues, al ver el dossier que Carlos le mostraba, le sugirió que cuando hablase de algo, mostrara la página donde estuviese ese documento, para así certificar lo que estaba diciendo y corroborar su discurso con su obra, a partir de entonces Carlos lo hace así. Precisamente en esta Galería C.O. ART de Manhattan es donde recibirá una Mención Honorífica por su obra.

Carlos tiene 24 años y es invitado por el Consulado de Venezuela en Nueva York y la Universidad de Ockland en California, para exponer una selección de sus dibujos, hechos en acrílico y tinta china. La exposición de la Universidad de Columbia fue en abril de 1978, Carlos tenía 25 años y fue su primera exposición individual en Nueva York; los 100 dibujos que formaron ésta exposición llamaron mucho la atención por su creatividad, según se menciona en el Diario Panorama de Maracaibo. Carlos tuvo como colaborador a Nelson Bocaranda Sardi, un periodista que en aquélla época residía en Nueva York y que le ayudó mucho a promocionarse y alcanzar sus objetivos.

Carlos se dedica a la investigación artística y practica nuevas técnicas de pintura. Busca nuevos caminos, purificando su dibujo con una línea de trazo continuo para hacerlo más fluido, entrelazando imágenes y creando perspectiva en un espacio delimitado. A partir de entonces Carlos consigue realizar sus dibujos “de un solo trazo.”

El pintor se quedó en Nueva York hasta 1980, donde además de pintar y exponer se dispuso a completar sus estudios en los Talleres de Investigación Gráfica de Manhattan. Además de exponer en la Universidad de Ockland (California), consiguió hacerlo también en la Universidad de Columbia (Manhattan). Dejando así constancia de su paso por Estados Unidos.

 

Carlos Acosta en el Museo de Arte Moderno de Nueva York

 

Documento de la Embajada de Estados Unidos

 

 

 

 

 

Fragmento de la obra de Carlos Acosta en homenaje a las víctimas de los atentados del 11-S

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

CARTA ABIERTA DE CARLOS ACOSTA DIRIGIDA AL EMBAJADOR DE LOS ESTADOS UNIDOS

 

 

 

 

 

 

CATALOGOS DONDE FIGURA EL NOMBRE DEL PINTOR CARLOS ACOSTA

 

 

“Alegoría a la Paz Mundial” de Carlos Acosta, ubicado en la Embajada de estados Unidos

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Exposición Internacional de Carlos Acosta

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

ITALIA (1979)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Carlos  llamó desde Madrid al Embajador de Venezuela en Italia para concretar la entrega de su cuadro “Genio inquieto… Bolívar” en dicha embajada, aprovechando la escala técnica que hacía su avión desde Madrid a Caracas.

Carlos Acosta se matriculó en 1998 en la Academia de Arte Greci-Marino para perfeccionar sus conocimientos artísticos. A Carlos Roma le olía a arte, caminaba respirando su historia y le venían a la mente nombres de artistas a los que admiraba como Leonardo da Vinci y veía en cada mujer el rostro de la Gioconda. Toda la ciudad le parecía un hermoso cuadro, con una inusitada belleza y los rayos del sol vibrando sobre las ruinas de piedra milenarias, de las que surgían infinitas tonalidades. En el año 1995 Carlos llamó por teléfono desde Madrid al Embajador de Venezuela en Italia para concretar con él la entrega de su cuadro: “Genio inquieto…Bolívar” en dicha Embajada de Roma, aprovechando la escala técnica que iba a hacer su avión en la ciudad, al viajar desde Madrid a Caracas ese año.

  1. Jose María Azcárate tenía dibujos de Carlos que le perecieron tan buenos que envió una carta de presentación algunos de ellos a la Academia de Artes y Oficios de España en Italia, de la que el señor Azcárate era miembro; en dicha Academia los aceptaron para conservarlos en depósito en sus fondos. Así empezaría el primer contacto de Carlos con Italia, donde se matricularía el 1 de julio de 1998 en la Academia Internacional Greci-Marino de Vinzaglio, Academia del Verbano. Carlos admiraba mucho a los artistas romanos del Renacimiento como Miguel Angel, Leonardo da Vinci, Boticelli, Modigliani, Tintoreto,Raphael o Georgio de Kiriko.

En el año 1996, Carlos Acosta expone en la Galería Juana Mordó de Madrid su Homenaje al pintor italiano Mantegna, uno de los pintores italianos que Carlos admiraba mucho.

Carlos hizo los estudios de la Academia Greci-Marino desde Madrid, le enviaban los textos por correo postal y Carlos los estudiaba, consiguiendo pasar todos los exámenes durante un año, hasta que obtuvo el diploma. Carlos también fue nombrado Caballero del Arte.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

La Vienal de Venecia coincidió con un cuadro que Carlos entregó en la EMBAJADA DE Venezuela en Italia.

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DOS PINTORES ZULIANOS A LA BIENAL DE VENECIA

Este fue el titular del Diario Panorama sobre el evento en Roma. Dio la casualidad de que en 1979 Carlos estaba allí completando sus estudios en la Academia de Arte Greci- Marino. El CONAC (Instituto Nacional de Cultura de Caracas) había designado a Régulo Pérez, el que fuera su profesor en la Universidad Central de Caracas, para participar en la muestra de la Bienal de Venecia, y como había espacio suficiente en la sala de exposiciones, la Embajada de Venezuela le dijo a Carlos que él también podía participar. Así que al final fueron los dos, como representantes de Venezuela. Carlos sólo tuvo que coger un vuelo desde Roma hasta Venecia y reunirse allí con Régulo Pérez. Carlos llevó una selección de sus pinturas que comprendían una colección de obras expuestas en Caracas durante los últimos diez años de su producción; además tuvo que pintar de forma directa, junto con Régulo, un mural de grandes dimensiones en una de las paredes de la sala donde estaba se realizaba la exposición. Por supuesto Régulo y Carlos tuvieron mucho éxito y el acontecimiento les dio a conocer como pintores en toda Italia.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

CARACAS

(1979)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Carlos hace escala en Caracas, antes de regresar a Nueva York, para dejar gestiones preparadas, ya que en entre 1979 y 1980 permanecerá una muestra de sus obras en la Exposición de la Sede de las Fracciones Parlamentarias del Congreso Nacional de Caracas titulada: “Expresiones gráficas de la nueva generación”. La exposición en el Congreso Nacional de Caracas fue el día 2 de febrero de 1980, fecha en la que se conmemora el Día de la Juventud en Venezuela. El edificio del Congreso es una construcción de mármol negro impresionante que se encuentra en la esquina de Pajaritos. La sala de exposiciones tenía más de 800 metros cuadrados. Había mucha seguridad, antes de entrar todo el mundo, incluso el mismo Carlos Acosta, tenía que identificarse y portar una tarjeta para poder acceder al interior del recinto. La exposición era una muestra retrospectiva compuesta por 80 obras pintadas por Carlos Acosta desde 1966 hasta 1980, obras que ya formaban parte de colecciones públicas o privadas, lo que supuso una intensa labor de recopilación y múltiples gestiones para poder llevarse a cabo, pero todo pudo acordarse  finalmente y los cuadros fueron trasladados en avión, desde Maracaibo a Caracas.

Su paso por Venezuela en 1980 quedará reflejado en el periódico Panorama:

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CLAUSURO PINTOR ZULIANO EXPOSICION EN CARACAS

“Una muestra contentiva de 80 obras del joven pintor zuliano Carlos Acosta, fue clausurada en fecha reciente en el salón de exposiciones del Congreso Nacional.

Numerosas personas tuvieron oportunidad de admirar una vez más los trabajos de Acosta, que sin duda alguna, se perfila como una de las promesas de la pintura modernista en nuestro país. Sus trabajos han sido comentados favorablemente por destacados críticos, entre ellos Juan Calzadilla, Perán Ermini o Luis Guevara Moreno.

La muestra fue inaugurada por el Ministro de la Secretaría de la Presidencia de la República, Dr. Gonzalo García Bustillos. Estuvieron presentes el Presidente del Congreso Nacional, Dr. Godofredo González, así como también diputados y senadores pertenecientes a diversas corrientes. Asimismo se hicieron presentes diversos pintores, entre ellos Régulo Pérez, Oswaldo Vigas o Gabriel Bracho. No se descarta la posibilidad de que Carlos Acosta sea uno de los representantes venezolanos en la Bienal de Venecia, según lo informó Régulo Pérez, que opinó en torno a la obra de Acosta y en ese sentido manifestó que era de gran envergadura, tanto en el estudio como en el proceso de planificación de los cuadros.

La exposición se denominó “Expresiones Gráficas del pintor Carlos Acosta”. El cual define su trabajo como un estudio de la línea y de las masas compositivas, expresando el volumen mediante la línea. La mayor parte de los cuadros se compone de rostros en diferentes posiciones y expresiones.

Poderosamente llamó la atención de los visitantes el cuadro titulado: ”Gigantes y cabezudos”, elaborado en Nueva York en 1978. Dicho cuadro fue expuesto en la Universidad de Columbia en Manhattan, en una exposición individual, está elaborado con cuatro paneles unidos entre sí y se utilizó una técnica mixta. Esta obra reposa en la sede de la redacción del Diario Panorama en la Capital de la República.

La próxima exposición de Carlos Acosta será en el Instituto Zuliano de la Cultura de Maracaibo, el próximo mes de octubre, en la  cual los amantes del arte tendrán la oportunidad una vez más, de apreciar la técnica utilizada en éstos trabajos. Se presentará una colección de 40 dibujos de varios formatos.”

Firmado: ALEXIS  BLANCO

 

 

El 28 de junio de 1978 Carlos recibió una carta del Centro de Bellas Artes Ateneo de Maracaibo en la que Pilar Mac Millan, coordinadora de Artes Plásticas, le invitaba a exponer en dicho centro, incluyéndole en el calendario que estaba preparando para el año 1979:

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“Estimado Sr. Acosta:

Por intermedio del Sr. Oscar d’Empaire, he tenido conocimiento de su deseo de exponer en el Centro de Bellas Artes de Maracaibo en el mes de marzo del año 1979. Para nosotros sería muy interesante que esa muestra se llevara a cabo, y creo que la mejor fecha sería la primera quincena de marzo.

Las condiciones del Centro se las envío en la nota adjunta para que Ud. Las estudie y nos comunique su conformidad o desacuerdo. En cuanto a las obras, quisiera saber qué tipo de pintura es, el tamaño y la cantidad, para ver qué sala le podríamos dar en base a eso.

Le agradezco enormemente una respuesta lo antes posible, ya que tendría que incluirlo en el calendario de exposiciones que ya estamos preparando para el año 1979. Sin otro particular y en espera de su pronta respuesta, queda de Ud. Atentamente”

Firmado:  Pilar Mac Millan                   Coordinadora de Artes Plásticas

 

A mediados de 1979 Carlos realiza un vuelo a Caracas desde Nueva York, para exponer en el Centro de Bellas Artes Ateneo de Maracaibo, donde le esperaba su amigo Oscar d’Empaire; en ésta ocasión fue una exposición individual titulada: “La línea como elemento de expresión”. Carlos hace ésta exposición en homenaje al presidente Campins; en la muestra figuraban más de 50 cuadros que ocupan todas las salas del centro, con la peculiaridad de estar compuestos por dibujos de un solo trazo. En ese viaje conoce al poeta y director del Museo Municipal de Artes Gráficas de Maracaibo Enrique Romero, al que deja en depósito  algunos cuadros de los que acaba de exponer en el Centro de Bellas Artes y que ahora pertenecen a la colección de dicho Museo.

Artículo del 5 de mayo de 1979 de Panorama, previo a la inauguración:

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EXPOSICIÓN DE 53 DIBUJOS DE CARLOS ACOSTA

Un homenaje al Presidente de la República doctor Luis Herrera Campins, se realizará mañana en el teatro Bellas Artes.

El mismo es organizado por Oscar d’Empaire, Presidente de la Fundación Teatro de Bellas Artes y Carlos Acosta,  Secretario General de la Organización Nacional Estímulo del Arte en Venezuela (EVA).

Con éste acto de desea destacar la labor del Presidente Nacional y así colaborar de una forma directa con su programa de gobierno. En el mismo estarán presentes Alí Moncayo, Presidente de la Asamblea Legislativa del Zulia, el Ministro de la Cultura, doctor Guillermo Yepes Boscán y el Gobernador Ingeniero Gilberto Urdaneta Besson.

El homenaje consiste en una gran exposición de 53 dibujos, todos realizados por el artista Carlos Acosta, el cual está considerado por la crítica nacional como una de las figuras más brillantes en la técnica del dibujo y el mismo ha sido galardonado tanto en nuestro país como en el extranjero.

La exposición se efectuará en las dos plantas del Centro de Bellas Artes, desde mañana hasta el 18 de este mes, entre las 10 de la mañana y las 2 de la tarde.

El acto de mañana contará como padrinos con la asistencia de Oscar d’Empaire, Presidente de la Fundación Teatro de Bellas Artes, Roberto Baittiner, Director General de PANORAMA y el Licenciado César David Rincón, Director de Cultura de la Universidad del Zulia.

En el mismo se hará entrega al representante del Primer Magistrado Nacional, de un gran retrato del libertador Simón Bolívar, el cual forma parte de una gran exposición de retratos del Padre de la Patria.

 

En 1979 Carlos conoce al poeta zuliano Enrique Romero, que a su vez es director del Museo Municipal de Artes Gráficas de Maracaibo. Precisamente Carlos le donó unos cuadros que había presentado en esta exposición de “La línea como elemento de expresión” del Centro de Bellas Artes de Maracaibo y que ahora pertenecen a la colección de dicho museo.

 

Titular del artículo del 7 de mayo que ocupó la portada del Diario Panorama:

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 MINISTRO DE CULTURA PRESIDIO APERTURA DE LA EXPOSICION EN CENTRO BELLAS ARTES

El Ministro de Estado por la Cultura, Doctor Guillermo Yepez Boscán, que apadrinó el evento, asistió ayer en representación del Presidente Herrera, a la exposición del pintor Carlos Acosta abierta en el Centro de Bellas Artes.

La muestra consta de 40 obras de gran formato de técnica mixta, utilizando varios materiales sobre tela y 13 dibujos más pequeños en tinta china, que proyectan temas de tipo social, en los que el pintor trabajó durante dos años.

Esta exposición es la única que se inauguró ayer en homenaje al Presidente de la República Campins y fue el mayor acontecimiento pictórico de la ciudad. En otras galerías como el Taller de Artes Visuales de LUZ, continuaron las muestras expuestas desde el domingo anterior.

Expresó el Ministro de Estado para la Cultura su complacencia de asistir en nombre del Primer Magistrado Nacional, a  la apertura de esta muestra y a recibir un cuadro que el pintor Carlos Acosta ha regalado al Presidente.

Esta muestra revela a mi juicio- dijo el Ministro de Cultura – el potencial creador y artístico que tiene la juventud venezolana del interior del país. Por ello hemos anunciado la imperiosa necesidad de regionalizar la provincia y acción de la cultura. Quiero además agradecer públicamente en nombre del Presidente Herrera Campins, el gesto de Carlos Acosta al dedicarle ésta exposición.

CARLOS  ACOSTA

El pintor es nativo de Maracaibo y dijo que esta muestra individual es la primera que abre este año y se ha sentido altamente complacido de dedicarla al Presidente Luis Herrera Campins, porque tiene grandes proyectos a desarrollar en el campo de la cultura, que estimularán a todos los jóvenes del país, especialmente de la provincia. Esta exposición DIBUJO DE CARLOS ACOSTA, titulada: “La línea como elemento de expresión”, permanecerá abierta hasta el próximo 20 de mayo.

El pintor Carlos Acosta dice que está identificado con la tendencia figurativa y sobre sus dibujos, el crítico de arte Perán Herminy afirma que “los dibujos de Carlos Acosta están poblados de imágenes superpuestas, que están logradas con grandes trazos firmes, que son estudiados con gran dedicación, para el logro de grandes efectos en dichas imágenes. La composición es para Acosta su gran preocupación, que con los años que van transcurriendo, irá estudiando más el grafismo, que comprende un análisis del estudio de las formas y de los trazos en general”.

 

 

OBSEQUIO A PANORAMA

El pintor también tuvo la gentileza de donar una de sus obras al Diario PANORAMA y la misma la recibió en nombre de esta empresa Mario Montero Faria, Jefe de Relaciones Públicas.

La exposición, la misma importante de ayer, registró la asistencia de numeroso público, especialmente de personalidades vinculadas a las actividades culturales, entre ellos, el doctor Sergio Santillano, director de la Universidad del Zulia, el Gobernador del Estado, Ingeniero Guillermo Urdaneta Besson y el Presidente del Centro de Bellas Artes de Maracaibo, D. Oscqar d’Empaire.

 

Firmado: ALEXIS  BLANCO

 

 

Tras su primera exposición en Nueva York, Carlos es entrevistado por el Diario Panorama de Maracaibo, en uno de sus viajes relámpago a Caracas. Mientras le hacen la entrevista, Carlos les hace un dibujo de un solo trazo, situación curiosa que en el artículo describen así:

“A medida que sus palabras fluyen dándonos a conocer su trabajo, en esa misma medida, el entrevistado, con gran precisión y fuerza, va deslizando a través de una cartulina blanca, una serie de trazos o líneas rectas, circulares, en zig-zag o formando pequeñas manchas oscuras, que van configurando figuras. Las líneas firmes se van transformando en rostros de mujer, palomas al vuelo, formas vegetales, desnudos o peces, que surgen unas de otras.”

Carlos explica que para dibujar sin levantar la mano hay que tener muchísima práctica, que no es nada fácil componer dibujos así, con tanto contenido. Está convencido de que el dibujo es la base de la pintura. Sus dibujos resultan sorprendentes.

EXPRESIONES GRAFICAS DE LA NUEVA GENERACION.

Carlos recuerda que los componentes del movimiento Nueva Generación eran unos jóvenes entusiastas de su arte, que le ayudaron a organizar la exposición y corrieron con todos los gastos. También fue muy importante la labor de los periodistas José Semprún y Alexis Blanco del Diario Panorama de Maracaibo, y del periodista Antonio Mancera del Diario El Mundo, perteneciente al Grupo Capriles.

El comentario del Director de la exposición fue: “El pintor venezolano Carlos Acosta, cuyo prestigio en el estilo trasciende fronteras, pretende con ésta nueva exposición promover el arte nacional, e incentivar a la juventud a preocuparse en provecho de la expresión gráfica, como parte integral de nuestro proceso de desarrollo”.

También en esas fechas hace un dibujo para la portada del suplemento Impacto Cultural, editado por el  Diario Ultimas Noticias de Maracaibo.

Carlos conoce al pintor Gabriel Bracho en Caracas, un pintor zuliano nacido en La Cañada, cerca de los campos petroleros. Sus cuadros eran heroicos, con escenas de guerra y decoró las habitaciones del Palacio de Miraflores cuando estaba de presidente Carlos Andrés Pérez. A Gabriel le gustaban mucho los cuadros de Carlos Acosta porque eran semejantes a su estilo, calificó en una crítica los dibujos de Acosta de “atildados”,  diciendo que Carlos poseía una fuerza expresiva incalculable y que tenía ante sí un hermoso espectro artístico, cuyas perspectivas le parecían brillantes.

En el número 70 de la revista Arte Quincenal de Caracas, en la sección La Trampa, el director y crítico de arte Teodoro Pérez Peralta publica en 1978 el siguiente artículo:

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“El joven pintor zuliano Carlos Acosta, después de una gira pictórica por los Estatos Unidos de Norteamérica, donde presentó sus dibujos en varios centros universitarios, expone actualmente 45 dibujos a tinta china en la Galería Atelier de Pintores, situada en la Avenida Jalisco con Orinoco, Las Mercedes. Acosta es un apasionado por el dibujo y siempre ha tenido un trabajo continuo, que va desde la figuración hasta planteamientos informales, incluyendo la vía tachista. Sus primeros dibujos los mostró en la década de los 70, en la Colectiva Seis Contra la Rosca, integrada por los artistas Angel Peña, Francisco Hung, Hugo Sanchez Avila, Pedro Piña, Carmelo Niño y Ender Cepeda.

La libertad que acusa en sus obras es notable, por el predominante carácter experimental. Parte de una idea preconcebida, interesándose por el estudio de la línea, aproximándose a una pasión tachista (significa que utiliza muchas técnicas). Para su próxima exposición, en la Sala de Bellas Artes de Maracaibo, presentará murales sobre tela, compuestos en varios paneles. La imagen se basa en elementos naturales: vegetales, animales y minerales. Esta exposición estará apadrinada por el famoso coleccionista Oscar d’Empaire. Carlos Acosta ha expuesto individualmente en la Sociedad de Bellas Artes en Río de Janeiro; en Maracaibo, en el Centro de Bellas Artes, en el Concejo Municipal, en el Instituto Zuliano de la Cultura y en la Galería Leggio. Entre las menciones obtenidas destacamos las siguientes: Premio del Salón de Nuevos Valores y Premio Universidad del Zulia”.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

ESTADOS  UNIDOS

(1979-1980)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Ya de regreso a Nueva York, Carlos visita con frecuencia la New York Public Library, en la Quinta Avenida, que le parecía un lugar fascinante y de la que conserva un grato recuerdo y documento de agradecimiento firmado por la directora Roberta Waddel en el año 2000, ya que Carlos le dejó su dossier para que sacara copias y las guardara allí. En otro comunicado de Anne V. Barbaro, en el año 2002, le enviaron en agradecimiento el libro: “American Visions” escrito por Robert Hughes y también le regalaron un pin de la bandera norteamericana.

Después de su estancia en el Hotel Stanford, Carlos pasaría unos meses en casa de Gerac, el hermano de su amigo Luc B. Innocent. Así que a finales de 1979 Carlos cruzó el puente de Manhattan que lo separaba de la ciudad para buscar su dirección en Brooklyn. Luc le había dado el teléfono de su hermano, diciéndole que si se le acababa el dinero, podía quedarse en su casa, pero lo que no le dijo es que Gerac sólo hablaba francés e inglés, así que el marido de su hermana, que también vivían allí y hablaba perfectamente español, le hizo todo el tiempo de traductor para que pudieran entenderse. Carlos estuvo en su casa varios meses, en ese tiempo Gerac le proporcionó la Tarjeta Social Security y le buscó trabajo en una fábrica de envases de plástico de Brooklyn en la que Carlos tenía un turno de 12 horas, de seis de la mañana a seis de la tarde o de seis de la tarde a seis de la mañana, por lo que no le quedaba tiempo para nada más que descansar entre turno y turno. Cuando Carlos reunió suficiente dinero para el viaje, regresó a Venezuela, pero no sería por mucho tiempo…

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

PARIS

                         (1980-1982)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

   En la primavera del año 1980, con 26 años, Carlos Acosta coge un vuelo hasta París desde Maracaibo. Llega a la ciudad en el momento justo, en plena “Belle époque”, con un bullicio efervescente de artistas a todas horas por las calles, que exponen con total libertad de expresión en las numerosas galerías de arte que destacan por toda la ciudad como referentes culturales, creando así un movimiento artístico semejante al Renacimiento en Florencia.

París en aquellos años fue el epicentro del mundo, una ciudad creativa en pleno apogeo cultural; surgieron nuevos talentos y todos desbordaron las galerías de arte, donde París entero iba a contemplar con entusiasmo las nuevas tendencias pictóricas; entre esos pintores estaban nombres como Monet, Renoir o Cézanne; y allí estaba Carlos Acosta, disfrutando de aquél ambiente “impresionista”, único para desarrollar al máximo su técnica pictórica. Los impresionistas representaron una enorme fuerza liberadora, a partir de la cual toda la aventura del arte moderno ha sido posible. Fueron años de optimismo y grandes cambios, sobre todo en la mentalidad.

Carlos conoció a Gaston Dhiel en la Embajada de Venezuela en París y le presentó sus proyectos, desde ese día Gaston sería su gran benefactor. Curiosamente Carlos y él figuran en el Diccionario General del Zulia. Gaston Dhiel nació en París en 1912 y falleció a los 87 años (1999). Escribió libros sobre pintores importantes como por ejemplo: Picasso, Miró o Modigliani. Además era director de cine, periodista, profesor y catedrático de Arte en la Universidad Central de Venezuela, crítico de arte, más conocido por su gran labor como agregado cultural de la Embajada de Venezuela en Francia. Falleció en 1999. Era un hombre al que Carlos admiraba mucho por considerarle un gran intelectual, un hombre culto, brillante e ilustrado, con un gran carisma y extrema sensibilidad. Creador del Movimiento de Amigos del Arte, ayudó a muchos pintores a exponer en el Museo del Louvre, entre ellos Delacroix y Matisse, de los que tenía obras en su casa. Además era presidente del Museo de Latinoamérica en París y ayudaba a los artistas latinoamericanos en la Casa Latinoamericana de Montecarlo. El gobierno de Venezuela le nombró Agregado Cultural de la Embajada de Venezuela en Francia, por su cooperación ejemplar. Desde dicho cargo, el señor Dhiel promocionó y defendió a los artistas tanto venezolanos como latinoamericanos y por supuesto, también a los artistas franceses.

Gaston Dhiel fue quien introdujo a Carlos Acosta para que pudiera exponer sus cuadros en el Museo Pompidou o en la Maison d’Amerique Latin; también gracias a él apareció en el periódico Le Figaro. Carlos dice que gracias a él su obra pictórica fue premiada en el Salón Blesois des Beaux-Arts e introducida en los museos de arte moderno de Francia, principalmente en los de París. Gaston Dhiel organizó una exposición de pintores sudamericanos y franceses el 10 de febrero de 1982, en la que Carlos participó. Esta exposición se hizo en los Salones de la Embajada de Venezuela en Caracas, concretamente en las salas que Gaston Dhiel dirigía, la de la Galería Cristóbal Rojas y la de la Galería Arturo Michelena, llamadas así en honor a estos dos pintores venezolanos del S. XIX, en esas salas Carlos conoció al pintor Osbaldo Vigas en 1981; es una pena que éstas salas ya no existan en la actualidad. Dicha exposición se llamaba: “Le Dessin” y Carlos tomó un vuelo en febrero desde París hasta Venezuela para participar en ella.

 

 

Carlos Acosta participará en los talleres de L’ecole de Beaux Arts de París durante el curso 1980-1981, gracias a la intervención de Gaston Dhiel.

DOCUMENTOS DE GASTON DHIEL Y FERNANDO PAREDES BELLO

 

Carlos se hospeda nada más llegar en el Hotel Rivoli, en la Rue Rivoli de París, un hotel regentado por una familia musulmana con dos hijos y un abuelo, que le acogen con mucho cariño, por lo que le hicieron sentir muy bien durante su estancia. Recuerda que el niño se pasaba a su habitación para verle pintar y Carlos le explicaba lo que hacía para que aprendiese cómo utilizar los pinceles y las pinturas.

El pintor dedicará muchas noches en vela a pintar, poniendo toda su atención y toda su energía en ello, ya que su cabeza era un torrente de imágenes que necesitaba plasmar en el lienzo con urgencia, recuerda cómo sus dedos iban ágiles, a un ritmo vertiginoso manejando los pinceles, sin preocuparse de la hora que fuese, el tiempo pasaba “passe vite” ante sus ojos  hasta el amanecer, que era cuando paraba para descansar.

Carlos conoce en la Embajada de Venezuela en París al pintor Osbaldo Vigas, que estaba preparando una exposición suya en las Salas Arturo Michelena y Cristóbal Rojas. Cuando ve a Osbaldo montando sus litografías, Carlos le sugiere que cambie algunas de lugar y al final, acaba montando toda la exposición, quedando Osbaldo muy satisfecho del resultado. Sus cuadros representaban escenas con personajes de su creación que él llamaba “brujas”, desdibujadas entre colores muy vivos.

Entre viajes y exposiciones, Carlos desarrollará en París multitud de estilos pictóricos, que irá alternando a lo largo de toda su carrera artística, desde el cubismo hasta la técnica mixta.

Carlos mantiene sus inquietudes por continuar exponiendo en su país de origen y se desplazará hasta allí para hacerlo en múltiples ocasiones durante su estancia en París.

En 1981 Carlos tiene ya su propio estudio en una buhardilla situada en el número 211 del Boulevard Sant Germain, un espacio con mucha luz, ideal para pintar sus cuadros, cerca de un puente que atravesaba el río Sena; desde donde el pintor puede ver la Torre Eiffel desde su ventana. Será allí donde prepare su exposición en la Maison de l’Amerique Latine titulada: “El alma de azul”, compuesta por obras de gran belleza en tonalidades azules.

Ese año de 1981 Carlos acudía como artista invitado a las recepciones de la Embajada de Venezuela en Francia, precisamente, en una de esas fiestas Gaston Dhiel le facilita la dirección del taller de la pintora zuliana Magda Andrade, para que fuera a verla. Era una pintora figurativa que llenaba sus cuadros de rostros de mujeres en tonos azules  y con los ojos cerrados, sus obras llamaban mucho la atención en los círculos de arte de París. Carlos estuvo enseñándole sus cuadros y Magda  le compró algunos y le puso en contacto con Patricia Gómez, sobrina del dirigente venezolano Juan Vicente Gómez, que también le compró algunas de sus obras, y de ese modo pudo ir sobreviviendo en París.

También allí conocerá ese mismo año, en una fiesta de la Embajada de Venezuela en Francia, al escritor venezolano Arturo Uslar Pietri, un investigador de la historia que escribió libros como “Lanzas coloradas” o “Los valores humanos”, inspirados en la historia de los países Latinoamericanos. Arturo Uslar Pietri buscaba la presidencia de Venezuela, al estilo de otros célebres literatos como Rómulo Gallego, autor de “Doña Bárbara” o  Andrés Eloy Blanco, autor de “Los angelitos negros”.

En el Boulevard Sant Germain, la calle donde vivía Carlos, había músicos y artistas actuando en la calle, era como un escenario al aire libre; Carlos aprovechaba el tiempo libre para acercarse al barrio de Montmartre, más conocido como el barrio de los pintores, un lugar que le fascinaba, sin duda el barrio más bohemio de París y el que a Carlos le parece que conservaba el auténtico espíritu parisino. Montmartre tiene dos áreas bien definidas, una en las proximidades de la Plaza Pigalle, donde Carlos  se sumergía en un entramado de pequeñas y empinadas callejuelas, que de noche iluminaban las luces de neón con letreros de cabarets como el Moulin Rouge o del local donde cantaba Edith Piaf. Desde allí Carlos se aventuraba por  calles repletas de restaurantes con terrazas y kioskos llenas de turistas, y por ellas se llegaba a la Plaza de Tertre, la segunda zona del barrio de Montmartre, la famosa plaza donde se reúnen todos los pintores; Carlos siempre se la encontraba llena de puestos con una cantidad inmensa de cuadros, unos colgados de los toldos del techo, otros colocados en caballetes; cuadros que rodeaban a los pintores, hasta casi esconderlos, pintores ajenos al bullicio de la gente que pasaba, mientras ellos estaban en plena creación de su obra.

Para acceder a la Basílica del Sacre Coeur, Carlos tenía que subir casi 200 escalones, ya que está situada en la parte más alta de la colina, esas escaleras siempre estaban ocupadas por una multitud de gente, sentaba allí para contemplar la ciudad, en un ritual para ver atardecer.

Todo esto convertía para él Montmartre en un lugar maravilloso para pasear y recrearse. Al descender, desde la Rue du Chevalier de la Barré, Carlos podía apreciar una perspectiva única de la Basílica, se ve tan cerca que da la impresión de que pudieras tocarla con la mano. Esas escaleras siempre estaban ocupadas por una multitud de gente, sentaba allí para contemplar la ciudad. Un ritual parecido al de sentarse en las escaleras del estanque del Retiro de Madrid para ver el atardecer.

Carlos recuerda que en los días de sol, la cúpula blanca de la Basílica resplandecía de un modo especial al reflejar la luz del sol y se convertía en una visión extraordinaria para él, como si fuera también un astro luminoso. Algo digno de expresar con ese “¡Oh la lá!” que desde entonces a Carlos se le quedaría como una expresión habitual en su forma de hablar.

Un dato curioso es que a la salida del metro Abesses, se puede ver una pared con palabras, se trata del muro de “Je T’aime París” o el Muro del Amor, donde está escrita en letras blancas sobre un fondo azul marino la frase “Te quiero” en todos los idiomas del mundo.

Carlos también aprovechó su estancia en París para visitar el Museo Rodin, en la zona de Les Invalides; sobre todo le gustaron los jardines, en los que están expuestas estatuas del escultor, como por ejemplo la de El Pensador, una figura que invita a reflexionar. Carlos se identifica totalmente con ésta figura, pues cree que debemos aprovechar nuestra capacidad de razonamiento para evitar cometer errores o, al menos cometer el menor número de errores posible y, en caso de equivocarnos, analizar por qué nos pasó eso, para evitar volver a cometer en el mismo error. Eso ha sido para él una máxima en su vida, aprender de los errores y de las experiencias, para poder sacar siempre algo positivo.

En otras ocasiones Carlos recorrió a pie los dos kilómetros de los Champs Elysées, desde el extremo en el que se ve muy pequeño el Arco de Triunfo y según avanzas va aumentando de tamaño, hasta el otro extremo donde te encuentras con la Plaza de la Concordia, y muy cerca de ella, el famoso Museo del Louvre, su lugar favorito, donde pasaría horas contemplando sus cuadros. También acude a veces actos culturales, como una conferencia de arte en la que estuvo en el Petit Palais de París, donde conoce al escritor Carlos Fuentes, Premio Nobel de Literatura por su novela ”Terra Nostra”. A Carlos le gustó mucho la manera en la que Carlos Fuentes hablaba en francés, pronunciándolo con acento hispano; hasta entonces a él le había costado muchísimo hablar en francés, pero a partir de ese día, se dio cuenta de que no tenía que hablar el francés de los franceses, que le resultaba cerrado y espeso, sino que podía hablarlo igual que ese escritor, mucho más fácil de entender y pronunciar, y por otra parte, claramente aceptado por el país. No era el francés que años más tarde los árabes intentarían ridiculizar (por ejemplo diciendo Monsieur-Dame en vez de Madame-Monsieur) y pronunciaban mal a propósito, sino un francés que a Carlos le pareció académico y respetuoso.

Entonces Carlos recordó una frase que el pintor Félix Rogette le dijo cuando llegó a París: “Cualquier francés es profesor del idioma francés. Nunca intentes hablar el francés como un nativo francés, porque ellos nacen con su fonética, cosa que otras personas de fuera no tienen”.

En 1981 Carlos Acosta también participa en la exposición colectiva de pintores sudamericanos y franceses sobre los “Derechos Humanos del Hombre”. Patrocinada por la Societe du Salon D’Automne. La muestra se hizo en el Grand Palais de Champs  Elysées de París y Carlos presentó un cuadro al óleo titulado: “Figuras en movimiento”.

Carlos se acercaba al Consulado de España en Francia, un edificio situado en la Rue du Mauvaises Herbes. Iba hasta allí para pedir un visado de entrada a España. Allí conocería al cónsul español, del que sólo recuerda que era muy simpático y se apellidaba Toledo. Recuerda que en la entrada, la Guardia Civil española le recibía de una forma muy cordial y le gustaba poder hablar con ellos en español. Carlos hizo unos cuantos viajes rápidos a España para familiarizarse con el país y a veces pasaba simplemente por el Consulado para saludar al cónsul que le decía: “Usted se va a quedar en España, porque ya ha venido varias veces a solicitarme el visado y se nota que quiere mucho a ese país”. Carlos recuerda que en aquellos años en España se estaban formando las Comunidades Autónomas. En 1982 Madrid aún no lo era, ya que fue la última Comunidad Autónoma que se formó durante el gobierno de Adolfo Suárez.

Ese año 1981 Carlos Acosta viajará a Bruselas para renovar su pasaporte en el Consulado de Venezuela en Amsterdan, con el fin de poder entrar en su país. Allí aprovechó para visitar el Rijksmuseum, para estudiar la obra “Ronda Nocturna” de Rembrand y algunos de sus cuadros preferidos de Van Gogh.

Carlos expone en Image 82, el primer Salón de Art Visual Chateau de Bizy (Vernon) y en el ayuntamiento (Le Mairie) de París. Hubo otra exposición en 1982 en la que Carlos Acosta participó llamada “La Fete de Mass”, que fue inaugurada por el presidente François Mitterrand y en la que se contemplaron obras de jóvenes pintores de América Latina y del Caribe. Carlos conserva una crítica de uno de sus cuadros hecha por Alfredo Terremurci.

DOCUMENTO DE ALFREDO TERREMURCI

 

En 1982 Carlos Acosta obtiene el II Premio de la Cultura “Prix Royal”, otorgado por el Salón Blesois des Beaux-Art . Este premio le fue concedido por el lienzo que expuso en el Chateau Royal de Blois titulado: “Figura en movimiento”; dicho premio consistía en un diploma y una medalla de bronce.

Carlos piensa que éste premio lo obtuvo gracias a la colaboración de Gaston Dhiel, que le ayudó en todo momento para introducir su obra en los museos de arte moderno de Francia, principalmente en los de París. Después de recibir éste premio y de vivir durante dos años en la ciudad parisina, Carlos piensa que su labor en París ya está completada y piensa que volverá pronto a España.

En el año 1981, para el XXIX Aniversario del Instituto Autónomo Círculo de las Fuerzas Armadas de Caracas, Carlos prepara una obra que envía desde París al General Fernando Paredes Bello. En  un acto de la Embajada de Venezuela en Francia, Carlos Acosta conoce al almirante Enrique Rodríguez Varela, que por aquel entonces era el agregado cultural de la Embajada de Venezuela en París, aunque algunos años después sería trasladado a la Embajada en Reino Unido de Venezuela, como agregado aéreo y naval. Enrique Rodríguez Varela era un hombre culto, defensor y amante de las artes y de la pintura. Carlos fue a visitarle en varias ocasiones a Londres, viajando en avión desde París, para llevarle cuadros que él le encargaba.

DIPLOMAS, DIARIO LE FIGARO, DOCUMENTOS Y FOTOS : TODO ESTA EN LA CARPETA DE PARIS

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

LONDRES

(1981)

 

 

 

 

 

 

 

 

En una de esas ocasiones que Carlos viajó a Londres, al desconocer la diferencia horaria, llegó una hora más tarde a Londres, cuando la Embajada ya estaba cerrada; era un frío viernes del mes de febrero. Entonces Carlos se puso a caminar con los rollos de los cuadros de 2 metros por 3 por las calles, sin saber bien qué hacer, hasta que llegó a la Biblioteca Nacional de Londres y se resguardó dentro (antes la biblioteca de Londres no cerraba por las noches). Le preguntó al responsable de dicha Biblioteca por la sección de libros en español y cuando se disponía a leer “Cien años de soledad” de Gabriel García Márquez, con la intención de pasar la noche allí, le vino una pregunta a la cabeza: ¿y mañana qué?, entonces se dio cuenta de que no podía pasar la noche allí porque al día siguiente tendría que volver a hacer lo mismo, ya que la embajada permanecería cerrada hasta el lunes y serían demasiados días sin dormir. A las nueve de la noche salió de la biblioteca para buscar un hotel, y en el primero que encontró les planteó la necesidad de quedarse allí tres noches, se identificó y les explicó que tenía el billete de vuelta del avión para París esa misma noche pero que no podía regresar sin entregar antes los cuadros en la embajada y que, en cuanto lo hiciera, podría estar seguros de que les abonaría el total de la cuenta por su estancia. De alguna manera le entendieron y le permitieron quedarse a dormir allí el fin de semana, le dijeron que no había ningún problema y le dieron de inmediato la llave de su habitación. La estancia incluía el desayuno y el fin de semana lo pasó de una forma agradable. El lunes a las 8:30 h de la mañana, desde la recepción del hotel, llamó al almirante Varela que le dijo: “Te estoy esperando desde el viernes ¿qué ha pasado?”, a lo que Carlos tuvo que contarle su pequeña aventura. Por supuesto Carlos volvería al hotel a pagar su deuda y agradecerle al encargado su amabilidad con su persona. En aquélla época los hoteles confiaban en las personas, ahora es impensable que suceda algo así. Precisamente uno de los cuadros de Carlos que adquirió el almirante Varela, “El genio de Bolívar”, fue donado al Ministerio de Defensa a instancias de la organización venezolana “Estímulo del arte”, presidida por el Dr. Rafael Saavedra.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

BARCELONA

(1982)

 

 

 

 

 

 

 

 

Después de la exposición, Carlos tenía un billete de retorno a París, pero lo cambió en Air France por un billete de ida y vuelta París- Barcelona / Barcelona- París.

Carlos estuvo en Barcelona una semana; se hospedó en un hotel de La Rambla, cerca del puerto. Encontró una ciudad con un intenso movimiento intelectual, en plena transformación, con la cultura catalana deseando abrirse camino entre la cultura española, que era la que predominaba. Recuerda que el aeropuerto del Prat era mucho más pequeño que ahora y el Museo Picasso tenía las galerías interiores con las paredes rústicas de piedra, las antiguas y originales del palacete, que hoy en día se han revestido y han perdido todo su encanto y esencia; sobre esos muros de piedra estaban colgados los cuadros del artista que Carlos tanto admiraba. La distribución de las salas de exposiciones era totalmente diferente, pero estaba menos iluminado que en la actualidad. La ciudad estaba llena de turistas por ser verano y a Carlos le agobiaba hacer cola, pero en términos generales le dio muy buena impresión y se propuso volver en un futuro.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

MADRID

(1983-2000)

 

 

 

 

 

 

 

     El 31 de diciembre de 1982 a las 21:00h., Carlos coge un vuelo desde el aeropuerto de Charles de Gaulle de París con destino al aeropuerto de Barajas en Madrid, al que llegará a las 23:30h. Como tenía una habitación reservada en un hostal de la C/Espoz y Mina, cogió un taxi que le dejó en la Gran Vía y desde allí fue andando hasta Sol, con la sorpresa de que se encontró con una multitud de gente celebrando la entrada del año 1983, cosa que nunca había presenciado en vivo y en directo; entre tanta algarabía no encontraba la calle ni el hostal y le preguntó a una familia por el sitio, un matrimonio joven con dos niños que tuvo la amabilidad de acompañarle hasta la misma puerta donde iba a alojarse, lo que Carlos les agradeció con suma cortesía. Como estaba agotado del viaje, descansó todo el día 1 de enero; el día 2 de enero se fue directo al Museo del Prado, deseoso de contemplar los cuadros de Goya y de Velázquez, y se pasó allí toda la mañana y parte de la tarde.

El resto de los días, hasta Reyes, empezó a afincarse en Madrid, buscando galerías de arte y haciendo contactos para exponer.

Carlos tenía 30 años pero seguía lleno de un torrente de energía que le impulsaba para seguir pintando y exponiendo, en su caminar imparable; llegará a conocer cada edificio y cada calle de Madrid como la palma de su mano, ya que le gustaba ir caminando a todas partes para descubrir toda la belleza que encerraba la ciudad. Carlos se instala en Madrid, donde se dedica a una intensa labor, pintando cuadros y organizando innumerables exposiciones.

En el año 1984 Carlos Acosta conoce al hijo del actor Fernando Fernán Gómez, que se llamaba igual que su padre, y a la madre de éste, la cantante María Dolores Pradera, con los que entabló una buena amistad. Fernando hijo era el Director de la revista Arteguía y además tenía una editorial de libros de arte. Aceptó que Carlos formara parte del Primer Directorio de Arte en España, que sería publicado en 1985. En dicho diccionario figura el nombre de Carlos Acosta al lado de su cuadro: “Retrato imaginario de Van Gogh”, obra de Carlos que María Dolores Pradera eligió personalmente y que ocupa toda una página del libro. Después Fernando hijo publicaría otro diccionario de pintores en 1986, en el que también figuraría Carlos con su cuadro:”¿Qué piensa y para qué?”; en 1987 se volvió a publicar otro diccionario de pintores españoles que contiene la obra de Carlos Acosta: “Homenaje a Picasso”(versión de Carlos sobre la Guerra Civil Española).Ese año de 1984 Carlos visitó el Museo Sorolla, un pintor al que admira mucho, del que le gustaba su pincelada suelta y espontánea y la luz tropical de sus cuadros y que además le recuerda a los pintores venezolanos Tito Salas y Armando Reverón. Carlos conoció al Director del Museo Sorolla, D. Florencio de Santa Ana y Alvarez- Ossorio, al que le pidió permiso para hacer una investigación sobre la obra de Sorolla. El museo era diferente a como está ahora, con otra distribución de los cuadros en las salas y el jardín mucho más colorido y frondoso, como se puede ver en una de las obras.

Carlos pasó más de 2 años estudiando la obra de Joaquín Sorolla y en numerosas ocasiones, hizo visitas guiadas por el museo, donde era muy frecuente encontrarlo a cualquier hora del día dando explicaciones a algún grupo de turistas.

En el año 1985, después de lograr introducir su obra “Versión sobre Goya” en el Museo de la Real Academia de San Fernando, Carlos Acosta fue nominado para los premios Goya de pintura, pero quedó finalista.

En 1986 Carlos solicitó un permiso para trabajar en el Museo del Prado en calidad de copista, pero en realidad lo que hizo fue interpretar las pinturas y crear sus propias versiones sobre cada cuadro, cosa que hasta entonces no se había permitido, pero al Director del Museo D. Felipe Vicente Garín LLombart le gustó tanto el resultado, que le permitió hacerlo. Este crítico de arte valenciano, de carácter afable, en una conversación le dijo a Carlos que prefería lidiar con pintores muertos, porque los vivos eran muy exigentes. Carlos hizo versiones de cuadros de Goya, en su época de las pinturas negras y también de algunos cuadros de Rembrant, introduciendo como ya hemos comentado, toques personales.     Se dedicó a ello durante más de un año. Uno de esos cuadros lo adquirió el director de la Fundación Lázaro Galdiano, el resto formaron parte de la exposición que Carlos hizo en la sede de la UNESCO en el año 1987. Esta colección de cuadros surrealistas le serviría más tarde para saldar una deuda que contrajo con el banco BBVA; dicho banco tasó los cuadros y los aceptó como pago de la cantidad que se adeudaba.

1985 es el año en el que Carlos envió al Museo Kunsthalle de Bonn (Alemania) su obra “Reflexiones por la Paz”, un cuadro sobre la Guerra Civil que nadie aceptó en España, dadas sus connotaciones; en éste cuadro que Carlos hizo conjuntamente con un historiador español, queda reflejado el sufrimiento, los bombardeos, la muerte y los presos políticos. Es un mural compuesto por 8 paneles que, unidos entre sí, tienen las dimensiones de 3 metros de alto por 2 metros de ancho. Tras lo cual Carlos viajará a Berlín para visitar el Museo Contemporáneo Hamburger Bahnhof.

CUADRO REFLEXIONES POR LA PAZ

 

También en el año 1985 Carlos Acosta pintó una de sus obras en el interior de una de las torres de la Iglesia de Santa Isabel y Santa Teresa, situada muy cerca del metro Iglesias de Madrid, un óleo de grandes dimensiones titulado: ”Por la Paz”, en una búsqueda por conseguir la hermandad entre los españoles enfrentados en la Guerra Civil. En 1986, en esa misma iglesia, Carlos Acosta hizo una exposición individual de sus obras, que fue muy visitada y recibió muy buenas críticas.

Carlos se dedicó a cuidar enfermos a domicilio ente 1985 y 1992, después de entrar en contacto con la Orden de las Siervas de María, fundada por Santa María Soledad Torres Acosta cuando tenía 61 años de edad, con el fin de auxiliar a los enfermos que no se podían mantener hospitalizados. Conoció ésta organización por medio de un señor vasco que trabajaba para en ella y que intercedió para que contrataran a Carlos. Por mediación de Sor Rosario y Sor Elena Carlos empezó su labor atendiendo a enfermos crónicos y terminales en sus casas, tanto de día como de noche. Su horario era intensivo y se trasladaba de una casa a otra, pues las familias estaban muy satisfechas con lo que hacía y le solicitaban cada vez más. Así es como empezó por lavarlos y darles la medicación, y terminó curando escaras y haciéndoles la rehabilitación hasta que conseguía que se levantaran y salieran andando a la calle, totalmente recuperados.    Para ello seguía al pie de la letra las instrucciones de los médicos y leía libros sobre enfermería y fisioterapia. Carlos cuidó hombres que habían dado su ida entera por levantar España tras la Guerra Civil, personas que él consideraba muy valiosas y dignas de admiración, a las que trataba de aliviar al máximo de sus dolencias para evitar que sufrieran. Al mismo tiempo les hacía compañía, hablándoles de la actualidad y por supuesto, de arte y pintura, ya que él sacaba tiempo como podía para continuar organizando sus exposiciones. En una ocasión llegó a trasladar sus cuadros a uno de esos hogares, para montar así una exposición improvisada, con la intención de hacerles pasar un día diferente, cosa que les gustó mucho. Carlos recuerda esta experiencia con cariño, porque se sintió muy bien haciéndolo y desarrolló una nueva faceta profesional que hasta entonces no había imaginado.

Carlos es socio de Amigos del Arte y de la Historia, en cuyo local también desarrollaba su faceta de investigador; también se sacó el carnet de la Biblioteca Nacional para poder buscar documentación sobre el arte español en sus archivos. Carlos ha donado a la Biblioteca Nacional más de 800 dibujos de su autoría, además de escritos sobre técnicas de investigación, ensayos de filosofía y algunos poemas. Dichas obras fueron recibidas con mucho entusiasmo por la funcionaria encargada de la Sala Goya, Doña Carmen Margallo, que se lo agradeció mucho y lo consideró un material muy valioso. Carlos se dedicó a investigar en la Biblioteca Nacional sobre la Historia del Arte en España durante años.

En 1981 Carlos conoció en la  Embajada de Venezuela en España a  Rafael Saavedra, un abogado venezolano ya jubilado, mecenas del arte, hombre culto al que Carlos le cuenta su proyecto de hacer un homenaje a Simón Bolívar con motivo del segundo centenario de su nacimiento. Rafael, de espíritu venezolano, quedó tan admirado por la idea, que le preparó a Carlos un encuentro con el entonces alcalde de Madrid, D. Enrique Tierno Galván.

En esa entrevista Rafael acompañó a Carlos para presentarle en persona. Una vez allí, Carlos  le comentó al alcalde su proyecto para celebrar el bicentenario del nacimiento de Simón Bolívar con un cuadro que había pintado para rendirle homenaje. Carlos recuerda de ese encuentro que el profesor Tierno Galván les recibió muy cordialmente en su despacho a las 9:00 en punto y se mostró muy halagado con el obsequio de la obra, dirigiéndose a Carlos para decirle, mirándole a los ojos, la siguiente frase: “Usted se ha hecho la cirugía plástica” -. Dicha afirmación fue porque Carlos le enseñó al alcalde su dossier, un libro con multitud de artículos de prensa, fotografías, premios, cartas oficiales y catálogos de todas las exposiciones que había hecho hasta entonces, desde Venezuela a Brasil, pasando por Nueva York y París. Después el profesor siguió hablando muy sorprendido por toda la documentación que había visto  y por su larga trayectoria, a pesar de lo joven que era y dijo: “Ahora mismo voy a dar órdenes de que  éste excelente retrato sea expuesto en el Salón del Siglo XVII de éste ayuntamiento”. Después conversaron sobre personajes venezolanos que el alcalde conocía y apreciaba, como Carlos Canache Mata, tras lo cual se despidieron cordialmente. Entonces el alcalde organiza un acto en la Plaza de la Villa, que es donde estaba la antigua sede del ayuntamiento, en el que Carlos entregó a Tierno Galván el retrato del Libertador titulado “Bolívar, Constitución o Muerte”. Carlos tiene una foto de ese acto en la que D. Enrique Tierno Galván le da la mano complacido. Efectivamente, el alcalde ordenó que su cuadro permaneciera expuesto en el Salón del Siglo XVII del Ayuntamiento de Madrid, donde estuvo durante 3 años, para ser luego ser trasladado al Museo Municipal, hoy Museo de Historia.

FOTO CON TIERNO GALVAN

 

En 1985 Carlos tuvo la ocasión de ser recibido por D. Manuel Fraga Iribarne, en la sede de Alianza Popular en la C/Génova. En dicha entrevista con el fundador del partido, Carlos le comentó a D. Manuel sus propósitos en Madrid y recuerda que Fraga le dijo:”Usted ha venido para salvar España con pinceles”. Ese año Carlos colaboró en la última campaña electoral de D. Manuel Fraga y se implicó de lleno en su causa, Carlos le tenía en gran estima ya que cumplió todo lo que dijo.

Precisamente en 1985 Carlos Acosta crea una Fundación llamada E.V.A. (Estímulo del Arte en Venezuela), con el fin de promover todas las manifestaciones artísticas, tanto en España como en Hispanoamérica, nombrando Presidente del Comité Consultivo de dicha Fundación a D. Manuel Fraga, en consideración a su labor en pro de las artes. En el acto de su nombramiento,   Carlos le entregó un óleo pintado para la ocasión, titulado “Camino hacia la verdadera democracia de España”, obra inspirada en la transición española que D. Manuel tenía colgada en su casa de La Coruña. El periódico YA se encargó de hacer un reportaje sobre la creación de E.V.A. y a su vez, Carlos entregó al director del periódico, D. Francisco Muro de Iscar, un lienzo titulado: ”El pueblo español”, con el que quiso rendir homenaje a los 50 años de existencia de YA, un periódico que siempre se interesó por los problemas de Hispanoamérica.

Articulo periódico YA

 

El crítico de arte Carlos Arean, Consejero de Arte de Alianza Popular, subrayó la calidad de las obras entregadas por el pintor Carlos Acosta. Días después, Arean llamaría a Carlos para invitarle a su apartamento, a Carlos le parecía un señor muy culto y disciplinado, su casa era un lugar con libros y cuadros por todas partes; al entrar en su estudio, Carlos vio un enorme escritorio con dos máquinas de escribir, rodeadas de torres de papeles y prensa. Carlos Arean escribía para la revista mensual Arteguía, en la que publicó algunos excelentes artículos hablando de Carlos Acosta; en uno de esos artículos Carlos Arean menciona a Enrique La Fuente Ferrari, un historiador de arte especializado en pintura, Vocal del Patronato del Museo del Prado, que también escribiría buenos artículos sobre Carlos Acosta en el Diario Ultimas Noticias.

Una mañana Carlos Arean citó a Carlos Acosta en su casa para escribir un artículo sobre él y su pintura. Pidió a Carlos que se sentara frente a su escritorio y comenzó a escribir, su método era observar y hacer preguntas a la persona mientras escribía el artículo sobre ella; y así fue como Carlos Arean le fue entrevistando, de tal modo que consiguió analizarle tan a fondo, que  expresó facetas de la personalidad de Acosta que hasta entonces nadie había percibido, y lo escribió de una forma tan intensa, que Carlos se sintió al leer el artículo, como si Arean le hubiese hecho una radiografía del alma. Por desgracia éste singular crítico de arte gallego terminó sus días en una Residencia geriátrica, atrapado por la nube del Alzheimer.

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En 1986 Fernando Fernán Gómez hijo habló con el director del Hotel Miguel Angel de Madrid para que Carlos organizara allí una exposición, así es como el pintor hizo una muestra retrospectiva de 20 cuadros expresionistas pintados entre 1982 y 1986, entre los que destacaba “Homenaje a Dante”. Ese año Carlos también consiguió organizar una exposición en la Casa de Zamora de Madrid.

El 12 de febrero de 1987 Carlos consigue introducir su obra titulada: “Versión sobre Goya” en el Museo de la Real Academia de San Fernando. El cuadro fue aceptado por el director, D. José María Azcárate y Ristori, persona que sería clave a partir de ese momento en la trayectoria artística del pintor. D. Jose María ayudó a Carlos a introducir su obra en el Museo Municipal y en la Biblioteca Nacional, también gracias a él pudo organizar una exposición en la sede cultural de Caja Madrid de Ciudad Real.

1987 también fue el año en el que Carlos organiza una exposición en la Galería 24 de la C/Claudio Coello de Madrid que tuvo mucho éxito.

Carlos recuerda que un día encontró una librería muy peculiar en la C/Martín de los Heros, allá por el año 1987, en el establecimiento tenían libros sobre astrología y futurología. Carlos a sus 30 años, estaba muy intrigado por saber si triunfaría en su carrera pictórica y le preguntó al dependiente de la librería si conocía a alguien que se dedicara a hacer predicciones, entonces el que resultó ser el dueño de la librería le dio la dirección de un vidente que vivía en la C/Princesa, muy cerca de donde estaban. Carlos fue a verle esa misma tarde.

Así fue como conoció a Diego, Marqués de Araciel, un hombre misterioso ataviado con camisas muy coloridas, un medallón enorme y sortijas por todos los dedos de las manos con grandes piedras rojas y verdes. Su mirada tenía algo sobrenatural y sus ojos verdes eran como un espejo cristalino en el que Carlos se veía reflejado. El Marqués tendría alrededor de 70 años; Carlos le recuerda como un hombre especial le hablaba con su voz pausada y dulce, de modo que su compañía resultaba muy  agradable. Tuvo un detalle muy bonito, pues le hizo un regalo a Carlos por su cumpleaños; Carlos le hizo un retrato que tenía colgado en su consulta.      Carlos volvería a su casa en más ocasiones, pues todo lo que le decía le iba sucediendo. Más tarde Carlos averiguaría que no se trataba de un simple vidente, además era médico, escritor, Consejero de la Biblioteca Partenopea de Nápoles, Vicepresidente de la asociación Crisol de Arte, Delegado del Instituto de Cultura Americano y miembro destacado de la Orden de Rosacruz (grupo esotérico). Diego de Araciel utilizaba para ver el futuro las cartas del Tarot, a las que él llamaba “Las cartas de la vida” y su bola de cristal. En su casa recibía visitas de altas personalidades de la política y del mundo artístico, personajes que se podían reconocer en una multitud de fotos dedicadas que estaban por todo el salón; Carlos pudo ver una foto de Diego con la Reina Isabel de Inglaterra. Diego de Araciel murió en 1999 y Carlos esté seguro que a lo largo de su vida ayudó a muchísima gente que como él, necesitaba un poco de esperanza.

 

 

En 1988 Carlos Acosta expone en la Galería Velázquez de Valladolid una muestra antológica de 50 óleos expresionistas, resumen de su trabajo de 8 años.

Carlos Acosta viajó en 1990 a Maracaibo para exponer en el Centro de Bellas Artes, donde tuvo un efusivo encuentro con su padre, hecho que quedó reflejado en un artículo del Diario Panorama, escrito por Jorge Arturo Bracho. El padre de Carlos dijo: “Mi hijo, después de haber culminado sus estudios en la Escuela Julio Arriaga, se fue a Caracas, donde hizo varias exposiciones con mucho éxito. Posteriormente partió a Paris, con la intención de perfeccionar sus estudios; aquí permaneció seis años.  Luego se marchó a Londres para continuar su aprendizaje. Actualmente reside en España, donde continúa produciendo su arte”.

El padre del pintor aparece en una foto, mostrando orgulloso las obras que conserva de su hijo; ya estaba enfermo de cáncer de pulmón y fallecería a los pocos meses. Esa entrevista fue el mayor reconocimiento que Carlos Acosta recibió de su progenitor.

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Ya de vuelta en Madrid, Carlos continúa pintando y preparándose para hacer más exposiciones; en el año 1993 el empresario Juan José Alonso le encargó un retrato de su hija Conchita Alonso, obra que salió en el periódico El Punto de las Artes. Este y otros encuentros le iban facilitando poder sobrevivir de su pintura.

En 1991  Carlos obtuvo la nacionalidad española en 1991, algo muy importante para él.

Ese año Carlos fue a Antena 3 para ver en directo la presentación del disco de Raphael “Ave Fénix”. Los pasillos eran como un laberinto azul y le costó llegar hasta el plató donde se iba a grabar ese programa. Por el camino se encontró con Jesús Hermida, que le pareció un hombre muy elocuente y mantuvieron una breve pero intensa conversación sobre los aspectos que ambos tenían en común en la forma de comunicarse, Hermida con la palabra dibujaba escenas y Carlos con el pincel las pintaba. Acto seguido vio venir a Teresa Campos, con prisas, de la que percibió que era una persona sencilla y muy entregada a su trabajo. Se cruzó con Lorenzo Milá, que iba camino de la redacción de las noticias, a Carlos le parecía un innovador de la manera de informar, con sus gestos rotundos y esa forma sagaz de captar la atención del espectador.

A continuación, aún perdido por los pasillos, saludó a Nieves Herrero, que le pareció absolutamente encantadora y con una presencia impecable. En su recorrido un tanto caótico, Carlos pudo ver cómo se llevaban a cabo las grabaciones o se retrasmitían las noticias, cosa que le pareció muy interesante, al descubrir ese mundo lleno de actividad y a los directores en plena acción, cosa que no se puede apreciar cuando sólo vemos la pantalla del televisor. Como anécdota, Carlos llegaría a ser entrevistado por Antena 3.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

AVILA

(1992)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Gracias a Fernando Fernán Gómez hijo, Carlos participó en la IV Bienal Internacional de Pintura Ciudad de Arévalo (Avila), con su cuadro expresionista titulado:”Retrato de Van Gogh”, obra que después de la exposición pasaría a ser propiedad de Fernando, que lo colgó en el despacho de su oficina. Esta fue su primera experiencia en Avila.

Carlos llegó a un pueblecito de Avila llamado El Hornillo en 1992, invitado a la casa de la familia Blázquez; allí pintó un cuadro y decidió donarlo a la iglesia, se trataba de un óleo de grandes dimensiones titulado: ”Aparición de Cristo”, obra que tuvo que ser aceptada previamente por la Comisión de Arte del Obispado de Avila. Superados los trámites, el cuadro quedó allí expuesto. En 1995 Carlos regresó a El Hornillo y visitó la iglesia, esperando encontrar su cuadro, pero cuál sería su sorpresa cuando comprobó que ya no estaba, y nadie le daba explicaciones de su paradero. Al final consiguió sonsacarle al párroco que su cuadro había sido fraccionado en partes y repartido entre algunos de los habitantes del pueblo; para ello se pidió autorización al obispo de Avila, que la denegó, y pese a ello, el cuadro fue cortado en trozos y entregado a las personas que querían tenerlo en su casa, personas que Carlos supone llegaron a pagar una importante suma al párroco, que éste no quiso desvelar.

DOCUMENTO EL HORNILLO

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

MADRID

(1983-2000)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Cuando Carlos Acosta empezó a ser conocido a raíz de las entrevistas que le hicieron en el periódico YA, todos los periodistas de la radio y televisión españolas le llamaban para entrevistarle. Entonces conoció al locutor Miguel Hernán, relacionado con el mundo del arte, que entrevistaría a Carlos en Radio España, donde tenía un programa; la primera pregunta que le hizo fue: ¿Qué pensaría Carlos Acosta si fuera crítico de arte de sí mismo?. A lo que Carlos le respondió que se denominaba crítica toda opinión opuesta al criticado. Miguel Hernán le seguiría entrevistando cuando pasó a trabajar a Radio Intercontinental, a la Cadena SER, en Onda Madrid, en Radio Nacional de España y en la COPE, con motivo de la gira de exposiciones que le organizó el Ayuntamiento de Madrid por todos los Centros Culturales desde el año 1999 hasta el 2001. Muchas de éstas entrevistas se encuentran en el Departamento de Grabaciones Sonoras y en el Departamento de Audiovisuales de la Biblioteca Nacional de España.

En 1997 Carlos coincidió con el actor español Manuel Alexandre en el Gran Café, situado en el Paseo de Recoletos, justo frente a la Biblioteca Nacional que el pintor tanto frecuentaba. Ambos hablaron sobre el origen de la incultura en España y coincidieron en la mayoría de sus puntos de vista. El actor le dijo a Carlos una frase que no ha olvidado: “La imagen del pueblo es la imagen de la televisión”.

Ese año de 1997 Carlos viaja a Maracaibo y le sucede algo inolvidable, por el mal rato que pasó. El cuadro que tenía expuesto en la Basílica de La Chiquinquirá, supuestamente debía encontrarse en el lado izquierdo del altar, pero ya no estaba allí; al preguntarle al párroco, le dijo que lo habían quitado porque no quedaba bien con el resto de la decoración, sin darle más explicaciones. Entonces Carlos se dirigió a la prensa, al Diario Panorama, a Ultimas Noticias, al Diario Crítica y hasta a la televisión, para denunciarlo. Luego volvió a la Basílica y dando vueltas por los pasillos lo encontró, su cuadro estaba dentro de una capilla, un poco escondido pero visible; cuando se acercó para verlo mejor, apareció un policía que le detuvo, pensando que Carlos quería hacerle algo al cuadro. Cuando Carlos le dijo al policía que ese cuadro lo había pintado él, no le hizo ningún caso y se lo llevó esposado a la comisaría, acusado de atentar contra el Patrimonio Zuliano. Desde allí Carlos telefoneó a Oscar d’Empaire, que lo solucionó de inmediato; la policía le pidió disculpas y le llevaron en coche hasta el centro, donde pudo llegar a tiempo a comer con sus padres que le estaban esperando.

Ya de vuelta a Madrid, continúa pintando para exponer. En 1998 Carlos participa en la XIV Cita con el Dibujo en Torno a Cristino Mallo, junto con los pintores Rafael Zabaleta y Antonio Tapies y en 1999 Carlos Acosta conoce al crítico de arte Mario Antolín y expone en la galería de la que el señor Antolín es propietario en la C/Serrano, la Galería Alfama; la exposición se llamaba: “XV Cita con el Dibujo en torno a Manuel Alcorlo”. En ésta ocasión los cuadros de Carlos Acosta figuraron junto a obras de Pablo Picasso.

En el año 1997, Carlos donó 5 cuadros al Ayuntamiento de Paris, enviados por mensajería, recibiendo una carta de agradecimiento firmada por el entonces alcalde Jean Tiberi. En el año 2001 Carlos viajó a Paris para verlos y se acercó a las Dependencias de Extranjería de dicho ayuntamiento, donde pudo ver que estaban expuestos. En el año 2011 volvería a Paris, al mismo lugar, pero comprobó que los cuadros ya no estaban en su sitio, solamente pudo localizar uno de ellos en un despacho, los otros 4 habían desaparecido, posiblemente porque el mandato de Jean Tiberi duró hasta 1998 y con él, también se fueron sus cuadros.

El 18 de julio de 1997, Carlos fue recibido por el entonces alcalde de Madrid, D. Jose María Alvarez del Manzano, que le dio un fuerte apretón de manos al verle. Carlos le entregó dos obras suyas: “Tauromaquia” y un retrato que había hecho del propio alcalde, obras que fueron depositadas en el Museo de Historia de Madrid.

FOTOS DE MIGUEL HERNAN  Y ALVAREZ DEL MANZANO

Alvarez del Manzano ayudó a Carlos a organizar una muestra itinerante de su obra con exposiciones por la mayoría de los Centros Culturales de Madrid. Para Carlos fue un trabajo de titanes, pues cada mes montaba dos o tres exposiciones, en un traslado de cuadros contra reloj, añadiendo nuevas obras que iba pintando sobre la marcha, para que cada una de esas exposiciones fuera diferente.

Estas muestras por los Centros Culturales empezaron en el año 1999 y se prolongaron hasta el año 2001. A continuación voy a hacer un breve resumen sobre ellas.

Carlos lleva sus óleos al Aula Cultural Miguel Hernán, en la exposición llamada “Nueva Figuración”.

La primera quincena de mayo de 1999 Carlos Acosta presenta en el Centro Cultural de Lavapiés “La Dolce Vita”.

1999 Centro Cultural Federico García Lorca, exposición titulada:”Un poeta en Nueva York”, presentando una serie de cuadros que llamó “La Mente” y otras obras con el skyline de la ciudad de Nueva York, cuadros pintados en tinta china sobre cartulina. Algunos de los cuadros allí expuestos pertenecen ahora a la colección de la Biblioteca Nacional.

Octubre de 1999, expone en el Centro Cultural Agata una serie de pinturas y dibujas llamada “Vivencias”, compuesta de dibujos realizados con un solo trazo sobre óleos de colores cálidos.

Primera quincena de noviembre de 1999, Centro Cultural San José de Calasanz, en La Latina, la exposición denominada: “Energía”, treinta formas de ver la vida.

Segunda quincena de noviembre de 1999, Centro Cultural Antonio Machado, rinde su “Homenaje al Poeta”; el día de la inauguración, el poeta Miguel Hernán recitará alguno de sus versos, como el que dice “Caminante no hay camino….” Con el que Carlos se siente totalmente identificado. En ésta muestra presentaría sus cuadros “La Espera”, “Familia”, “Tres Razas” e “Ingento”.

Primera quincena de enero del 2000, Centro Cultural José de Espronceda, Carlos Acosta rinde Homenaje a Pablo Picasso.

Segunda quincena de enero del año 2000, Carlos lleva su obra al Centro Cultural Bohemios, con la exposición titulada: “Expresiones de la Vida”.

Febrero del 2000, exposición en el Centro Cultural Buero Vallejo con “Expresiones Gráficas”.

Centro Cultural Valle-Inclán, Homenaje al Poeta.

En el Centro Cultural José de Espronceda, Carlos Acosta rinde Homenaje a Pablo Picasso

Centro Cultural Nicolás Salmerón, exposición de pinturas y dibujos en Homenaje a Gabriel García Márquez (Gabo), Premio Nobel de Literatura en 1981; para ésta exposición Carlos ha pintado varios cuadros de desnudos y obras alegóricas al Estado del Zulia. Carlos donó su obra conmemorativa del 2 de mayo al Presidente del Distrito de Chamartín, D. Luis Miguel Boto, en un acto celebrado en la Junta Municipal de Chamartín.

Marzo del año 2000, exposición en el Centro Cultural Almirante Churrruca, con la muestra titulada “Espontaneidad”.

En mayo del 2000 Carlos Acosta expone en el Centro Cultural Fernando de los Ríos 100 dibujos y óleos con el tema “De Goya a Picasso”. Uno de los cuadros expuesto titulado: “Versión sobre Goya” es ahora propiedad del Museo de la Real Academia de San Fernando.

Año 2000, Centro Cultural Julio Cortázar; Carlos presenta sus cuadros en homenaje al escritor, obras de la serie “El Circo” de técnica pastel, pintados durante el año 1999, junto con otras obras como por ejemplo: ”Pasión Femenina”, “Personajes” o “Principio de la Vida”.

El último Centro Cultural en el que Carlos expuso en el año 2000 fue en el Palacio de Cristal de Arganzuela, en su muestra titulada: ”Homenaje a España”, conjunto de obras que posteriormente fueron repartidas y depositadas en la Biblioteca Nacional, en la Comunidad de Madrid, en la Real Academia de San Fernando y en la colección privada del señor D. José María Azcárate.

FOTOS DE LOS CUADROS DONADOS

Por lo tanto Carlos, tiene obras en las colecciones privadas de la Presidencia de la Comunidad de Madrid, en el Museo de la Real Academia de San Fernando, en el Museo de América y en el Museo de Historia de Madrid.

Voy a mencionar también otras dos exposiciones que  Carlos Acosta hizo en el año 2000, aunque no fuesen en Madrid, formando parte de la muestra “Andinos”, en la que participaron pintores de Venezuela, Colombia, Perú, Ecuador y Argentina, obras que se presentaron por toda España; una de esas exposiciones en la que Carlos participó fue en el Centro Cultural San Marcos de Toledo, la otra se hizo en el Centro Cultural Isabel de Farnesio de Aranjuez, donde  la Promotora Cultural de Artes, Doña Josefina Pardo Barroso invitó a exponer a Carlos Acosta, buscando su contacto en Internet. Carlos sólo estuvo un día en Aranjuez y no tuvo tiempo de visitar los famosos jardines, pero más tarde volvería para pintarlos en otoño y en primavera; de ese modo llegó a entender lo que había inspirado al maestro Joaquín Rodrigo a componer su concierto. Carlos Había conocido al insigne músico en su exposición del año 1985 en la Galería 24 de Madrid y sabía que adoraba Aranjuez. A esa misma exposición acudieron la actriz Concha Velasco, el escritor Antonio Gala, D. Manuel Fraga y el Marqués de Santo Floro, suegro de Raphael, que le dijo a Carlos que el cantante se encontraba de gira por América y que por ese motivo no había podido acudir a la muestra. Antonio Gala apoyó a Carlos Acosta en su Homenaje a España, en el año 1994, allí le pidió a Carlos que le hiciera un retrato, que ahora tiene colocado en su casa en un sitio privilegiado, junto a su colección de bastones.

FOTOS CATALOGOS CENTROS CULTURALES Y EXPOSICIONES CON LOS CUADROS

 

En el año 2000 Carlos Acosta protagonizó una exposición en la sede de las Naciones Unidas, a raíz de la Conferencia Mundial contra el Racismo y la Xenofobia en Sudáfrica. Ese mismo año aprovechó para ir a Venezuela y fue a visitar a su profesor Roberto Duró que le dijo: “Ya  sabía yo que iba a destacar y a pintar muchos cuadros”.

Carlos volvió a casarse con 40 años, pero de nuevo se sintió incomprendido  como artista y el matrimonio se separaría, ésta vez de mutuo acuerdo en el año 2000; no tuvieron hijos. Para entonces la única compañía que tendrá Carlos, al irse a vivir a Barcelona, será su Cocker Spaniel llamado Piter, al que le haría un cuadro.

Carlos con su perro Piter

 

 

 

 

 

 

 

 

 

En enero del 2001 se organiza la exposición Homenaje al poeta Miguel Hernández, en el Centro         Cultural que lleva su nombre, con cuadros como “La Vida” o “Libertad desde las Alturas”, pintados expresamente para el evento.

Carlos Acosta también llegó a conocer a Alberto Ruiz Gallardón, Esperanza Aguirre, Ana Botella y Mariano Rajoy.

Carlos hizo personalmente la donación de un cuadro suyo en el Palacio de la Moncloa al Presidente del Gobierno D. Jose María Aznar (al que también regaló un óleo con el retrato del propio presidente) la obra titulada: ”España Contra el Terrorismo Mundial”, para agradecerle la gran labor que estaba llevando a cabo para erradicar esta lacra social.

 

FOTOS PERSONAJES

 

En  1997, con motivo del 30 aniversario de su trayectoria profesional, la obra de Carlos Acosta fue presentada por el Gobierno de Venezuela a numerosos museos internacionales:

The Museum of Modern Art de Nueva York

Museo de Arte Moderno Geaorges Pompidou de Paris

Sede de la UNESCO en Paris

Museo de Arte Moderno de Tokio

Gallería d’Arte Moderno de Roma

Musset for Samtidskunst de Oslo

Museo de Arte Moderno de Bruselas

Kunstmuseum de Berna

Kunstmuseum de Zurich

Moderna Musset de Estocolmo

Museo de Arte Moderno de Suiza

Museo de Arte Moderno de Holanda

 

Carlos Acosta ha donado obras a las Embajadas de España de Australia, Alemania,Francia, Estados Unidos, Gran Bretaña, Holanda, Italia, Portugal , Rusia y Suiza. También tiene su obra en la mayoría de las Embajadas de España que representan a los países Iberoamericanos, ya que en 1997 Carlos hace entrega en cada una de las Embajadas en España de Venezuela, Perú, Chile, Ecuador, Uruguay, Bolivia, Colombia y Cuba de una de sus obras, para celebrar así sus 30 años de trayectoria artística.

FOTOS CON LOS EMBAJADORES Y FOTOS DE LOS CUADROS DONADOS A LAS EMBAJADAS

En 1998 Carlos viaja a Venezuela para donar una docena de obras suyas a Fundasangre (Fundación Amigos del Banco de Sangre del Distrito Federal de Caracas), preside el acto el Doctor Rafael A. Gómez. Algunas de esas obras serían subastadas para sacar fondos para la fundación y otras serían colocadas en edificios como el Banco de Venezuela, la Dirección de Seguridad o el Banco Municipal de Sangre.

CARTEL FUNDASANGRE

Ese mismo año Carlos Acosta también dona un cuadro a la Asociación de Ciegos del Zulia, que le entrega un acróstico del acto en agradecimiento. Culmina el año con su frase: “En la vida siempre hay que buscar y encontrar lo que se busca”.

Carlos es muy metódico en su trabajo y consigue sus metas “al tacto” buscando soluciones rápidas y actuando, pues sabe que las cosas sólo se consiguen pasando a la acción.

En 1998 Carlos tenía su propio estudio en la Glorieta del General Alvarez de Castro, donde y le va muy bien, por lo que puede permitirse comprar comida preparada en El Corte Inglés o ir a algún restaurante típico madrileño. En esa época se dedicaba de lleno a pintar. Una de las obras que salen de allí es el cuadro que Carlos dona al Museo de la Ciudad de Madrid titulado: ”Corrida en las Ventas en las Fiestas de San Isidro”, el museo de Madrid estaba situado entonces en la C/Príncipe Vergara 140, luego pasaría a llamarse Museo Municipal, y actualmente es el Museo de Historia, ubicado en la C/Fuencarral.

Otra magnífica obra gestada en ese estudio en 1998, es el cuadro surrealista titulado: “El Libro de la Vida”, un óleo majestuoso de intensa belleza y colorido; en este cuadro de Carlos Acosta se  reflejan las Tablas de la Ley Universal, una mano que busca la esperanza y la balanza de la Justicia. El rostro de mujer simboliza la vida, porque la vida es femenina, y también la mujer representa a la madre Tierra. Este cuadro fue expuesto en Maracaibo y robado de la galería del Centro de Bellas Artes de Maracaibo donde Carlos presentó su Homenaje a Maracaibo “A Maracaibo desde el Mundo” que también llamó “A Maracaibo desde Europa”.

El cuadro aparecería meses más tarde en Colombia.

PRENSA Y FOTOS DE LA EXPOSICION Y DEL CUADRO EL LIBRO DE LA VIDA

Carlos Acosta contó con la valiosa ayuda de Alfredo Vega, que informatizó todos sus documentos en el año 2007 en Maracaibo y creó su página web “Maracaibo desde el Mundo” y también su primer blog  Sin Demagogia, donde se pueden ver cuadros del pintor.

En 1999 Carlos Acosta realiza un cartel para la ONU sobre la Paz Mundial, según él es una alegoría a la vida. Carlos tuvo varios encuentros con D. Jaime Mayor Oreja, destacado defensor de los derechos Humanos en el País Vasco y Presidente de la Comisión del Parlamento Europeo.

En el 2001 Carlos Acosta participa colabora con la Ong Paz y Cooperación, de la que era presidente D. Joaquín Antuña, al que conoció en la Fiesta del 5 de Julio, Día de la Independencia de Venezuela, que se celebraba en la casa del Embajador de Venezuela, Joaquín se acercó a charlar con él y quedaron en verse otro día, gracias a él Carlos Acosta hizo un trabajo para la ONU, motivo por el cual le regaló un cuadro suyo a Antuña.  En ésta ocasión, Carlos hizo el dibujo que figuró como cartel de la convocatoria del Premio Escolar Paz y Cooperación 2001  “Voluntarios por la Paz”, premio que iba dirigido a escolares y profesores de todo el mundo. Un premio dedicado al Año Internacional del Voluntariado de Naciones Unidas, patrocinado por el Tribunal de la Haya (Holanda), cuya sede está en el llamado Palacio de la Paz. Carlos Acosta fue nombrado Embajador de Paz y Cooperación por  D. Joaquín Antuña, que resaltó en el acto la misión artística y cultural que desempeñaba el pintor.   Concluida la convocatoria y el fallo del jurado, el alcalde de Madrid, D. José María Alvarez del Manzano, presidió el acto de la Jornada Escolar por la Paz, en el que se hizo entrega de los diplomas del Premio Escolar Paz y Cooperación a estudiantes de 12 países, entre ellos España. La inauguración de la exposición Escolares en el Tercer Milenio fue preparada y montada por el pintor Carlos Acosta.

En el año 2001 participa de tertuliano varias veces en un programa moderado por Joaquín Antuña, había representantes de Anmistía Internacional y de REMAR , una ONG que tiene su propio canal digital de televisión donde forma a locutores. En dichos programas Carlos genera un debate sobre la eficacia de las actuaciones sociales de las ONG y a dónde va a parar el dinero, ya que se supone no son entidades sin ánimo de lucro.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

TOLEDO

(2001)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

En el año 2001, D. José Bono, Presidente de la Comunidad de Castilla-La mancha, recibió 5 obras de Carlos y abundante documentación, que fueron depositadas en la sede del Gobierno de esa comunidad y en la Biblioteca de Toledo. En el año 2003 Carlos Acosta volvería a donar 7 óleos a la Comunidad de Castilla-La Mancha, así como un lote de dibujos y documentos a la Biblioteca de Castilla-La Mancha. Carlos conoció a José Bono en el año 2002, en un acto conjunto de Homenaje al poeta vasco Vidal de Nicolás y al poeta catalán Joan Maragall, llevado a cabo en el Estudio Taure del Barrio de Gracia de Barcelona. Vidal de Nicolás llegó a ser Presidente del Foro Ermua hasta el año 2005, dedicando gran parte de su vida a la lucha contra el terrorismo en el Pais Vasco.

DOCUMENTOS JOSE BONO-TOLEDO = DENTRO CARPETA MADRID

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

PAIS  VASCO

                                     (2001)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Carlos escribió al LehendaKari del Gobierno Vasco D. Juan José Ibarretxe y le hizo donación de  obras suyas para que las depositara en el Archivo Histórico y en la Biblioteca Nacional del País Vasco. Ese mismo año 2001 Carlos viajó hasta la ciudad de Vitoria para participar en un acto contra el terrorismo de ETA, dicha colaboración se la facilitó Pablo Setién, Secretario de Relaciones Internacionales del Foro Ermua, con el que colaboraba en la Agencia EFE, donde Pablo trabajaba en el Departamento de Historia. Carlos pintó exprofeso para el acto contra ETA un mural titulado: ”Por la Defensa de la Democracia en la Sociedad Vasca”, obra que fue entregada al Foro Ermua ante notario ese 6 de diciembre, festividad del Día de la Constitución Española. Carlos sería nombrado Miembro Honorífico del Foro Ermua. Carlos también pintó para dicha ocasión un cuadro en Homenaje al juez Baltasar Garzón: “La Justicia Española a nivel Nacional e Internacional”, obra que le entregó en el mismo acto, al que Garzón asistía para recibir un premio por su trayectoria. El evento se celebró en la sede del Foro Ermua, donde hubo una rueda de prensa en la que participaron diversas cadenas de televisión, a Carlos le entrevistó un periodista de Antena 3; su mural presidía el estrado, una obra monumental de 8 metros de largo por 4 de alto que ocupaba toda la pared del fondo de la sala. Como ponentes de la rueda de prensa estaban el propio Carlos Acosta, Ernesto Ladron de Guevara y Francisco Doñate; ambos definieron la obra de Carlos como “la expresión artística de un hombre comprometido con la libertad, la democracia y los derechos humanos”.

 

FOTOS   Y DOCUMENTOS CARPETA FORO ERMUA

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

MADRID

(1983-2000)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

En el año 2001 Carlos pintaría otro mural, de las mismas dimensiones que el de el Foro Ermua, dedicado a las víctimas de los atentados terroristas del 11 de septiembre, obra que fue entregada al Gobierno de los Estados Unidos por mediación de la Embajada de E.E.U.U. en España, desde donde la trasladaron al Departamento de Estado de Washintong.

En el año 2002 Carlos Acosta hace su particular Homenaje a la Policía Nacional, por sus esfuerzos y méritos en la lucha contra el terrorismo, con su obra titulada: ”Alegoría al Cuerpo Nacional de Policía”, que entregará al Comisario Principal D.Félix Simón Romero. Se puede encontrar más información en la revista digital Policía Hoy: www.policia.es/policia hoy.

 

FOTOS  DE  OBRA EEUU –  POLICIA

 

EMBAJADAS

En el año 2001 Carlos también consigue introducir sus obras en las colecciones de numerosas Embajadas internacionales en España, como son la de Estados Unidos, Francia, Portugal, Italia, Rusia, Gran Bretaña, Suiza, Holanda y Australia. Sus obras fueron enviadas por valija diplomática al Departamento de Estado de cada uno de esos países. Así mismo, pintó y entregó obras en las Embajadas en España de: Venezuela, Bolivia, Ecuador, Bolivia, Perú, Uruguay y Cuba.

 

PONER  DOCUMENTOS EMBAJADAS

 

Ese año 2001 fue tan fructífero para Carlos que aún le daría tiempo  de contactar con la 0.E.I.(Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura), que le cedió un sala para exponer su obra entre el 30 de octubre y el 16 de noviembre.

FOTOS   DOCUMENTOS OEI

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

BARCELONA

                               (2001-2005)

  

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

   Carlos Acosta se instala definitivamente en Barcelona en el año 2001, ciudad donde es muy bien acogido por los catalanes. Carlos vivió una temporada en el Hostal Picasso, muy cerca de La Rambla; al director del hostal le gustan mucho sus cuadros y como le parecieron una buena inversión, Carlos le pagaba con su obra; además pintó un óleo en el techo de la recepción del hostal titulado: ”Alegoría a Barcelona”. Más tarde hasta le permitieron hacer una exposición de sus cuadros en los salones de ese mismo hostal.

Carlos buscó trabajo en Barcelona como Vigilante de Seguridad y efectivamente, buscó en la guía de telefónica direcciones y fue a entrevistas hasta que consiguió que le contratara una empresa para hacer diversos servicios, así es como hizo guardias nocturnas en el Puerto de Masnou, en una fábrica de pinturas, en el Instituto Catalán de Salud, en Catalana Occidente y en el Hospital de Barcelona; entre ronda y ronda hacía bosquejos para sus cuadros, luego los pintaba y montaba en su estudio de la Avenida de Valencia, donde vivía de alquiler.

Carlos expuso su obra en la Fundación Comaposada de UGT, en una muestra individual titulada:”Historia”; de alguna manera lo hizo para  introducirse en el mundo sindical, pues en Barcelona había muchos despidos improcedentes y Carlos lo denunció e incluso evitó algunos, de tal modo puso interés en ello que le llegaron a llamar “El sindicalista ambulante”.

Los mismos cuadros que se pudieron ver en la fundación de UGT, los expuso en la sede de la Obra Social de los Hermanos de San Juan de Dios de Barcelona, institución a la que Carlos estaba muy agradecido por su hospitalidad y apoyo personal.

Carlos se trasladaría a Madrid desde Barcelona para colaborar con Anmistía Internacional, en el año 2003, haciendo donación de un mural y una carpeta con acuarelas de su autoría para una subasta benéfica. En el año 2005 participa en la campaña contra la violencia de género, patrocinada por Anmistía Internacional y La Caixa, llevada a cabo en Barcelona: “No agressions a la dona”; Carlos se involucró de lleno con la causa, con una exposición individual, cuyo catálogo lleva en portada la obra de Carlos Acosta: “Veredicto”. Esta muestra se expuso en los Centros de la Fundación Viure i Conviure ( Vive y Convive) durante dos meses, uno en Reus y otro en Tarragona.

En el año 2003 Carlos viaja a Maracaibo para donar tres de sus obras a la Fundación de Arte de Maracaibo Lía Bermúdez, y aprovecha la ocasión para donar otros dos cuadros suyos a la Fundación de Arte Contemporáneo del Zulia (MACZUL), obras tituladas: “Fuegos Artificiales” y “Bailarinas”.

Entre los años 2000 al 2005 Carlos Acosta hará donación de sus obras a las siguientes instituciones de Barcelona: Mossos d’Esquadra, con su obra “Democracia y Seguridad”; “Libertad de Expresión”, obra recibida por el director del periódico La Vanguardia Conde de Godó; mural con la Señera donado a la Generalitat de Cataluña, presidida entonces por Joan Clos; cuadro titulado “La Familia” a la Catedral de Barcelona; mural para el Centro de Arte de Santa Mónica; su obra “Homenaje a sus páginas de Oro y Diamantes” dedicada al Fútbol Club Barcelona; donación de 21 dibujos de su colección “Obra Gráfica” a la Biblioteca de Cataluña; donación de diversos dibujos y documentos a la Biblioteca Xavier Amorós de Reus; donación a la Real Academia de Bones Lletres de dos obras tituladas: “Dedicado a Federico García Lorca” y “Muerte de Federico García Lorca”; donación de 56 dibujos preparatorios del mural dedicado a  la Generlitat de Cataluña a la misma institución; donación a la Real Academia de Bellas Artes de San Jordi de su cuadro: ”Visitantes en Egipto”; donación del mural “Homenaje a Cataluña” al Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona; regalo a Artur Más (Secretario General de Convergencia Democrática) de uno de sus óleos; donación de su obra “Alegoría” a la prensa catalana; donación al Centro de Bellas Artes de Barcelona del cuadro “Por la Libertad de los Presos Cubanos y el Fin de la Dictadura”, en el acto del 50 Aniversario de los Derechos Humanos; donación de dos obras a la Fundación Catalana Occidente tituladas: ”Cervantes Escribiendo El Quijote en la Cárcel” y “Miguel de Unamuno”, para agradecer el apoyo del Centro Cultural de Sant del Vallés, colaborando en l restauración del Claustro de su Monasterio y promover el arte junto con el Museo Contemporáneo de Barcelona. Carlos también dona una de sus obras al Real Club Naútico de Barcelona y dona otra obra titulada: ”Al Diario AVUI por sus méritos”, a dicho periódico catalán.

 

FOTOS Y  DOCUMENTOS DE BARCELONA

 

Carlos Acosta dejará expuestas sus obras en las colecciones del Ayuntamiento de Barcelona, en la Generalitat de Cataluña, en la Catedral de Barcelona y en la Biblioteca de Cataluña. Su paso por la ciudad no fue en vano, pero nunca pudo esperarse lo que le sucedió después.

El  10 de mayo del año 2005, fecha que nunca olvidará, Carlos pasea por La Rambla de Barcelona y se dispone a cruzar la calle, sin darse cuenta de que venía una motocicleta que en lugar de frenar, parecía ir acelerando según se dirigía hacia él, de tal modo que con el impacto le hace salir despedido por los aires y caer de lleno sobre el asfalto bastantes metros después. Carlos siempre ha pensado que no fue un simple accidente, sino que se trató de un atentado.

Una ambulancia le trasladará al Hospital de Barcelona, donde es operado de urgencias, al tener las dos piernas completamente destrozadas y estar perdiendo mucha sangre por la femoral. La operación durará 10 horas, tras la cual le informarán de que será necesario hacerle más operaciones para reconstruir sus piernas, ya que tiene huesos astillados y desechos, por lo que será necesario hacerle un injerto de fémur y ponerle varias prótesis. Le advierten de que el proceso será largo y doloroso, quizás no pueda volver a caminar.

Después de la primera semana en el hospital, le trasladan a la Clínica Delfos, donde permanecerá ingresado 11 meses y será sometido a cuatro operaciones más. Durante todo ese tiempo Carlos permanecerá encamado, pero sin perder ni un ápice de su ánimo; dispone de una habitación para él solo y la utiliza como su estudio, ya que seguirá pintando semi- tumbado, con un caballete improvisado apoyado con almohadas en la cama, y lo hace gracias al material que le proporcionan los enfermeros y un muchacho llamado Martín, recepcionista del Albergue San Juan de Dios, donde Carlos se alojaba antes de sufrir el accidente. Martín le lleva papel, lienzos y pinturas cada semana, también le hará recados como enviarle cartas, recargarle el móvil o llevarle libros y música clásica. Carlos hace así muchísimos dibujos, enviando parte de su obra por correo postal a la Biblioteca Nacional y manteniendo el contacto con la prensa. Carlos recuerda que la habitación estaba en la quinta planta y tenía muy buenas vistas por la ventana, desde allí pudo ver los fuegos artificiales de la Noche de San Juan, que para él fue todo un regalo. Después de las cuatro operaciones, le dan el alta y Carlos  será trasladado en una ambulancia con su silla de ruedas al Albergue de San Juan de Dios, pero Carlos está aún tan débil que a los pocos días es preciso ingresarlo, esta vez en el Centro de Rehabilitación de Santa María de Marichalar, donde le darán unas fiebres muy altas que las monjas no consiguen bajarle con nada, por lo que le será trasladado al Hospital del Mar, donde le diagnostican una neumonía. Permanecerá ingresado hasta su total recuperación, y mientras tanto, de lunes a viernes, le llevarán en ambulancia a la Clínica Delfos para que haga allí la rehabilitación. Cuando Carlos reúne fuerzas suficientes, pide el alta para irse a Maracaibo, aún en silla de ruedas toma el avión desde Barajas.

En Maracaibo terminará de recuperarse pero, la fractura de las dos piernas a los 52 años le dejará secuelas, ya que a partir de entonces arrastra una cojera y lleva la pierna derecha rígida, porque no puede flexionar la rodilla; tampoco puede agacharse ni correr y le cuesta mucho subir y bajar escaleras, pero es capaz de mantenerse en pie y recorrer toda una ciudad andando.

 

DOCUMENTOS CLINICA DELFOS

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

VENEZUELA

                        (2006-2007)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Cuando Carlos vuela hasta Caracas en el año 2006, con la intención de pasar una temporada en casa de sus padres para acabar de recuperarse, lleva el dinero del seguro que le ha dado su abogado por la indemnización del accidente en un sobre, dinero que necesita para pagar su próxima operación. Después de dejar sus cosas en el hotel donde va a pasar la noche, se acerca al Ministerio del Interior para ofrecer la donación ce uno de sus cuadros, lo que rechazan de pleno diciéndole: -¿Cómo quiere que aceptemos un cuadro suyo si usted está en contra del Gobierno?-. Cuando Carlos coge un taxi de vuelta para el hotel, nota que un coche les está siguiendo y, antes de llegar, un vehículo de la policía les para y le piden a Carlos que muestre todo lo que lleva. El taxista le dice que es mejor que les dé dinero a los policías para que le dejen tranquilo, y entonces Carlos les da cien euros. Cuando por fin llegan al hotel, Carlos pide la cuenta para irse al día siguiente, porque sabe que le están vigilando.

Llega a casa de sus padres y Oscar d’Empaire, que se había enterado de su accidente, le telefonea para preguntarle cómo está; Carlos irá a ver una exposición de las esculturas del señor d’Empaire montado en su silla de ruedas.

Pasada una semana, Carlos sigue teniendo muchos dolores en las piernas, así que decide ingresarse en la Clínica Maracaibo, donde le operarán por sexta vez. Permanecerá ingresado 15 días y al volver a casa de sus padres, se dedicará a hacerse la rehabilitación él mismo, practicando una serie de ejercicios durante 45 minutos, tres veces al día, gracias a lo cual conseguirá andar con muletas en el año 2007. Esa sería la última vez que vería a su madre, que fallecería en el año 2017.

Carlos tuvo el presentimiento de que ya no volvería más a Venezuela, y como sabía que en su país había mucha miseria, se llevó un lote de dibujos hechos en París entre 1980 y 1982 y además, recopiló todos los dibujos y cuadros que su madre aún conservaba en su casa, pintados entre 1969 y el año 2000, para donarlos a la Iglesia de la Cruz, que colaboraba con COFAM (Colectivo de Familias Adoptantes de la Asociación Creixer Junts), donde los subastaron y compraron comida para repartirla entre los más necesitados.

Desde el primer momento en que Carlos puede caminar, empieza a participar activamente  contra la política de Chávez, escribiendo cartas contra su gobierno que serán publicadas en el Diario Panorama y participando en manifestaciones, como la que hubo en la Plaza de Bolívar de Maracaibo en la que los periodistas organizaron una protesta en defensa de la libertad de expresión. Carlos se mantuvo en pie en el estrado, hablando con su micrófono en la mano, junto a la bandera venezolana, como se puede ver en una foto que le hizo el Diario Maracaibo.

Ese 27 de junio del 2007, Día del Periodista, Carlos se hermanó con los comunicadores zulianos para realizar una cadena humana por la libertad de la prensa. El pintor ofreció en el acto uno de sus cuadros, inspirado en las realidades venezolanas, para apoyar la causa. Después de ésta manifestación multitudinaria, Carlos fue a renovar su pasaporte y su D.N.I. venezolanos, en la comisaría de Maracaibo se lo denegaron, por lo que sólo podía permanecer tres meses más en el país, antes de ser arrestado; además era posible que, dada la situación, su vida corriese peligro, por lo que decidió regresar a España.

Carlos recuerda que cuando nació, la llamada dictadura de Pérez Jiménez le había parecido un buen gobierno, ya que éste presidente había dotado a Venezuela de todas sus infraestructuras y de todos los edificios importantes que existen hoy en día. También fue una época donde la gente disfrutaba de una vida tranquila y  seguridad por las calles, con la moneda en auge y la comida y los artículos de primera necesidad muy baratos.

Después gobernó Raul Leoni, al que sucedió Rómulo Betancourt, que continuaron manteniendo gran seguridad y estabilidad económica en el país. Fidel Castro buscó entrar en Venezuela, pero el presidente Betancourt se lo impidió, motivo por el cual sufrió un atentado en la Avenida de los Próceres, del que por fortuna salió con vida. Más tarde entraría en el gobierno el Doctor Rafael Caldera, gran defensor de la religión cristiana, fue considerado un pionero en la construcción de la democracia en Venezuela, además participó en la redacción de la Primera Ley del Trabajo implantada en Venezuela, que defendía a los obreros y logró concluir el proceso de pacificación de los movimientos guerrilleros insurgentes de izquierda que se alzaron contra los gobiernos de Betancourt y Leoni a principios de los años 70; pero el gran error de su segundo mandato fue la concesión de un indulto a Hugo Chávez y a los militares que se alzaron contra el gobierno de Carlos Andrés Pérez en 1992,que no fueron condenados ni inhabilitados para ejercer cargos públicos. A pesar de ello, el siguiente mandato de Carlos Andrés Pérez, trajo progreso para todos, pero con su  sucesor Jaime Lucinchi, Venezuela declina, por lo que pasó a gobernar en su segundo mandato Rafael Caldera, pero el pueblo insatisfecho pide el retorno de Carlos Andrés Pérez, para que saque al país de la crisis en la que ha entrado; aprovechando esa inestabilidad, Hugo Chávez derroca la democracia con un golpe de estado en el año 1998, cuando todos los presidentes anteriores habían sido personas cultas e intelectuales, Chávez no tiene ninguna preparación para gobernar el país. Lo primero que hace es ir contra la cultura venezolana, sin tomar en cuenta las tradiciones ni su representación en el extranjero, con lo que dio por muerta la actividad de los artistas plásticos venezolanos de entonces, y censuró a los escritores y actores reconocidos a nivel mundial; lo que buscaba era forjar su propia cultura en unión de la cubana castrista, eligiendo él mismo a los nuevos artistas que representarían a partir de entonces a Venezuela, según su directriz. Esto quiere decir que el golpe de estado también fue para la auténtica manera de expresarse de los venezolanos, algo que él camufló llamándolo “revolución bolivariana”, que era totalmente contraria a la democracia. Carlos notó la censura y el rechazo brutal tanto en carne propia como en la de sus compañeros, a los que se les empezaron a cerrar todas las puertas en su propia tierra, si no apoyaban al régimen chavista. A partir del año 1998 Carlos ya no volvió a exponer sus cuadros en Venezuela. Carlos pintó un cuadro titulado: ”Sangre en el lago de Maracaibo” que expresa todo el dolor que sentía por lo que estaba pasando en su país. La pesadilla ahora se repite con el dictador Nicolás Maduro, mientras Carlos espera paciente el fin de su cruel mandato, que ha obligado a miles de venezolanos a renunciar a todo y marcharse fuera. Maduro está en el punto de mira de la prensa internacional, con el país en quiebra por la mayor deuda interna de su historia y ciudadanos paralizados por el hambre, la miseria y el miedo ante la total inseguridad en las calles. De todos es sabido que el presidente Trump de Estados Unidos está tomando medidas para derrocar a Maduro, que a su vez está protegido por el régimen castrista. Se espera un desenlace que frene tanta maldad para éste 2018.

ENLACES

Mundodemocraciaartevenezuela.blogspot.com

Contrachavezmiarte.blogspot.com

Venezuelaocubazuela.blogspot.com

Venezuelanomadurozuela.blogspot.com

Requienrojitovenezuela.blogspot.com

Poleograndechavezenano.blogspot.com

Dictadoresuertosporlapreciondelpueblo.blogspot.com

Cacaocahvezano.blogspot.com

Laslibertadessonsagradassonpropiedad.blogspot.com

Chavezexpulsaalosvenezolanossinhacer.blogspot.com

Chaveztevoyasacardemiraflores.blogspot.com

Ledezmademocraticochavezdictador.blogspot.com

Chavezyelhotelvillamagnademadrid.blogspot.com

Mussolinihitlerychavezsonlosmismos.blogspot.com

Gritoschavezmadridasecinocriminal.blogspot.com

100000vilenciamuertoschavez.blogspot.com

Lapalabraesunregalodelcielogratuito.blogspot.com

Ofrendomicurriculumprensaopsicionvla.blogspot.com

Malditaizquierdareflexiones.blogspot.com

Sigamosjesucristoluchandocontralaimp.blogspot.com

Siempremiobrapictoricaporlajusticia.blogspot.com

Lamemoriahistoricadefidelcastro.blogspot.com

Noabrazoiraniamericalatina.blogspot.com

Jaquematealasizquierdas.blogspot.com

Carlos Acosta Azuaje/Derechos Humanos

Mundodemocraciaartevenezuela.blogspot.com

 

 

PONER ARTICULOS DE PANORAMA Y DIBUJOS  CARPETA = CONTRA CHAVEZ

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

MADRID

                        (2007-2011)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

En el 2007 Carlos conoce en Madrid al actor venezolano Héctor Sánchez, uno de tantos exiliados que espera poder volver algún día a Venezuela. Se hacen amigos y Carlos le regala un retrato de Simón Bolívar (personaje del que Carlos Acosta haría una iconografía desde que la primera vez que le pintó a los 24 años). Héctor fallece en Madrid si haber cumplido su sueño de volver a su patria y el cuadro es heredado por su hija, que un día llama a Carlos por teléfono para preguntarle por cuánto podría vender su cuadro; Carlos no sabe darle un precio exacto y entonces ella lo lleva a una de las galerías de arte más importantes de Caracas para que se lo tasen, pero le dan un desagradable sorpresa la decirle literalmente que “está prohibido decir el nombre de Carlos Acosta”; hasta ahí llegaba el veto del pintor en su país de origen. Por ese motivo Carlos siempre ha temido ponerse en contacto con sus familiares, temiendo que puedan tomar represalias contra ellos, ya que sospecha que le vigilan incluso por internet.

Carlos regresará a Barcelona y lo primero que hace es pasarse por la Clínica Delfos, ya andando, para visitar a los médicos y enfermeros que le atendieron y que se llevan una grata sorpresa al verle, les lleva uno de sus cuadros de regalo. Luego desde Barcelona, Carlos viajará a Madrid, donde organizará una exposición, y acto seguido, aún con muletas y en un derroche de energía, en el 2008 se irá a Tokio, haciendo escala en París, con un cuadro bajo el brazo que entregará en la Embajada de Venezuela en el Consulado General de Hong Kong.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

HONG-KONG

(2008)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Salida del aeropuerto del Prat en Barcelona

 

 

 

Cuando Carlos llegó al hotel donde se iba a hospedar, preguntó al recepcionista si había alguien en el hotel que hablara francés, y le presentaron al chef, que resultó ser también el director del hotel. Carlos y el director comían juntos todos los días y charlaban mientras tanto, un día Carlos le preguntó el motivo por el que había dejado Francia, el cocinero y dueño del hotel le contestó  que allí los sueldos eran muy bajos, pero que en Hong-Kong se ganaba muchísimo más dinero, tanto que había conseguido montar su propio negocio. Carlos se encontrará con una ciudad efervescente, donde se vende de todo y todo es una ganga. Por las calles circulan culíes esquivando a los taxis, las calles son como un hormiguero de europeos, africanos, japoneses, malayos, indios y norteamericanos, que a Carlos le cuesta atravesar. L a bahía está surcada por juncos chinos de velas color carmesí y la comida es de mil colores y sabores. Carlos admiraba los dibujos y la caligrafía zen, pero llegó a la conclusión de que todos tenían el mismo esquema y eran como calcados unos de otros, como si no tuvieran libertad para pintar y expresarse de otra manera. Comprobó que los pintores chinos nunca firman sus obras, sino que ponen el nombre de su maestro precedido de la frase “discípulo de…”.

La experiencia le serviría para darle un toque oriental a sus obras posteriores.

Ver Carlos Alberto Acosta Azuaje/China.

 

 

 

 

 

 

 

Carlos Acosta en una exposición en Hong-Kong

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

MADRID

(2008-2011)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Carlos  regresa a Madrid y participa en la campaña que organizó el CGAE (Colegio de Abogados) llamada “Caravana de los Derechos Humanos”, con su obra titulada: “La Justicia”, un cuadro que representa el compromiso del pintor con la Defensa de los Derechos Humanos.   La caravana fue una exposición itinerante por todo el estado español, en Madrid estuvo “aparcada” durante 15 días en la Plaza de España. Cuando terminó la gira, Carlos hizo entrega de su cuadro al Colegio de Abogados.Desde finales del siglo XX, el arte y la cultura se han sido degradados progresivamente hasta perder gran parte de su valor y las galerías de arte de Madrid fueron cerrando por falta de recursos, ya no se vendían cuadros como antes. Ahora los cuadros se diseñan por ordenador y se fabrican en serie, por lo que son mucho más baratos que los pintados a mano. El Estado Español ha llevado a cabo una persecución a los artistas por medio de Hacienda, hasta dejarlos en la ruina, ellos no cotizan y tampoco tienen derecho a una jubilación digna. Hoy en día, si no te manejas en Internet, estás totalmente desfasado, porque lo que impera son las Redes Sociales. Parece que la Era Digital está destruyendo el valor de las cosas auténticas.

Por aquél entonces Carlos estaba sumergido de lleno en su faceta de cuidador a domicilio de enfermos y reportero, por lo que le daba más importancia al paliar el sufrimiento de la gente que a pintar. En el año 2010 Carlos estuvo defendiendo a Antonio Meño, un muchacho que fue a hacerse una operación del tabique nasal en la Seguridad Social y se quedó en la cama con medio cuerpo paralizado, sin esperanzas de recuperación, por exceso de anestesia. Los padres de Antonio lo denunciaron a la prensa y el caso llegó hasta los Juzgados de la Plaza de Castilla. Antonio Meño y su madre se instalaron en una tienda de campaña frente al Ministerio de Justicia y se quedaron allí viviendo, hasta que se celebró el juicio en el Tribunal Supremo. Todo esto se puede ver en los enlaces: carlos acosta Azuaje/antonio meño, salida de antonio meño para el supremo para el juicio, parte del discurso del abogado Bertelli, respuesta a la carta del Ministerio de Justicia Español.

Carlos había conocido a la ex cónsul de Cuba Raquel di Porro, mientras paseaba su perro por Plaza de Castilla, era una abogada que había estudiado la carrera en la Universidad de La Habana, y se había graduado en la misma promoción que Fidel Castro. Ella fue cónsul durante el mandato de Fulgencio Batista, pero luego tuvo que marcharse del país porque estaba en contra del “castrismo”. Raquel di Porro le facilitó a Carlos un gran dossier que contenía abundante documentación de todo lo ocurrido desde que Fidel Castro había instaurado su régimen político en Cuba; por supuesto, Carlos lo colgó todo en Internet. La ex cónsul introdujo a Carlos en el gran círculo español de oposición a Castro. En el año 2012, Raquel di Porro le invitó a un acto en el Circulo de Bellas Artes de Madrid, por la Defensa de los Presos Políticos Cubanos, acto en el que dio una conferencia la Presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre. Carlos viajó expresamente desde París (donde se encontraba entonces) para asistir al evento, donde entregó uno de sus cuadros, había pintado para la ocasión. Carlos ya había tenido contacto con Cuba anteriormente, ya que cuadros suyos se donaron allí, uno de ellos en la Casa de las Américas de La Habana en 1983, con motivo de Bicentenario de Bolívar, y otros dos  en la Embajada de Cuba en 1997, con intenciones pacíficas. Carlos siempre había apoyado al pueblo cubano durante la dictadura de Fidel con sus reportajes en Internet, que seguían todos los periodistas tanto venezolanos como cubanos, opositores de las dictaduras. Ver enlaces en Internet: declaraciones de una cónsul de cuba de batista, baracuteycubano.com, apoyaracubayvenezuelanoesdedemocratas. blogspot.com.

DOCUMENTOS DE CUBA Y DE RAQUEL DI PORRO

Carlos se quedaría 6 meses en Madrid para seguir con sus actividades, una de las cuales fue asistir a la presentación del libro de Carlos Montaner “Cuadernos de Cuba”, libro contra el régimen castrista, en el Centro de Bellas Artes, donde el pintor le haría una entrevista al concluir el acto, el 19 de junio del 2012.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

JERUSALEN

(2011)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Carlos  viajó a Israel desde Madrid, haciendo escala en París, porque quería visitar durante una semana la cuna de la fe judeo-cristiana; un lugar que consideraba mítico e imprescindible en su trayectoria por el mundo, para él una ciudad llena de luz, historia y poesía; así mismo quería descubrir la cultura hebrea, ya que Carlos considera que la huella del pueblo hebreo ha dejado su huella en Europa, ya que el 85% de la población occidental es de origen judeo-cristiano. Carlos notó un gran sentimiento de pertenecer a ese lugar sagrado desde que pisó su tierra, emocionado por estar en el escenario donde vivió y murió Jesucristo, que era judío.

Se las arregló bien para entenderse con la gente porque hablaban francés, por lo que no le fue difícil comunicarse.

Vio la cultura hebrea plasmada en cada esquina y lloró al subir al Monte de los Olivos y al pasear por la Vía Dolorosa hasta el Calvario. Contempló el Muro de las Lamentaciones y consiguió hacer reportajes de todo ello. También visitó el museo del Rey David, que le pareció extraordinario, donde pudo ver la tumba de dicho rey, que es una pirámide de dos metros de altura , que se encuentra al aire libre en la azotea del edificio, desde donde se puede divisar la zona más antigua de la ciudad y sus monumentos. En la planta central del museo hay relieves, restos arqueológicos, cerámicas y documentos sobre la época, donde se narran las guerras en las que participó el Rey David para defender a su pueblo. La guerra continúa, pero ya no hay un Rey David que los defienda.

Para ampliar la información sobre éste viaje de Carlos, se pueden ver los videos que tiene colgados en You Tube, poniendo por separado: carlos acosta azuaje/jerusalen, carlos acosta Azuaje/palestina.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

PARIS

(2011-2017)

 

 

 

 

 

 

 

 

Carlos vuela desde Madrid hasta París la Nochevieja del 2011, con el propósito de reencontrarse con la maravillosa ciudad que descubrió en 1980 y hacer reportajes de los museos de arte, pero se lleva una gran decepción cuando se encuentra con un París desfigurado y triste…todo el glamour de la Belle Epoque ha desaparecido y por las calles o en el metro se cruza con caras agresivas que llevan odio en la mirada. La ciudad está desconocida, parece desamparada, sumida en un halo de incertidumbre, con un alto índice de delincuencia, pobreza y desempleo. A Carlos le robaron varias veces, la cartera en una biblioteca, el ordenador, el móvil, la cámara de fotos…hasta el punto de que llegó a dormir con ellos.

Carlos se encontraba todas las mañanas con un rabino de gran barba y siempre se saludaban al pasar frente al Musee d’Art et d’Histoire du Judaisme, lugar donde están los cuadros de Max Chagal. Era el único que le daba los buenos días diciendo “Shalom”.

Por las fronteras abiertas han entrado multitud de árabes que, instalados y ocultos en sus centros de operaciones, preparan y llevan a cabo una serie de atentados terroristas, sembrando el pánico y el caos entre la población francesa, como sucedió en la sala de fiestas Bataclán o el del paseo marítimo de Niza. Había mucha inseguridad y las sirenas de los coches de la policía no paraban de sonar día y noche.

Carlos empieza una cruzada para salvar a Francia por medio de sus reportajes en Internet, como periodista independiente, se dedica día a día, desde las seis de la mañana, a recorrer las calles de París y denunciar lo que sucede, entrevistando a personas que le contaban lo mal que lo estaban pasando, parados, mendigos, ancianos, exiliados, inmigrantes, gente desolada que considera la verdadera protagonista de su tiempo. Ahí vemos al Carlos más comprometido y humano, al guerrero defensor de voz solemne, cuya prosa se convierte en ocasiones en poesía y cuya palabra describe, con la misma fuerza que impregna en su pincel, rasgos y escenas de las injusticias que se callan pero que para él nunca pasan desapercibidas. No para de defender a toda costa a los auténticos franceses y por supuesto a Marie Le Pen. Carlos sufrió por todo ello una feroz persecución por parte de las instituciones, pues le negaron el acceso a la Biblioteca Pompidou y a la Biblioteca Forney, que era donde solía colgar sus reportajes en Internet, diciéndole que estaba confabulando contra el país; incluso un día tampoco le dejaron entrar en Notre Dame, resulta que el vigilante era árabe. Esos serían sin duda los años más difíciles y conflictivos en la vida del pintor. A pesar de todo, Carlos era feliz viviendo en París, se sentía fuerte resistiendo la presión y escribiendo sus artículos, porque muchos seguidores le mostraban su apoyo y le daban las gracias por lo que estaba haciendo por el país. También cooperaba con la prensa venezolana, española y cubana de oposición a la dictadura y en un comentario sobre él colgado en Internet, llegaron a decir que era “Le plus grande communauté professionnelle au monde”.

En una ocasión en que se acercó al suburbio de Saint-Denis, con la intención de visitar la Abadía en la que está enterrada la monarquía francesa, no se percató de que aquél era un lugar peligroso, caldo de cultivo de terroristas musulmanes y cuando andaba confiado por la acera de la Rue du Farbourg, le intentaron atropellar de nuevo; ésta vez se trataba de un coche oscuro, con los cristales tintados, que fue directo hacia él a gran velocidad, por fortuna Carlos lo vió venir y saltó a un lado, con lo que consiguió esquivarlo, pero no tuvo la misma suerte un hombre que caminaba a unos metros delante de él, ya que el coche le impactó de lleno y salió despedido por los aires, quedando inerte en la calzada. El coche se dio a la fuga a gran velocidad y Carlos se quedó aterrorizado, viendo cómo la gente rodeaba al cadáver y al rato llegaba la ambulancia y se llevaba al hombre cubierto con una sábana.

Pero ni éste ni otros ataques de los que fue objeto le hicieron plantearse el irse de París; en cierto modo, le resultaba emocionante el riesgo y no podía quedarse impasible ante los que estaba sucediendo en la ciudad.

En el 2012 Carlos dormía en un pasaje cubierto anexo al edificio de la Cité Internationale des Arts, una residencia de artistas donde los precios eran prohibitivos, ya que solamente podían dormir allí unos pocos privilegiados, a pesar de que se dijera que era una fundación de utilidad pública. Compartía espacio con su saco de dormir con otras personas sin hogar de las que se hizo amigo, una de ellas era una dama francesa de unos 80 años, de gran porte y elegancia, de la que Carlos sospechaba que había pertenecido a la nobleza, pero ella nunca quiso desvelar su identidad, ni siquiera su nombre. Sabía mucho de arte y trataba a Carlos con tanto cariño como si fuera su hijo, le conseguía ropa y zapatos y le invitaba a que pintase, mostrando admiración por sus dibujos, le contó que ella había vendido cuadros de Modigliani, pero no se sabe si era coleccionista o tuvo su propia galería de arte. Con ellos estaban dos españoles, un Vigilante de Seguridad llamado Manuel, que era de Madrid y Jose Luis, poeta y artista plástico.

El resto del grupo lo componían cinco sudamericanos: Sergio, un profesor de matemáticas colombiano, Jockey Blas, que como su nombre indica era jinete de carreras de caballos, un cocinero llamado Favio y por último estaba Guillermo, que trabajaba en la construcción. Con  ellos pasó una temporada un suizo, que protagonizó un bonito encuentro cuando su esposa vino a buscarle y se marcharon juntos.

Carlos iba todas las tardes a la Parroquia de Saint-Paul Saint-Louis donde conoció al padre François Bertoret, un jesuita de gran vocación que seguía oficiando la misa a pesar de estar enfermo. Aquella iglesia le gustaba muchísimo a Carlos porque era un lugar lleno de luz que inspiraba fraternidad; el altar estaba sobre una plataforma circular dorada que simbolizaba el mundo cristiano y por la cúpula se filtraba un rayo de sol que caía directamente sobre él; era una enorme tumba, en sus catacumbas estaban enterrados los jesuitas víctimas de Napoleón.

A Carlos le reconfortaba hablar con el padre Bertoret y escuchaba con calma su voz bondadosa y sus consejos; mientras estaba allí, Carlos defendía la iglesia de la entrada de personas “non gratas” y como el padre acabó teniendo que usar una silla de ruedas, Carlos le sujetaba en pie en el momento de la consagración.

Hay entrevistas y reportajes sobre éste personaje entrañable en los enlaces de YouTube: François Beroret ss.jesuita interview y François sacerdote jesuita ejemplo de amor y vocación.

Carlos pasaría sus últimos años en Francia durmiendo en el CHAPSA de Nanterre, un Centro de Alojamiento y Asistencia para Personas sin Hogar, en el barrio de ese nombre que está a 12 kilómetros de París. Todos los días a las seis de la tarde Carlos subía a un autobús del SAMU Social Hauts de Seine, que le llevaba hasta allí desde Les Champs Elysées, atravesando un largo túnel que comunicaba con Nanterre. En el centro había personas enfermas y en silla de ruedas a las que no correspondería estar allí, mezcladas con mendigos y “clochard” que es como llaman allí a los vagabundos. El CHAPSA era un refugio de emergencia que funcionaba los 365 días del año, con una permanencia ilimitada, proporcionando alojamiento, ducha, cena y desayuno. Las habitaciones eran de cuatro y ocho camas, se podía entrar a partir de las 16:00h. hasta las 9:00h. de la mañana del día siguiente; los usuarios se beneficiaban de una consulta médica.

Ni qué decir tiene que Carlos Acosta acabó hablando el francés perfectamente y se pueden escuchar sus reportajes narrados en los dos idiomas, español y francés.

Ver enlaces en You Tube:

Victor hugo miserables/ pamiserables parís

Carlos alberto acosta Azuaje/reflexión/parís/29/7/2011

Francia realidad biblioteca forney parís/carlos Alberto acosta Azuaje

Malas hierbas en parís?/reflexión por carlos Alberto acosta Azuaje

Educación de Francia contra ilegalidades existentes/reflexión por carlos Albert acosta Azuaje

Francia bebes por aumentar corrupción de izquierda/reflexión por carlos Alberto acosta Azuaje

Carlos Alberto Acosta Azuaje/musee d’art et d’histoire du judaisme

Carlos Alberto acosta Azuaje/museo picasso

Carlos Alberto acosta Azuaje/centro pompidou

Carlos Alberto acosta Azuaje/museo d’orsay

Museo de louvre/pintura española/carlos Alberto acosta Azuaje

Carlos Alberto acosta Azuaje/marine le pen

Marienlepenlagrandevictoirede2017. blogspot.com

Este es el parís que duerme en la calle/carlos Alberto acosta Azuaje

Amour pour france forte/carlos Alberto acosta Azuaje

Monartpourquittechollande. Blogspot.com

El racismo en el albergue de nanterre en el 2014

Porque violencia de los árabes en Francia/reflexión carlos acosta azuaje

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

CARLOS   PERIODISTA

 

Carlos empieza a dedicarse al periodismo en el año 1998, haciendo videos, entrevistas y reportajes por la calle, afición que se acentúa a partir del 2007, tras su salida forzosa de Venezuela, llegando a hacer hasta 15 reportajes diarios que colgaba en su blog.

Carlos desarrolla un estilo directo, audaz, rotundo, sabiamente hilado y bien documentado, atacando la ignorancia, las desigualdades y la incompetencia, defendiendo a los desprotegidos y sacando a la luz lo que ocurre en una sociedad que ya no defiende a los que más débiles, a los que más lo necesitan.

Precisamente en el año 2001 se empezó a considerar el periodismo como una profesión liberal, esto quería decir que para formar parte de la prensa ya no era necesario el título de Ciencias de la Información, porque sólo se requería la expresión directa y coherente de un texto; entre los países de Europa que aceptaron ésta modalidad estaba España.

Carlos Acosta está en Blogger desde el año 2007; el primer blog que publicó fue: Sin Demagogia.ccarlosacosta.blogspot.com, donde pueden verse muchas de sus obras y documentos importantes. Carlos está en WordPress, Twitter,YouTube, Facebook, Linkedin, Sonico, Myspace, Google+, Google.com, Yahoo, Flickr y Uklndex. Tiene más de 100 enlaces y más de 1000 videos en la red, en la mayoría de los cuales se le ve hablando en primer plano.

ENLACES

 

Carlos Acosta Azuaje Dossier

Carlos Acosta Azuaje Biografia

Carlos acosta Azuaje/real academia de san Fernando

Carlos acosta Azuaje/biblioteca nacional

Carlos Alberto acosta Azuaje/prensa

Carlos Alberto acosta Azuaje/periodismo

Carlos Alberto acosta Azuaje/reflexiones

Ccarlosacosta.blogspot.com

Carlos acosta Azuaje/homenajes

Carlos acosta Azuaje/racismo

Carlos acosta Azuaje/museos

Carlos acosta Azuaje/embajadas

Proyecto del mural por la paz de medio oriente

Productodelaantidemocracia.blogspot.com

desintegracionsocialismosigloXXI

carlosalbertoacostaazuaje/abogadosdeoficio

Laiglesiacatolicadefiendedemocracia.blogspot.com

Carlos acosta Azuaje/inmigrantes

En conversación con un judío sobre cristo jesus en paris/carlos acosta Azuaje

Carlosacostasite.wordpress. com

Loimportantedeldiariodeanafrank.blogspot.com

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

MADRID

  (2018)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Carlos regresa a Madrid en la Nochevieja del 2017, exhausto por los episodios vividos en París y lleno de amargura por la noticia de la muerte de sus madre, después de muchos años sin volver a verla, ni siquiera ha podido ir a Venezuela al entierro. Siente que es la mujer que más ha querido en toda su vida y que ahora la ha perdido para siempre.

Carlos duerme en el Albergue Centro de Acogida Municipal para Personas Sin Hogar del Pinar de San Martín, que está detrás de la estación de Príncipe Pío, y va a comer a diario al comedor social de las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paul, que está en el Paseo del General Martínez Campos, muy cerca del Hotel Miguel Angel donde una vez expuso sus cuadros y del Museo Sorolla, en el que tantas cosas hizo en los buenos tiempos. Ahora nadie le reconoce por la calle con su cabello largo y blanco y su espesa barba, que le dan un parecido asombroso con Papá Noel. Va a cumplir 65 años, muy lejos de cuando empezó a pintar con tan sólo 15. La palabra jubilación no le dice nada, pues quiere seguir haciendo cosas, ya que se siente aún joven y su espíritu continúa inquieto, uno de sus objetivos es introducir su obra en el Museo Reina Sofía, donde sólo están los pintores que tienen una trayectoria de más de 35 años.    Ahora su trazo al dibujar es más fuerte y seguro, la suma de todos los trazos anteriores, un trazo sencillamente magnífico.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

BIBLIOGRAFIA EN LA QUE SALE EL NOMBRE DEL PINTOR CARLOS ACOSTA

 

Directorio de Arte en España Arteguía, ediciones Fernán–Gómez, años 1985,1986,1987,1988,1989,1991,1992,1993,1996,1997,1998 y 1999.

WHO’S  WHO  in  International Am 1994, 1995, 1996 y 1997.

Catálogo de Pinturas del Museo Municipal de Madrid (actual Museo de Historia) editado por el Ayuntamiento en 1990.

Concejalía de Cultura 1990.

Diccionario de Pintores y Escultores Españoles del Siglo XX, editado por Forum Artistas en 1994.

Diccionario de Artistas Contemporáneos de Madrid, ediciones Fernán–Gómez. 1986.

Catálogo de Pinturas del Museo de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.

Biblioteca Nacional. Buscar por Carlos Acosta (1953).

Diccionario General del Zulia.